III - La regla número 1 de la homosexualidad

608 65 36
                                    

Probablemente, el haber seguido acercándome, en vez de haber salir huyendo tal y como había pensado inicialmente, había sido un error. Y sinceramente, alegar que era en mí propio beneficio no era una excusa demasiado válida en estas circunstancias.

Cada vez que nos veíamos, lo único que conseguía era caer más y más en los encantos de Jisung. Nunca había sentido tanta conexión con alguien, y mucho menos tanta atracción. Y ya no solo era física, sinó que también comenzaba a interesarme conocerlo más a fondo. Descubrir aquella persona que se escondía tras aquella personalidad ansiosa.

Tanta atracción y a la vez tanta consciencia retumbante que me impedía como una barrera invisible seguir mis impulsos. Enfrentando lo moralmente correcto que gritaba su cabeza, y lo que en mi libido latía con intensidad, diciéndome que dejarse llevar no sonaba tan terrible como yo creía.

Nos habíamos visto varias veces en las últimas semanas. Salidas casuales, sólos o con otros de nuestros amigos. Estando con más gente, mínimamente era capaz disimular mejor mis tentaciones. ¿Pero solos? Estar a solas junto a Jisung era una tentación pecaminosa constante. Un contrarreloj atenuante que contaba cuánto tiempo más seria capaz de controlarse ante tanta tentación.

Era mortalmente atractivo. Su cabello teñido de rubio destacaba sus facciones dóciles, destacando una inocencia purital que solo empeoraba el conjunto final. Su cuerpo era de ensueño, su cintura pequeña pero marcada era una tentación, y ni hablar de sus piernas. Moría por el deseo necesitado de explorar cada rincón, cada curva, cada marca, todo en absoluto.

Juro que el autocontrol que estaba demostrando tendría que recompensarseme de alguna manera.

Pese a todo, las tentaciones y las ganas de estamparle contra la pared y no soltarle hasta que Jisung estuviese gritase su nombre durante horas eran intensas. Pese a eso, no había hecho nada. Ni un solo movimiento, gesto o comentario salido de tono. Nada.

Mí autocontrol era admirable, y olvidándose de las ganas crecientes que le tenía, se podía decir que había encontrado un buen amigo aquel día en la exhibición de rap.

Nuestras personalidades encajaban demasiado bien. Jisung se reía con mí sentido del humor particular, y yo disfrutaba de la alegría y el aura contagiable de este.

Teníamos gustos en común, además de la música, que era la mayor pasión de ambos. Aunque fuese expresado de maneras distintas, ambos adorabamos la música con todo nuestro ser. Intercambiando nuestras canciones favoritas y perdiéndonos entre las líneas animadas de alguna canción que iba acorde al momento.

"¿A quién le escribes?"

Levanté la cabeza del celular, interrumpiendo mis pensamientos para encontrarme con Hyunjin mirándome de vuelta. Agachándose para tratar de leer la conversación que yo estaba teniendo.

"A nadie, chismoso." Bufé, apagando el móvil para que no pudiese leer nada.

Hyunjin ne miró con travesura, sonriendo de lado.

"¿Hablabas con Jisung?" Preguntó con picardía, adorando poder picarme. Que desgraciado.

Acertó, claro que acertó. Era su mejor amigo, se conocían desde primaria. Claro que sabría con quién hablaba. Con la persona que llevaba las últimas semanas hablando todos los días, y quedando cada vez que tenía un rato libre.

"No. Con mi hermana, así que deja de joder." Mentí descaradamente, esperando que aquello fuese suficiente para cambiar de tema.

Hyunjin se puso a molestarme diciendo que no le creía. Pero el destino decidió traicionarlo.

Tenía el móvil entre las piernas, manteniendo estas contra su pecho, sentado en la pared. Mi pantalla se iluminó sola, indicando un nuevo mensaje, visiblemente legible entre el fondo de pantalla que era una foto de mis gatos.

𝙾𝚗𝚎&𝙾𝚗𝚕𝚢 ゚♡・。𝑴𝑰𝑵𝑺𝑼𝑵𝑮 / 𝑯𝑨𝑵𝑲𝑵𝑶𝑾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora