Escuela
Era una tontería, yo era mayor que el maestro, no había nada que él pudiera enseñarme y yo no supiera, una tontería brutal que mi tía consideraba importante, ya que decía que la forma de pensar y analizar de nuestro maestro era diferente, ya que él era parte de una nueva generación, que no veníamos a aprender de él, sino a estudiarlo a él; eso era lo malo de nuestra larga vida todo cambiaba ligeramente y nosotros debíamos adaptarnos a ello.
Al entrar a la sala donde recibiríamos clase entré junto a Darek que le sonrió a la chica nueva, la cual no parecía indiferente ya que devolvió el gesto; decidí no tomarle tanta importancia por lo menos hasta que vi como mi primo mayor le guiñaba un ojo al rubio menor en forma de un saludo que decía "Por mucho que lo intentes, en todo lo que hagas, yo soy mejor"; algo que pareció molestar al otro príncipe que frunció el ceño en respuesta; yo lo miré con algo de desprecio por la broma de ayer, porque sí, aún estaba molesta, y él debía saber que me vengaría por eso, Evangeline Schalter no perdona, y mis primos lo sabían mejor que nadie, más le valía esconderse o pegarse bien a su amiguita, porque apenas lo encontrará solo lo haría pagar muy caro.
Sólo era cuestión de tiempo.
El profesor entró e hizo que la chica se presentara ,supe entonces que el nombre de la chica era Mare, era de estatura promedio, castaña de un tono que peleaba entre el claro y oscuro; sus ojos eran del mismo color de su cabello que parecía mezclarse ligeramente con un tono gris, era de piel ligeramente pálida, tenía un rostro en forma de corazón y parecía algo tímida al hablar con Rek que se estaba portando como nunca, bastante animado y educado; sin embargo con Frederick parecía tener una conexión de gran confianza considerando que se conocieron hace poco; ambos hablaban como si fueran amigos desde la cuna.
Con el pasar de las clases, me di cuenta de que la chica era un verdadero prodigio; era bastante lista y resolvía problemas políticos planteados por el profesor de una forma en la que me recordaba a la emperatriz en sus mejores momentos. Y se podría decir que nos dejó boquiabiertos al tener mejor dominancia y control sobre las armas que nosotros.
Es decir, yo era muy buena peleando, demasiado, si hubiera querido podría haber trabajado como asesina a sueldo y salirme con la mía, pero la técnica de esa chica era perfecta; conocía al duque Finnegan y lo mucho que le importaba que no existieran errores y que hasta los detalles valgan la pena, seguramente con su hija no había sido la excepción; yo practicaba y era bastante buena en todo lo que me proponía, pero nunca me enfoqué a la perfección absoluta de mi tiro con arco. Tal vez ella también había pasado por algo similar, tal vez no era tan mala, pero por otro lado temía que fuera otra Elizabeth que terminaría causándonos más problemas. Porque esa fue la razón por la que nuestro "viaje" se alargó, cuando mi tía se enteró exilió a ambos príncipes y sólo volverían cuando ella lo considerara necesario; el castigo iba a ser más grave literalmente casi manda a matar a ambos e incluso a la mismísima Elizabeth, recuerdo como fue esa conversación, no fue muy bonita y sólo el tenerlo presente en mi mente me hacía sentir ese trago amargo recorriendo mi garganta una vez más.
-Evangeline, ¿por qué entras sin ser anunciada? -yo ni siquiera había tenido esa consideración, y eso la había molestado, ya que se había puesto de pie para alzar la voz en busca de una explicación.
-Disculpe, majestad, pero no puede hacerlo. -expresé frustrada hablando rápidamente.
-Recupera tus sentidos, claro que puedo, soy la Emperatriz de los cuatro reinos, ¡cómo te atreves a venir a decirme que puedo o no hacer!
-Con todo respeto, tía; estamos hablando de su hijo, y de su sobrino; ¿cómo puede mandar a los verdugos tras ellos? ¿y qué hay de Elizabeth, ella es una Landrade, familia de quien fue su mejor amigo, la matará también?, y sí, estaría alegre porque es una odiosa, pero Fred la ama por alguna loca razón, no haga esto.
- ¡No seas insolente! Pareces una total tonta y no aquella chica a quien casi le confío el reino de Cloma,¡¿Acaso quieres ser una debilucha?!, andar creyendo en esas tonterías del amor. -masculló. -Tal vez deberías unírteles, ya que tanto hablas por ellos.
-Lo haré sí es necesario, pero déjeme decirle que, si usted les hace, aunque sea un rasguño, o alguno sale herido o sufra daño alguno; confíe en que me tendrá en su camino. ¿No es eso lo que usted me enseñó? La lealtad a la familia es lo primero y usted rompe la regla, yo no pienso cambiar eso sólo porque su moral lo haya hecho, ¿don ...-no pude terminar ya que la mujer se apareció frente a mí y me calló con una cachetada.
-Me decepcionas hasta el límite, ¡recuerda con quién hablas!, nada me impediría acabar contigo en este mismo instante.
- ¿Acaso cree que me dejaré matar?, si es necesario me defenderé.
-¿Tratarás de pelear conmigo?, eres una niña poderosa, pero sigues siendo eso, una niña; no podrías ni aunque lo intentarás.
-Pero no lo hace, porque sabe de mi influencia en la corte, porque mi padre se alejaría y con él uno de sus mayores aliados, estoy segura de que tío Aidan también te daría la espalda, estarías sola, adiós Imperio.
-¿Cómo te atreves a...
-Sé mover mis fichas, a ser lista y a jugar mis cartas; aprendí de la mejor, después de todo. -supe que con aquellas palabras la pelea anterior sería olvidada por completo, sí algo amaba mi tía eran los desafíos y las intrigas; el ver como yo había volteado todo a mi favor en vez de enojarla le causaría curiosidad; así era ella, después de siglos a su lado la conocía claramente.
-No lo negaré, pero si sigues interponiéndote no acabarás bien
-Siempre he sido directa con usted tía, nunca he sido hipócrita y eso lo sabe por lo que me gusta dejar todo en claro, aprovechando el momento, ¿por qué a mí? - pregunté queriendo al fin saber la respuesta a aquella pregunta.
-¿A que te refieres?
- ¿Por qué siempre me educaste a mí?, me refiero a que siempre fui yo, cuando mis primos aún corrían por ahí haciendo bobadas yo ya te acompañaba a la corte, yo peleaba y había ordenado colgar a quien sabe cuántos traidores bajo tus órdenes. ¿Por qué no a Darek, sí él es tu hijo y heredero?
-Simple, tus padres son ambos poderosos, eres ambiciosa, fuerte, sabes salirte con la tuya simplemente con palabras, algo que Darek nunca tuvo, tienes mucho potencial, y lo demostraste desde pequeña; yo sé apreciar eso, es el único motivo por el que no has perdido la cabeza.
-Tía, pero usted...
-Puedes estar tranquila, necesitan tener un castigo, el precio no será la vida de ninguno, por esta vez, porque tienes razón Darek sigue siendo mi hijo y no peleé por salvarlo tantas veces en el pasado para que muera ahora; sin embargo, siguen desterrados eso incluye a Elizabeth ;tú puedes ir y venir con libertad, pero también quiero que me informes de cualquier conflicto, trata de ir con Rek, necesitará fortalecer su carácter si desea ser rey pronto ,y eres la única que podría convertirlo en un monarca aceptable.
-Así lo haré. -aseguré.
-Y visita a Frederick, tampoco quiero que se vuelva a salir de control; algo así no puede volver a pasar, esos dos deben aprender a controlar sus impulsos y emociones o todo se vendrá abajo, todo será en vano; ten buen viaje, sobrina.
Sí, así eran nuestras conversaciones cuando mi instinto de la hermana mayor que no era salía a defender a esos desagradecidos, pues yo solía cargar con los problemas de ambos y así me costara la vida no dejaría de defenderlos, eso lo tenía claro, todos lo hacían; así a veces llegara a odiarlos, ellos eran mi familia, y no había nada más importante que eso para mí.
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El establecimiento de la princesa- Una historia corta de Promesas sin fin
Ficción históricaConoce la historia de Evangeline Cloma, la joven hija del príncipe Alexei, aquella imagen de la perfección, que nunca rompe las reglas, la sobrina predilecta de la gran emperatriz; aquella muchacha tan temida y respetada por todo ser pensante a lo l...