3. Río ya está en España

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Mientras unos estaban en fundición y otros con los rehenes yo me quede con Palermo en una de las oficinas para curarle los ojos, o por lo menos eso era lo principal.

Él estaba sentado en uno de los sillones mientras yo preparaba el material, las pinzas esterilizadas, los guantes, las gasas y el algodón. Agradecía que él no pudiese ver aunque sonara cruel, seguramente va a sacar el tema de lo que pasó y la verdad no tengo ganas de hablar del tema.

Me coloqué a su lado con cuidado para comenzar a quitar cristales y curarle las heridas, sentí pena cuando vi sus hermosos ojos azules con coágulos de sangre, por mi ahora mismo bajaría a ejecutar a Gandía, ese cabrón nos va a traer problemas.
Cuando llegó el momento de cambiar el lado suspire frustrada, al ser diestra golpearé sus heridas un poco y eso le puede doler, además que al estar él sentado es más difícil que acostado. Palermo pareció notar mi confusión al no saber dónde ponerme por lo que me tomó de la cintura para sentarme en su regazo, jadeé sorprendida por el toque, realmente no entendía porque había hecho eso.

-No seas pelotuda, no es momento de vergüenzas que ya hemos pasado por eso.

Esa sonrisa burlona suya y sus manos en mi cintura me hicieron suspirar nerviosa. Seguí curándole con cuidado, a pesar de eso él seguía quejándose y maldiciendo por lo bajo mientras aprovechaba para apretar y sobar mi cintura y cadera. Cuando iba terminando me fije en lo cerca que estábamos, como nuestras respiraciones se mezclaban y el ambiente se ponía tenso por la cercanía y sin poder,evitarlo o negarme comenzamos un beso lento que aparentemente ambos disfrutamos. Hubiéramos llegado a más pero recordé la razón de mi enfado con Palermo.


Me encontraba en la habitación de Palermo, él rodeando mis hombros con su brazo en forma de dominación. Acabamos de terminar de tener relaciones e íbamos a dormir juntos como las demás noches pero había algo distinto en él, parecía estar discutiendo algo en su cabeza y cuando hacía eso nada salía bien.

-¿Qué ocurre? Parece que te va a salir humo por las orejas.- Sonreí burlona pero al ver la seriedad con la que me miro me tense bastante.- ¿Está todo bien?

-Claro, solo creo que te estoy comenzando a gustar y bonita, dijimos nada de sentimientos.

Le mire notablemente extrañada, es cierto que dijimos que no nos íbamos a enamorar ni nada pero fue él quien empezó con los cariños fuera de la cama y a coquetearme delante de los demás, no al revés, yo coqueteaba más con Nairobi que con Palermo, mínimo delante de los demás.

-Estas de coña, ¿verdad? además y qué si es así. No parece que te haya molestado hasta ahora estar cerca de mi.

-Che dale, no saques las cosas de quicio. Pero vamos a entrar en el banco y me parece absurdo hacerlo con una mochilita emocional, ¿no crees?

Me reí incrédula por escucharle decir aquello, va a poner de excusa que vamos a dar un golpe. Me reincorpore haciendo que él también lo haga, encima tiene una sonrisita socarrona en el rostro.

-De acuerdo, según lo que has dicho entonces cuando salgamos del banco podemos tener la “mochilita emocional”, ¿no?- Ví como su cara empezó a volverse seria.- Vale, entiendo, no tienes los cojones para afrontar que te gusto.

Comenzamos una especie de guerra de miradas donde ninguno tenía la intención de perder. Se como tratar a Palermo y así seguramente solo le saque de quicio pero está siendo muy capullo.

-Vestite y salí de acá Busan.- Vale, me hubiera esperado todo menos eso.- ¿Acaso no escuchaste carajo? Vestite y salí de una puta vez.

Completamente cabreada hice lo que él dijo, dando un portazo al salir obviamente, e ir a mi habitación. Estuve un rato sentada mirando a la nada pensando en todo eso hasta que escuche a alguien entrar, sonreí un poco al ver a Tokio. Esta, que había visto cómo salía de la habitación de Palermo, se acercó a mí para tumbarse a mi lado.

Busan[Palermo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora