Disculpas Y Explicaciones Del Conejo.

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Narrador:

Después de ese encuentro con la chica Syr, Bell continuo su camino hacia el Gremio para reunirse con su Asesora e informarle todo lo sucedido, y el motivo principal, para disculparse.

No pudo evitar sentirse culpable por haberle mentido a Eina, y para tratar de enmendar su error, iba a por lo menos disculparse por mentirle.

Sabia de antemano que el regaño que le esperaba, iba a ser el peor de todos desde luego, eso ya lo tenia por seguro.

Pero ni siquiera todo el miedo del mundo logro superar la culpabilidad que Bell sentia por mentir.

Al llegar a la entrada del gremio, logro escuchar una peculiar conversación.

–Te dije que no duraria ni una semana vivo, asi que paga–

–Tch, ya que–

–¿¡Acaso no tienen sentimientos?!– Bell logro reconocer la voz enojada y triste de Eina, asi que asomo su cabeza para ver que sucedia.

–Si tenemos, pero apuestas son apuestas–

–Opino lo mismo que el... ¡¡UN FANTASMA!!– Saltando a los brazos de su compañero, quien parecia ser un asesor, el aventurero quedo palido al ver la mirada penetrante de Bell.

–¿Donde?– El asesor giro su vista hacia donde el aventurero estaba viendo, notando la mitad de la cabeza del albino.

–¡¡AAHHH!!– Gritando ambos al mismo tiempo al observar como Bell ingresaba con total tranquilidad al Gremio.

–¡Salvate tú misma Eina!– Corriendo con su aventurero en brazos, el asesor salio corriendo hacia una de las tantas habitaciones del Gremio.

A Bell esto le dio igual y caminaba con tranquilidad hacia la confundida semielfa.

–"Estos si que son re tontos..." Em... Buenos días Eina-san... Sobre lo de ayer– Bell corto el mismo su oración al ser abrazado con fuerza por su asesora.

Este mismo noto como al momento de pronunciar su primera palabra, esta no tardo en darse la vuelta y lanzarse hacia el.

–Si eres real...– Enterrando su cabeza en el pecho del peliblanco, Eina no logro contener sus lagrimas de felicidad.

Sintiendo como su corazón paraba de doler, finalmente Eina se calmo levemente.

–Claro que lo soy Eina-san– Correspondiendo el abrazo de la pelicafe con la misma intensidad, ambos permanecieron asi por unos cuantos minutos.

–No sabes lo feliz que me hace verte vivo... cuando no regresaste ayer, pense que tu ya no estabas aqui... y todo emporo cuando el grupo que envie a buscarte solo encontraron pedazos de tu ropa y sangre...– Limpiandose sus lagrimas, Eina bajaba sus orejas entre más hablaba.

–Y enserio les creiste? A unos charlatanes que solo querian ganar dinrro? Escuchame bien Eina-san. No me permitire jamas el morir, no mientras tu me sigas esperando– Sonriendole calidamente a la semi elfa, Bell logro ver como el rostro de Eina se sonrojaba por completo, hasta llegar a sus orejas.

–T-Tienes razón, fui una tonta al creerles... Pero eso no te librara del regaño– Cambiando su tono de voz calido a uno frio, Eina coloco su mano en el hombro del conejo.

–Ya que en donde encontraron tu ropa y sangre... fue en el piso 6... y creo que tendras explicaciones verdad?– Mirando fijamente a una gelatina color blanca, Eina se llevo a rastras aBell.

–"Recuerdenme como un heroe..."– Resignandose a su destino, Bell solto una pequeña lagrima masculina mientras la puerta de la habitación a la que fue llevado, era cerrada.

La Justicia Y El ConejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora