Prologo: Conejo

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Narrador:

En un lugar, que una cantidad casi inexistente de personas conoce, se encontraba una pequeña cabaña de madera donde vivian un joven pelibanco con ojos rojos que se asemejaba a un conejo, tenia una chaqueta marron por encima de una camisa manga larga color negro junto a unos pantalones del mismo color y unas botas de cuero y justo a su lado, se encontraba su abuelo.

Un viejo pervertido, a palabras de Bell pero que siempre lo cuido ademas de tener un pasatiempo, desde pequeño le contaba historias sobre los heroes y lo geniales que eran, pero lo que su abuelo más resaltaba era que un verdadero Heroe debía tener un Harem.

Cada vez que su abuelo le repetia "que el camino del heroe es el harem" Bell simplemente no le prestaba antención y solo lo ignoraba

Pero aún con los aspectos negativos de su abuelo, le tenia mucho cariño, ya que para el, su abuelo era su unico familiar vivo que el conociera y ahora, se estababa despidiendo.

Con la edad de 14 años Bell Cranel se marchaba de su hogar para ir a Orario y cumplir su sueño de ser un heroe.

-Cuidate mucho Bell, no te perdonare si te lastimas- Dijo con preocupación, dandole un saco de dinero un poco grande, junto con una maleta.

-Lo hare... Abuelo... Muchas gracias- Despidiendose con un abrazo y unas lagrimas, se marcho de su hogar.

Al salir, una carroza lo esperaba lista para su largo viaje hacia Orario.

-Subete chico, tengo mucha fruta que vender- Un señor con barba hablo desde el frente.

-Muchas gracias por ofrecerse a llevarme- agradecio el peliblanco ya que de no ser por el, posiblemente tardaria una semana en llegar a la ciudad.

-No es nada, después de todo yo también me dirijo a Orario- Comenzando a moverse con la ayuda de un caballo, su viaje comenzo.

Pero después de tan soll unos segundos de viaje, la puerta de la cabaña se abrio, mostrando a un anciano que respiro profundamente y lanzo sus ultimas "sabias palabras".

-¡BELL! RECUERDALO BIEN! EL CAMINO DE UN HEROE ES... EL HAREEEEEEEEEEEEM, ELFAS, HUMAS, DIOSAS, SEMI-ELFAS, BEAST-MANS, HAREEEEEEEM BELL HAREEEEEM!!!- El viejo le recordo a su nieto por milesima vez con una gran sonris de oreja a oreja mientras agitaba su mano en señal de despedida.

-¡ABUELO!- sonrojado por las vergonzosas palabras de su abuelo, Bell devolvio el adios antes de seguir alejandose de su antiguo hogar.

-Jajajaja, tu abuelo sigue igual de pervertido- menciono el barbon quien escucho el poderoso grito del viejo.

-Lo se- suspirando por la actitud de su abuelo, Bell se acosto en el suelo de madera de la carroza, miro el techo de tela y cayo dormido.

<Time skips>

El viaje fue un poco largo, fueron 12 en donde Bell estuvo dormido durante la mayor parte del tiempo y desperto a tan solo unos minutos antes de llegar a Orario.

-Mmm... Uh...- Abriendo poco a poco los ojos Bell se levanto mientras se tallaba un ojo y bostezaba.

-Oh, ya despertaste, que bueno porque ya llegamos, sera mejor que recojas tus cosas y te bajes- Reduciendo la velocidad poco a poco, la carroza se fue deteniendo hasta por fin parar por comoleto.

-Esta bien- Recogiendo su dinero y maleta, Bell salio de la carroza y al hacerlo la luz del sol lo cego por un momento para momentos después observar con asombro las enormes murallas de Orario.

-De nuevo, ¡Muchas gracias por traerme!- Dijo el muchacho para comenzar a correr hacia las puertas de la enorme ciudad.

-Jejeje, ese niño nunca cambiara- Se dijo a si mismo al ver la actitud infantil del peliblanco, antes de volver a avanzar con su carroza.

La Justicia Y El ConejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora