[Joaquín]
Decidí prepararle una sorpresa a Emi, él ha tenido mucho trabajo y aún así, me cuida mucho. Además, sería una forma de disculparme con él, porque he estado haciendo muchas rabietas y, aunque no lo dice, sé que le molesta eso.
Regresé de la escuela y después de acomodar mi mochilita azul pastel en su lugar, comencé a buscar los ingredientes necesarios para preparar una bandeja llena de galletas.
Hice la mezcla para las galletitas, y le puse muchas chispas de chocolate al momento de meterlo a hornear.
Puede que sé sorprendan, pero sip, sé cocinar muy bien, mi mami me enseñó desde que tenía 6 años y quería hacer un pastel de cumpleaños para mi Mailo.
Después de tener que esperar un par de minutos -en los que el delicioso olor saliente del horno me hacía salivar-, por fin se dió el momento en que tenía que sacar mi deliciosa creación, con mucho cuidado, porque si me lastimo Emi me puede regañar y no quiero eso. Dejé que se enfriaran en lo que busqué un pequeño tupper que tenía dibujitos de ositos bebés, cuando lo encontré, acomodé las galletas con un pequeño mensajito que había escrito para él, el cual decía: "Gracias por siempre hacerme feliz, por ayudarme a superar mis inseguridades, por hacerme ver qué soy bonito, por enseñarme muchas cosas, por tenerme paciencia, soportar mis berrinches y más que nada, por amarme tanto como yo a ti; gracias por todo, te amo mucho, ricitos".
Llamé un taxi, justo como Emi me había enseñado, y en menos de 5 minutos ya estaba afuera; subí a él, le dije la dirección donde estaría mi «muy» bonito novio trabajando y en menos de 20 minutitos, ya estaba frente al gran edificio. Entré en él, saludé a Lucecita -la recepcionista-, una muchacha muy bonita de cabello rojito y mechas un poco moradas, que tenía una, también, muy bonita novia llamada Alexia, que es más alta que ella.
Subí al elevador, tardó un par de segundos en llegar hasta el último piso, cuando me acerqué a la oficina de Milo, me fijé que no estaba Mateo, un hombre muy enfadoso y que siempre quiere hacer cosas para llamar la atención de Emilio, pero nunca lo logra, ush, es una persona muy fea.
Entré a la oficina de Emilio y mis ojitos no tardaron mucho en llenarse de lágrimas, ese tonto había besado a Emilio, y aunque él se quitó al segundo, yo ya estaba sollozando por esa escena. Me dolió mucho, mi corazoncito dolió.
Emilio me miró y rápido vino a abrazarme, yo hice lo mismo, y él seguía ahí viéndonos.
-E-Emi -sollocé.
-Amor, tranquilo, no llores bonito.
-Pe-pero ¿Por qué te besó? -la voz de "ese", fue la que escuché y no la de mi Emi.
-Fácil -se encogió de hombros con una horripilante sonrisa -Emi me gusta y, él merece un novio como yo, no un niño berrinchudo como tú -me enojé.
-¿Ah sí? -sentía mi pancita revuelta por el enojo -pues tú eres un tonto y eres muy feo, por eso Emi está conmigo y no contigo -borró su sonrisa y yo me puse poquito feliz. -Además, Emi odia que le digan Emi, solo me deja a mí porque me ama mucho -defendí.
-¿Seguro? Porque- -Emilio lo interrumpió.
-Ya basta -dijo muy serio. -No voy a dejar que sigas diciendo estupideces y, menos que vuelvas a intentar besarme, como ya lo sabes tú y todas las personas de esta empresa, Joaquín es mi novio -sonreí al escucharlo -no me interesa estar con nadie que no sea él -me miró con sus ojitos brillantes -es perfecto para mí, yo lo amo tal y como es, con sus berrinches, sus rabietas, su adicción a los postres dulces, sus juegos, con todo, yo lo amo por quien es -le dí un pequeño piquito en sus bonitos labios.
-Enserio Emi, pero yo- -Emilio lo volvió a interrumpir.
-Mi Joaco ya te dijo que odio que me llamen "Emi" -ja, por feo.
-Bueno -rodó sus horribles ojos color tierra -¿Y qué pasará conmigo?
-Oh, eso te lo puede decir Joaquín -ambos miramos a Milio -tú decides mi amor, ¿Quieres que lo bajemos de puesto o...? -dejó la pregunta al aire y yo sonreí para mirar hacia Mateo y "sacarle" la lengua.
-Estas despedido -sonreí y me acurruqué en mi noviecito.
-¿Qué? No puedes estar hablando enserio.
-Sip, si lo hago, eso te enseñará a respetar a tus jefes y a no besar a personas con pareja. Lo que hiciste estuvo muy mal y mereces un castigo, jum. -Emi me miró sorprendido pero al final me dió un besito en la frente y me abrazó mucho más fuertecito.
-Ya lo has escuchado. Recoje tus cosas, ve por tu último cheque y por favor, nunca regreses -se fue muy enojado.
Nos soltamos del abrazo, caminamos hacia su escritorio, Emilio se sentó en su silla y yo en sus piernas, muy, muy cómodo.
-Amor, ¿Que tienes ahí? -señaló entre mis manos.
-¡Oh! Con lo que pasó se me olvidó que te traje una sorpresa -sonreí y él también lo hizo.
-¿Y que es, bonito? -le entregué el tupper y el lo destapó. -¿Tú las hiciste mi amor? -asentí emocionado -se ven muy bonitas, seguro están riquísimas, tenemos que probarlas -agarró una, la partió en dos y me dió un pedazo.
Ambos probamos la galleta y el hacia soniditos como "umm", espero le haya gustado, a mí sí me gustó, sabe mucho a chocolate y el chocolate es delicioso.
-¿Te gustó, Emi?
-Me encantaron mi amor, están deliciosas, ¿Acaso eres un chef experto y yo no lo sabía? -solté una risita tierna. -Amor ¿Por qué todo lo que haces es perfecto? -me sonrojé.
-Te amo, Emi -escondí mi cabecita entre su cuello y hombro.
-Yo mucho más, gatito.
Así pasamos todo el día, comiendo galletitas, dándonos besitos y Emi tratando de ganarme sobre quién ama más a quien, y es obvio que yo, porque yo lo amo desde antes de haberlo conocido, lo sé, mi corazoncito me lo dice.