Se dió cuenta de lo que sucedía cuando llegó a su nuevo departamento, a tan solo dos días de haber terminado oficialmente su antigua relación.
Fue como recibir un golpe de realidad en cuanto se giró para darse cuenta de que no había nadie ahí con el, diciéndole que tal vez debería de decorar un poco porque se veía todo vacío.
—Es lo mejor para ambos —se dijo a si mismo para tratar de levantarse un poco el ánimo.
Pero fue inútil, a los cinco minutos ya se encontraba llorando desconsoladamente sobre su cama, mientras rogaba que sus pensamientos de llamarle a su ex novio desaparecieran por completo, de que sus manos no anhelaran el calor de el cuerpo de Johnny tan desesperadamente.
Lo que más le dolía era el hecho de que aún se sentía culpable, la sensación permanecía en su pecho como constante recordatorio de que solo el había mandado a la mierda su relación por no saber lidiar con sus propios problemas.
No sabía que era peor; si salir herido en un lugar donde podía verse que a futuro no tendrían escapatoria o hacer que lo que tenían juntos quedase como una historia que contarían a sus nietos.
Sus manos temblaban cuando intentó tomar un poco de agua para tranquilizar su mente, no solo era el perderlo, si no darse cuenta de que al final del día se encontraba solo porque no era una persona muy sociable, hacer amigos nunca se le dió nada bien y ahora que todo había terminado con John, lo más probable es que sus amigos le odiaran.
Porque es algo común, tus amigos te apoyan en todo y automáticamente van a odiar a la persona que te hizo daño, hablarán mal de ella incluso si tú les dices que no hizo nada malo y cada que lo menciones, te dirán que fue un idiota por dejarte ir.
Volvió a caer en su cama, esta vez con la cabeza a nada de explotar y sintiendo que todo a su alrededor daba miles de vueltas.
Quería volver a sentir esos latidos desenfrenados en su corazón cada vez que Johnny le dedicaba una pequeña sonrisa, reír por sus chistes malos y pasear en la nieve para terminar acostados en ella, uno encima del otro, riendo como si hubiesen hecho la cosa más graciosa del mundo.
Y no podía, era imposible volver a sentirse así al lado de la persona que amaba, ya no había efecto sobre el.
Eso lo mataba lentamente.
Volvió a romperse cuando en una de sus cajas de mudanzas pudo ver una vieja camiseta de Johnny, la cual usaba cada vez que viajaban a las cabañas. Su perfume era muy fuerte, tanto que aún podía sentirlo incluso si solo la sostenía con sus manos a una distancia considerable.
—Idiota —se regañó cuando quedó sentado en el suelo, abrazando la prenda para buscar algún tipo de consuelo.
Solo era la costumbre; ver a Johnny pasear por la casa para encerrarse en su oficina, despertar con el aroma a café porque su novio adoraba tomarlo antes de empezar a trabajar, llorar con la certeza de que el limpiaría sus lágrimas y le diría palabras para tratarlo de consolar.
Necesitaba aprender a ser su propio soporte, no podía vivir e ir vagando por el mundo buscando a alguien de quien depender por completo. Había cometido ese gran error con su novio, no lo haría con nadie más, se sentía horrible.
Esa noche no cenó, aún se sentía mareado como para probar algo de la comida que había comprado a medio día. Solo se levantó de la mesa para ir al pequeño escritorio que tanto le costó armar, tomó una hoja en blanco de su cuaderno y un bolígrafo.
Recuerda haber escuchado de alguna terapeuta que el escribir era una buena forma para sacar todos esos malos pensamientos, no tenía que tener una estructura en sí, solo se trataba de buscar algo para desahogarse si es que no había nadie a su alrededor. Así que escribió.
"Dear John;
¿Recuerdas el significado de esa frase? Porque yo lo hago a la perfección.
Un verano soleado y dos corazones que no habían podido amarse gracias a las malas lenguas de terceras personas que odiaban verlos juntos.
Dear John porque fue lo primero que aprendí en inglés para hacerte sentir que el cambio a Corea no era tan pesado si estudiábamos juntos.
Un frío otoño con las hojas naranjas cayendo de los árboles y dos amantes encontrando el perdón en un par de miradas compartidas, fugaces, pero con la intensidad necesaria.
Surgió el punto y coma como símbolo de nuestro nuevo comienzo como pareja.
Más maduros, más consientes de nuestros sentimientos... Más humanos.
Creímos estar bien y de la nada todo se esfumó.
Querido, te llevo aún en mi mente y corazón, no pienses que te olvidé tan fácilmente.
-Kim DongYoung."
Fue tan poco lo que escribió pero su llanto no le permitió mucho más, arruinó por completo la hoja y decidió tirarla a un rincón del departamento.
Solo rogaba porque todo esto terminase de una buena vez, su vida iba a continuar incluso si su relación se iba a la mierda, la universidad no le perdonaba nada y el fallar en uno de sus exámenes a ese punto de la carrera no era una opción, no podía decir tan fácilmente que algún día se recuperaría porque ya había repetido semestre una vez, su familia estaría muy decepcionada si volvía a hacerlo.
Las mariposas en su estómago se convirtieron en cuchillas que apuñalaban su pecho sin piedad alguna.
—Estoy bien —repitió una y otra vez, sus manos pasaban constantemente por su cabello para despeinarse un poco. La desesperación de tener tanto en su mente lo dejaba impotente ante una situación así.
Débil y vulnerable era lo que le describía a la perfección en esos momentos, fácilmente podría correr ahora mismo a los brazos de cualquier persona que le prometiera un poco de amor para su alma destrozada.
Su teléfono sonó varias veces, la pantalla se iluminó con el nombre de Johnny y los mensajes no tardaron en llegar como bombardeos directos a la bandeja de entrada.
John;
¿Cómo puedo ser tu amigo? Cuando conozco absolutamente todo sobre ti.Son las 2:00am y no puedo decirte que vengas a casa.
Pero no contestó, no se sentía capaz en esos momentos.
🦋
En realidad solo me falta escribir el final del fic, así que les regalo dos capítulos 🤙
