5.

157 43 9
                                    

La vida continuaba y con el cambio de estaciones Doyoung debía de comprar ciertas cosas para su despensa del mes o probablemente se congelaría si intentaba ir cuando el invierno estuviese en su máximo nivel.

—Sube Wilfred, sube —dijo mientras sentaba a su pequeño gatito sobre el asiento del carrito que se suponía era para bebés. —Eres mi bebé, así que quédate quieto ahí en lo que papá compra todo.

Fue un paseo tranquilo, solo el con su gato tomando las cosas que le hacían falta para su despensa, asegurándose de tacharlas de la lista y ver qué no fueran a pesar tanto porque debía de regresar caminando a su hogar. A veces el dinero no ajustaba mucho y tenía que decidir entre usar transporte público o ahorrar un poco para emergencias, por eso muchas veces mejor se iba caminando.

Y le había comprado una correa a Wilfred, nadie dijo que los gatos no disfrutaban de un paseo también, el suyo los exigía cada mañana y claro que salía a pasearlo, más que nada porque al poner un pie fuera de su departamento, Shotaro llegaba corriendo para hacerle compañía.

¿Para qué intentaba hacerse el tonto? Johnny estaba en el estacionamiento, abrazando a un chico rubio de rostro bonito. Los vió de reojo y tomó una profunda respiración, no podía sentirse mal por ello cuando el fue quien terminó la relación, Johnny tenía derecho a ser feliz con quién le diera la gana.

—Estoy muy idiota, Wilfred —dijo mientras caminaba con su gato para salir de aquel lugar. —Ahora me siento de mal humor, por dios.

No sabía si era del todo correcto dejar que sus emociones fluyeran ya que odiaba demasiado estar enojado, sabía que siempre su peor parte salía a flote cuando esto ocurría.

Cuando estuvo de vuelta en la comodidad de su departamento, decidió ordenar la despensa; le gustaba mucho hacerlo por tamaños y colores, así de paso también se distraía un poco de lo que había visto. Básicamente se estaba forzando a si mismo para no colapsar o enojarse por una cosa tan tonta.

Falló.

Sus lágrimas comenzaron a salir de la nada y por puro instinto comenzó a tomar grandes bocanadas de aire, tratando de hacer que el sentimiento quedase enterrado en lo más profundo de su ser. ¿Por qué de la nada le sucedía algo así? No podía estar enojado por una simple estupidez y eso solo le hacía querer llorar, el sentirse mala persona no era algo muy bonito para su mente.

Por dios, casi se muere con el simple pensamiento de querer que Johnny aún llorara por él, fue algo que salió desde lo más profundo de su corazón.

—No quiero ser una mala persona —sollozó.

Quiso tomar su celular para hacer una llamada con sus amigos, sabía que Yuta e Irene eran demasiado buenos para dar consejos, Wendy probablemente diría algún chiste para subirle el ánimo y Taeyong sacaría su lado protector. Pero por más que intentó, al final no logró tocar el botón de llamar.

¿Qué tal si los molestaba? Era su día libre, pero aún así, ellos tal vez tendrían cosas que hacer y no podía llegar a llorarles de la nada para amargar con su tristeza el ambiente. Sus propios pensamientos lo frenaban ante situaciones donde verdaderamente necesitaba el apoyo y compañía de una segunda persona.

Entre tanto desastre mental, terminó sentado sobre el frío suelo de su pequeña cocina, abrazando con fuerza sus piernas.

Recordó como es que Johnny calmaba todos esos líos con solo envolver sus cálidos brazos alrededor de todo su cuerpo, manteniéndolo contra su pecho el tiempo que necesitara para apaciguar la guerra en su mente. Lloró sin consuelo alguno porque anhelaba volver a sentirse de esa forma, incluso sintió envidia de la nueva pareja que pudiese conseguir Johnny.

Odió a una persona que ni siquiera conocía, estuvo prácticamente a nada de levantarse del suelo para tomar su computadora e ingresar al perfil de Johnny.

Eso estaba muy mal, se regañó por ello.

Alrededor de todo el invierno estuvo teniendo pequeñas sesiones con una terapeuta que le hizo un descuento solo porque le agradó, definitivamente no desaprovecharía algo de ese tipo, no cualquier persona te descontaba la terapia.

¿Debería de cambiar su biografía de instagram a "Quédate con quién te pague la terapia"? Tal vez sí.

Probablemente Johnny estaba ahora mismo en su departamento, abrazando a su nueva pareja para combatir el frío. Quería decir que no le importaba para nada, pero en esas ocasiones donde no tenía tanto trabajo, se perdía de nuevo en aquellos pensamientos que causaban tanto dolor en su corazón.

—Te ves fatal, cariño —dijo Mina en cuanto pudo ver a su compañero de trabajo después de tantas horas, estaban dentro del mismo lugar pero no se había detenido para nada en todo el día, parecía una pequeña máquina de hacer bebidas. —Baja un poco el ritmo.

Temporada de frío = demasiado trabajo para procesar en solo seis horas. Doyoung trataba de tomar la mayor parte de los pedidos, el trabajo mantenía a su mente completamente ocupada, aunque deseaba cambiar eso ya que su terapeuta le dijo que no podía seguir de esa manera, probablemente su vida se vería afectada en un par de meses.

—Quiero ganarme el bono de invierno —dijo con un poco de vergüenza, haciendo reír a su compañera. —Mi laptop está sufriendo, necesito una nueva.

Bitch, you better be joking.

Ambos rieron y Doyoung simplemente se alzó de hombros.

—¿Cómo puedo evitar sentirme mal por lo que ocurrió? Recuerdo una y otra vez que todo lo que está pasando es solo por mi culpa, fácilmente podría estar ahora mismo acostado con Johnny, disfrutando de nuestras vacaciones de invierno.

—Ay, Doyoung —Mina le dedicó una pequeña sonrisa llena de cariño. —Es difícil superar algo así, pero tranquilo, sigue con tu terapia, no te obligues a trabajar de esta manera y pasa más tiempo contigo mismo, te apuesto a que en un par de meses ya estarás como nuevo.

—Ojalá, esto se vuelve cada vez más insoportable.

—Estarás bien, pronto saldremos a pasear por los centros comerciales junto a las chicas y podremos reírnos de nuestras relaciones fallidas —la chica movió sus manos frente a Doyoung, sacándole un par de carcajadas. —Lo que más deseo es verte feliz y has avanzado poco a poco, te vez mucho mejor que cuando llegaste a este trabajo.

—Lloré en mi primer día.

—Por lo menos ahora solo lloras de vez en cuando.

Y continuaron con sus deberes.

Dear John;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora