Cuando la primavera llegó y las flores comenzaron a hacer acto de presencia, Doyoung decidió hacer algo que por mucho tiempo había estado generandole mucha ansiedad.
Su hogar ahora se veía mucho más alegre, Irene le regaló un par de plantas para que las cuidara y cada día lucían más preciosas, aún no podía perdonarse por haber dejado secar su planta de menta, pobrecita.
Gracias a la ayuda de Yuta pudo cambiar ese triste tono gris que adornaba sus paredes por un azul claro, parecía poco pero en realidad marcaba mucha diferencia, incluso los cuadros que tenía colgados se notaban mucho más.
En su mesita de noche se encontraba una foto que atesoraba con toda su alma; en ella podía verse a Johnny sosteniendolo de la cintura, era su noche de graduación y ambos reían por lo nerviosos que se encontraban ya que la foto se las tomó uno de sus profesores más queridos de la preparatoria. Fue un momento importante para ambos y ahora mismo sentía un poco más de estabilidad como para admirarla sin necesidad de llorar.
—Wilfred, te dejo encargado el departamento, si entra Yuta lo muerdes —le dijo a su gatito que ya no era tan pequeño, siendo observado fijamente por él. —Eso es un sí.
Últimamente su gato había estado saliendo todas las mañanas para escuchar cantar al ave que tenía una de sus vecinas, ante sus ojos el felino solo quería un nuevo amigo, pero mejor cerraba las ventanas para evitar más discusiones con la gente que vivía a su alrededor.
Tal vez quedó con traumas desde que le reclamaron porque Wilfred maullaba.
Como sea, tomó su bolso y después de una profunda inhalación, salió de su departamento por completo, tratando de asimilar lo que estaba a punto de hacer.
Escuchó de por ahí, o tal vez lo leyó en algún libro, que parte de perder un miedo era el enfrentarse a ello. Y resulta que el tenía muchos miedos que perder.
Tal vez se escuchaba tonto para millones de personas, pero el simple hecho de salir a tomar un café, o incluso hacer las compras completamente solo, era una acción que causaba demasiada ansiedad dentro de su ser. Vivía preguntándose constantemente lo que otras personas fuesen a pensar si es que caminaba solo por las calles o si utilizaba el transporte y no iba con nadie a su lado.
Recuerda haber vomitado de los nervios en la estación del tren la primera vez que asistió a la universidad, Johnny obviamente no iría con el porque sus clases y grados eran muy diferentes. La vez que lloró porque no había nadie a su alrededor que fuese su amigo como para sentarse con el a tomar su desayuno, llegó a saltarse esa parte durante mucho tiempo debido a que sus sentimientos no lo dejaban ni pasar bocado.
Y ahora se encontraba abordando el autobús para que lo llevase justo al centro de aquella ciudad, para lidiar un poco con su constante ansiedad, decidió usar sus audífonos y colocar música que fuese de su agrado, por lo menos así lograba distraer su mente de todas las cosas malas que se ponía a imaginar.
Era gracioso como su cerebro siempre creaba situaciones o escenarios donde ocurría lo peor, incluso muchas veces siendo algo muy descabellado, pero al mismo tiempo se encargaba de cuidar pequeños detalles para asegurarse de que creyera en qué de verdad algo así podía ocurrirle con solo pisar un escalón del autobús.
¿Muchas películas de terror? Ni siquiera era fan de ese género, prefería un millón de veces estar riendo mientras ve una serie o película, antes que esperar algún tipo de screamer que no lo dejase dormir durante la noche.
Salió de sus pensamientos cuando sintió que alguien quitaba uno de sus audífonos, sin embargo, al ver de quien se trataba no pudo hacer nada más que reír.
—El niño se va un par de años a la ciudad y ya no reconoce a nadie, que decepción —exclamó el hombre con dramatismo.
—La vida de alguien famoso, ¿Qué puedo decir? —se burló Doyoung para después reír. —Es un gusto volver a verlo, profesor Minseok.
—Se nota lo bien que te ha estado llendo en la vida, pareces incluso más alto desde la última vez que nos vimos —Minseok revolvió el cabello de su ex alumno. —Escuché que tú y Johnny terminaron.
—¿Cómo...?
—Tu madre —sonrió. —Nuestro pueblo no es tan grande que digamos, todo el mundo ahora sabe que la pareja de la generación no está junta... ¿Qué pasó ahí?
—Me sentí agobiado, ambos teníamos muchas presiones encima y no creí que fuésemos a funcionar por más tiempo si seguíamos a ese paso —Doyoung hizo una pequeña mueca de tristeza. —Fue muy difícil, bueno, aún lo es, sin embargo, estoy tranquilo sabiendo que hice lo mejor que pude para ambos. Prefiero haber sido el que terminó la relación en un punto donde todavía era buena a ser aquel que esperó hasta que todo se viniera abajo para quedar hundido entre los escombros.
Hubo un pequeño silencio, no fue incómodo o por lo menos Doyoung no lo sintió así.
—Entraste por la puerta de mi aula siendo prácticamente un niño, te vi llorar e incluso enojarte porque no querías que Johnny fuese amigo de aquel chico que venía de otro país... —Minseok hizo una pausa para después mirar en dirección a su ex estudiante. —Y escucharte hablar de esta forma me hace sentir tan orgulloso de lo que eres, también un poco viejo... No lo sé, han crecido demasiado como para ser capaces de tomar decisiones de ese tipo.
—Alguien me dijo una vez que nunca se termina de crecer.
Una sonrisa nostálgica se instaló en ambos, sin necesidad de más palabras supieron a qué momento se estaban refiriendo.
"—¿Y hoy por qué lloras? —Minseok entró a su aula, viendo al pequeño pelinegro recostado sobre su banca. No tenía intenciones de moverse. —Ah... Ya veo, no me dirás.
Decidió revisar algunos trabajos que tenía pendientes en lo que Doyoung terminaba con su pequeño drama, ya estaba acostumbrado a ello.
—Quiero crecer, nadie me toma enserio cuando doy mi venenosa opinión —sollozó.
—Doyoung, nunca se termina de crecer, el ser humano aprende algo nuevo día con día, es simplemente imposible crecer por completo —el profesor alzó una ceja e invitó a su alumno a que se sentara a su lado, cosa que Doyoung hizo de inmediato. —Deja el drama, yo te enseño a dar una opinión más venenosa."
Se despidieron cuando Minseok llegó a su estación, tenía una cita muy importante con algún chico random que había conocido por internet, Doyoung le deseó suerte.
Pero entonces su autobús llegó al destino que había planeado y tuvo que bajar de el, emprendiendo una pequeña caminata hasta aquel lugar que Mina le había recomendado varias veces.
"Nadie te observa, nadie te juzga." Repetía constantemente en su mente para darse un poco de consuelo.
Hasta que se encontró sentado en una mesa para el solo justo en la terraza de aquel restaurante. Nunca había tenido la valentía para hacer algo de ese tipo, pero justamente hoy había despertado con ganas de enfrentar ese miedo y la conversación que tuvo con Minseok no hizo nada más que alentarlo.
Su desayuno llegó y entonces se dió cuenta.
Nadie a su alrededor lo observaba, todos estaban metidos en su propia realidad.
Se sintió en paz, por fin, después de años, pudo tomar un desayuno con tranquilidad.
🦋
Oigan, happy JohnDo day <3