Cristal
— ¡No! — grito despertando de aquella pesadilla, siento gotas caer por todo mi rostro, dirigí mi mirada hacía mi almohada y está se encontraba mojada.
— Enana ¿qué ocurrió? ¿estás bien? — cuestionó Emiliano entrando a mi cuarto como si fuera el mismísimo flash, y al entrar me miró durante unos segundos y luego empezó a revisar mi ventilador.
— Si, solo fue una pesadilla — contesté y vi entrar por la puerta a Zella, la pareja de mi hermano, la cual ya llevan mucho tiempo juntos. — Hola Zella — saludó con una sonrisa de boca cerrada.
— Hola enana, ¿estás bien? — preguntó sentándose a los pies de mi cama.
— Si, solo fue una pesadilla — contesté y volteé a ver a Emiliano, él se endereza y asiente dando a entender que todo está bien. — Bien, ¿qué hora es?.
— Enana es domingo, no tienes clases — comentó Emiliano soltando una pequeña risa.
— Son las 12:46 pm — contestó Zella, colocándose al lado de Emiliano, quien la abrazó por la cintura.
— Gracias — contesté parándome — saldré a comprar algunas cosas, quizás no llegue a almorzar.
— ¿A dónde irás? ¿Quieres que te lleve? — preguntó Emiliano.
— No gracias, iré a caminar por ahí, deseo estar sola — respondí dándole la espalda y entrando al baño.
— Déjala sola, ella también necesita su privacidad y espacio personal — escuché murmurar a Zella — Emiliano — hubo un momento de silencio — está bien que sea tu hermana pequeña y que no quieres que nada malo le vuelva a ocurrir, pero también debes entender que no siempre vas a estar para ella, y que ella no siempre contará contigo.
Escucho como la puerta de mi habitación se cierra indicando que Emiliano y su pareja, Zella, salieron de mi habitación; suelto un suspiro recostando mi cabeza en la puerta, me observo en el reflejo de mi espejo y veo que mi polo está empapado de sudor; asqueada por ver eso me meto a la ducha.
Terminó de ducharme, me cambió, agarro mi mochila negra, y me dirigí al primer piso, al llegar observó que no había nadie así que me dirigí a la puerta sin problema alguno.
— ¿Ibas a ir sin despedirte? — escucho la voz de mi hermano pregunta, me volteo.
— Adiós Emiliano ¡Adiós Zella! — grite.
— ¡Adiós enana, diviértete! — grito Zella desde el segundo piso.
— Listo. Adiós — respondí malhumorada, me enfada cuando Emiliano se comporta así.
— Cristal — menciona mi nombre y volteó a verlo enojada, pero al sentir que me está abrazando me quedo confundida. — Cuídate mucho por favor, y mira a ambos lados a la hora de cruzar.
Suspiro levemente correspondiendo con el abrazo — No te preocupes, lo haré — ambos nos alejamos — ahora sí, adiós.
— ¿Por qué tanta prisa? ¿Verás a un chico? — cuestionó alzando una ceja.
— ¡Emiliano deja a Cristal en paz! — grito Zella.
Mientras que Emiliano se acercaba a las escaleras para contestarle, yo caminaba hasta la puerta, abrí la puerta y sin más preámbulo salí; con dificultad salte la valla adentrándome en el bosque, pero como el bosque me da demasiado miedo, al instante salí a caminar por la carretera.
Mientras caminaba conecté música a mis audífonos bluetooth, una vez que pude escuchar mi música favorita por medio de mis audífonos, pude sentirme bien, caminar sola en una carretera no muy recorrida, en un pueblo muy poblado, es algo realmente satisfactorio.
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Cristal Beek
Fiksi RemajaSu vida era perfecta. Ella tenía un novio perfecto, amigos y amigas envidiables, familia perfecta, notas perfectas, fiestas todos los fines de semanas. ¡Joder! Ella era perfecta en todo. Ella y todo lo que la rodeaba era perfecto, pero una noche, t...