𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑𝐀𝐒 𝐏𝐈𝐀𝐃𝐎𝐒𝐀𝐒 │𝗦𝘁𝗲𝗳𝗮𝗻 𝗦𝗮𝗹𝘃𝗮𝘁𝗼𝗿𝗲

𝗘𝗟 𝗖𝗢𝗠𝗜𝗘𝗡𝗭𝗢

Enero, 1864

Querido Diario;

El año apenas ha comenzado y mis padres han empezado a tomar interés en lo que haré de mi vida, sobre todo ahora que Demian se ha ido a la guerra.

Sé que soy yo quién debe seguir el legado de la familia, y aunque siento mucha presión al respecto tengo en claro que ellos serán quienes tomen la decisión de mi vida.

Por otro lado, Stefan ha sido un gran apoyo para mí. Nuestros hermanos se han ido a la guerra y eso nos ha vuelto más cercanos.

En algunos momentos pienso en decirle mis sentimientos a Stefan, pero su forma de actuar es demasiado confusa, no tengo en claro si soy correspondida y sí solo es cortés. No negaré que estaría fascinada de que Stefan Salvatore me corteje, pero tal vez soy yo quién se ha confundido, y aunque me gustaría decirle lo que siento temo el ser rechazado.

—¿Qué está haciendo, señorita Moore? —Preguntó una voz al otro lado de la habitación.

Audrey cerró aquel cuaderno rápidamente, pues, aquella voz es de Stefan Salvatore.

—Le escribo una carta a Demian, para decirle cuanto extraño que esté en casa —inventó una excusa, guardando la pluma en el tintero—. ¿Qué hace por aquí, señor Salvatore?, y ¿Debo recordarle que me llamé Audrey?

Stefan asintió soltando una risa, tal vez estaba recordando la primera vez que Audrey se lo pidió.

—Sé que no le gustan las formalidades entre nosotros, pero es inevitable para mí —Respondió Stefan con una sonrisa en su rostro—. Vine porque pensé en que te gustaría pasar una tarde a mi lado.

Audrey soltó un bufido, si fuera por ella ya habría salido con Stefan.

—Mis padres no me permitirán salir, hoy conoceré a mi futuro esposo —dijo con una falsa emoción notoria.

Stefan hizo una mueca ante aquellas palabras, él sabía lo mucho que Audrey no quería casarse.

—Eso debería de motivarte para salir —Stefan se quitó del marco de la puerta y se sentó en una esquina de la cama de Audrey—, y aceptar mi propuesta.

Audrey podía no ser la mejor hija, pero sabía que desobedecer a sus padres de esa manera era ir demasiado lejos. Aunque no le tomo mucho para tomar su decisión.

—Bueno, es mejor pasar la tarde contigo que con alguien que solo reprimirá mi ser —Audrey se levantó de la silla, escondió su diario en un cajón de su escritorio y se puso al frente de Stefan—. Vamos, no quiero arrepentirme.

Ambos salieron por los pasillos de la casa Moore.

—Audrey, me temo que deberás decirme un mejor cumplido que el de hace un momento —Comentó Stefan.

—Mhm —dijo, fingiendo estar pensando—, ¿Qué te parece "prefiero pasar la tarde contigo que aceptas mi personalidad a quedarme a esperar a alguien que solo acepta estar conmigo por legados familiares"?

—Eso es mucho mejor, señorita Moore —Respondió Stefan.

Ambos chicos salieron a hurtadillas de la casa Moore cuidando de no ser vistos por los padres de Audrey.

—¿A dónde es que vamos? —preguntó Audrey, Stefan no lo notaba, pero tenía los nervios de punta por lo que sus padres podrían decir de ella.

—Seré honesto contigo, necesitaba sacarte de tu casa para decirte algo muy importante para mí —dijo con un tono demasiado serio.