VIII - Los cuentos de hadas son solo cuentos

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Despertar de una siesta casi a medianoche es una sensación extraña.

Es como si hubieras viajado a un universo paralelo entre sueños, habiendo llegado a un mundo nuevo en el que el cielo y la tierra se juntan para oscurecerse y desconcertarte con sus sombras.

O solo es que es de noche y no entra sol por la ventana.

Ni siquiera sé a qué hora me dormí. Ni cuando, ni porqué. Parpadeé para despejar mis ojos, mirando mi habitación a mi alrededor.

Noté un peso en mi cuerpo, abrí los ojos con incertidumbre y me encontrándome con lo que podía ser descrito como una escena idílica.

Jisung dormía plácidamente abrazado a mi torso, teniendo la cabeza apoyada sobre mi pecho y respirando lentamente. Claramente dormía desde hacía bastante tiempo, al igual que yo. Aunque no recuerdo a que hora nos dormimos.

Sé que nos duchamos después de... Bueno de ya sabéis qué. Y luego nos vestimos con ropa cómoda y nos tumbamos en la cama supuestamente para darnos mimos. Pero creo que nos dormimos más rápido que otra cosa.

Consequencias de estar no sé cuántas horas sin dormir y de follar varias veces. La vida. Porque si os creéis que en la ducha no hicimos nada más que limpiarnos...

No creía ser capaz de volverme a dormir.  Estaba intentando pensar en una manera de salir de la cama sin despertar a Jisung.

No exagero si digo que creo que tardé media hora en salir de la cama sin despertarle. Vamos, hice unas maniobras que poco más y me contratan para espía. Es que fácil precisamente, no lo tenía.

Me lavé la cara en el baño, despenjandome, y fui a la cocina. ¿Cuántas horas hacía que no comía nada? No sé pero me moría de hambre, y suponía que Jisung cuando se despertase también.

Esto de no desayunar y luego olvidarte de comer porque estás demasiado ocupado follando no sé yo si es sano, pero tampoco lo cambiaría por nada.

Eran casi las doce y media de la madrugada cuando me puse a hacer algo de comer. Estaba removiendo ramyeon en una cacerola cuándo noté unos brazos rodeándome por la espalda, y una cabecita posandose en mi hombro.

"Buenos días..." Susurró en mi oído un Jisung adormilado, con voz ronca de recién levantado.

"Son como pasadas las doce de la noche." Comenté en broma, enredando mis manos en sus brazos que rodeaban mi abdomen.

"Si te levantas es de día." Reprochó él "Tengo hambre."

"Estoy haciendo comida por si no lo ves."

"No lo veo." Dijo en broma, y se inclinó para dejar un beso en mi cuello "Bonitas marcas..." Pasó sus dedos sobre mi cuello con delicadeza, probablemente trazando las marcas que él había dejado en este.

"Ah claro- No ves que estoy cocinando pero los chupetones si, ¿no?" Idiota. Este tiene vista para lo que quiere.

"Siempre tengo vista para cosas lindas."

Rodé los ojos y me dediqué a intentar hacer algo de comer para ambos medianamente decente. Con Jisung pegado a mí sin despegarse ni un segundo.

Fuimos a ver películas después de- ¿Comer? ¿Cenar? ¿Desayunar? ¿Como se le denomina a comer de madrugada?

Íbamos por la mitad de la segunda película cuando Jisung probablemente se aburrió de ver televisión. Se subió encima mío y me besó, haciendo que comenzaramos a liamos relajadamente, mientras la película seguía reproduciéndose de fondo.

Mira que no soy una persona fan de estar todo el tiempo pegado a alguien, liandose todo el rato y tal. Pero Jisung tiene algo que no sé... Me hace no cansarme de besarle todo el tiempo.

𝙾𝚗𝚎&𝙾𝚗𝚕𝚢 ゚♡・。𝑴𝑰𝑵𝑺𝑼𝑵𝑮 / 𝑯𝑨𝑵𝑲𝑵𝑶𝑾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora