Harry Potter: Susurros en la noche

Capítulo 16: A salvo por la noche

"¡NOOOOOO!"

El grito de agonía atravesó la noche como un cuchillo en el corazón. Amelia reaccionó rápidamente, los instintos afilados después de años como auror la empujaron a estar lista sin dudarlo mientras despertaba de su letargo. Su varita brilló con poder tan pronto como puso su mano sobre ella, lista para cualquier amenaza potencial. De pie, Amelia se revisó los pantalones del pijama y la camiseta sin mangas para asegurarse de que estaba al menos vestida correctamente antes de dedicarse a la tarea que tenía entre manos.

Pasos apresurados la sacaron de su habitación tan rápido como pudo hasta que se encontró en el pasillo. El traqueteo de la puerta frente a la suya bloqueó cualquier otro sonido y atrajo su mirada hasta que escuchó los pasos de Susan cerca. Susan, como de costumbre, estaba en su camiseta sin mangas y pantalones cortos, con los ojos muy abiertos por el miedo y la preocupación mientras se apresuraba a llegar a Harry.

"Vuelve a la cama", ordenó Amelia mientras alejaba a Susan de la puerta cuando la joven frenéticamente hizo ademán de entrar.

"Pero Harry-"

"Necesita a alguien con quien pueda hablar", le dijo Amelia al adolescente en sus brazos mientras sostenía a la chica que luchaba con más fuerza mientras la puerta traqueteaba aún más. "Si no te has dado cuenta de que ustedes dos no han estado hablando exactamente durante los últimos tres días desde la víspera de Año Nuevo. ¡Ahora vete! Yo me ocuparé de Harry."

Susan miró a su tía, creyéndose capaz de ayudar a Harry a pesar de los acontecimientos recientes mientras trataba de romper el control de Amelia sobre ella. "Pero-"

"¡Por favor! ¡No! ¡No les hagas daño! ¡Haré cualquier cosa!"

"¡Vete! No te lo diré otra vez."

La repentina orden de Amelia resonó por el pasillo, imperial y dominante como siempre lo había sido hacia Susan. Por un momento, tía y sobrina parecieron estar separadas por un cañón entero, mientras que cada una pensó que sabía lo que era mejor. Susan, sin embargo, cedió primero, su razón finalmente alcanzó sus emociones mientras se tragaba su orgullo y dolor antes de regresar a su habitación. La mirada de Susan apenas se apartó de la puerta traqueteante, y cada vez que la puerta retumbaba sobre sus bisagras, disminuía la velocidad, ansiosa por ayudar a Harry antes de llegar a su habitación.

Amelia, por su parte, estaba simplemente contenta de que su sobrina hubiera cedido. La tensión entre Harry y Susan había sido palpable desde la víspera de Año Nuevo y Harry no necesitaba más del drama que había causado el problema en primer lugar. Por supuesto, eso solo generó más preguntas para la matriarca y se preguntó con qué frecuencia tendría que jugar a un árbitro neutral endurecido cuando no estaba siendo una figura materna benevolente.

Tan pronto como vio la puerta de Susan cerrarse detrás de ella, Amelia se volvió rápidamente hacia la habitación de Harry solo para encontrarla cerrada por dentro. Amelia tardó dos intentos antes de romper el hechizo vinculante sobre él, solo para encontrarse en una habitación que apenas reconocía. La pancarta de Gryffindor ardía intensamente con un fuego pálido, los cuadros habían sido sacudidos de las paredes, la ropa y los libros fueron arrojados por todas partes por ondas de magia y orbitaron el centro de la habitación a gran velocidad. En el centro de todo, Harry, todavía en su propia camiseta sin mangas y pantalones de pijama, luchaba con un atacante imaginario, con las sábanas retorcidas a su alrededor y en la cama, su cuerpo contorsionado bruscamente.

"¡Harry! Harry, ¡está bien! Estoy aquí," Amelia trató de consolarlo mientras entraba apresuradamente. Las habilidades perfeccionadas por años de duelo llevaron al maestro auror a la habitación y directamente a la cama, ni un solo trozo de escombros golpeó. la elegante mujer mientras se dirigía a su barrio, aunque se había visto obligada a usar un hechizo de escudo para estar segura de eso. Tan pronto como pudo, Amelia se subió a la cama y trató de despertar a Harry.