Aquel viaje de una semana se convirtió en algo de años, donde pasamos viajando entre los cuatro reinos, no habíamos visto a Fred en todo ese tiempo, aunque sabíamos que había vuelto a residir en la capital, pero a pesar de la distancia tanto el cómo Darek se enviaban "bromas" mutuamente, y lo justificaban diciendo que eso solidificaría su relación de hermanos, cuando obviamente lo hacían para molestarse mutuamente.
Felizmente mi la relación con Darek volvió a ser la misma que antes, volvíamos a ser inseparables y aunque de vez en cuando tuve que jalarle las orejas por alguna de sus payasadas, las cosas parecían ir por buen rumbo.
En este instante nos encontrábamos llegando desde Sucgian a Cloma, volveríamos a casa, mi padre me había escrito una carta y me pidió que mantuviera en secreto el motivo: teníamos que prepararnos más porque Darek y Fred ascenderían a sus respectivos tronos, y a mí me darían Center Town, como duquesa de provincia me encargaría de todo lo que a ella respectara, aunque técnicamente ya lo hacía, sólo que ahora sería oficial, ya que mi padre era encargado de aquella zona, pero por cuestiones de tiempo me la había cedido a mí.
-Compórtate con Fred, no quiero tener que andar soportando sus peleas, quiero que se lleven bien, por lo menos en mi presencia.
-Como ordene la reina. -musitó irónicamente.
-Es en serio, Darek, no arruines nada esta vez, porque estarás solo en cualquier problema.
-Eso es mentira, siempre que meto la pata estás ahí, molesta y queriéndome matar pero me ayudas.
-No cuentes con eso esta vez. No volveré a ayudarte, así que o te esfuerzas o pagas el precio tú solito. -respondí mientras abandonábamos el carruaje y frente a nosotros se asomaba el gran palacio donde habíamos crecido.
-Admite que extrañaste este lugar. -comentó mi primo.
-Como no, es mi hogar, siempre lo será. -concedí descendiendo con una sonrisa. -Por cierto, ni creas que no sé qué enviaste un grupo de guardias tras Frederick.
- ¿Yo?¡imposible!
-No me mientas, sabes bien que no soy tonta. Sé que después de esa broma no ibas a quedarte de brazos cruzados, pero tienes que admitir que se lució. -dije sofocando una pequeña risa.
- ¡Si muy chistoso! -respondió con sarcasmo mientras nos aventurábamos a su habitación para seguir hablando.
-Entonces, ¿vas a seguir peleando con Frederick por esa broma? -pregunté mientras él no parecía muy dispuesto a seguir hablando del tema.
-Sabes cómo es esto, Evangeline, no puedo dejar a Fred sin pagar por lo que hizo, ¡no pude despegar esa espada de mi mano por una semana! -sí y había sido genial, por primera vez podía decir que el rubio se había vengado con todas las de la ley. Darek era menos pacífico que mi primo menor; Fred solía hacer pequeñeces que lo molestaran mientras el mayor se enfadaba y era capaz de mandar a sus soldados a darle una paliza.
- ¿Qué vas a hacer? -insistí porque sabía que Fred no había sido alcanzado por su gente, pero no alcancé a recibí respuesta alguna porque miles de globos de agua helada cayeron sobre nosotros, al estar desprevenidos no pudimos mantenernos secos a través del poder de nuestro elemento.
-¡Frederick te voy a matar! -grité furiosa por su terrible recibimiento.
- ¡Fred, de esta no te salvas! -gritó Rek en un tono parecido al mío.
-Creo que no pudiste hacer nada, -dijo en respuesta a la pregunta que yo había hecho al pelinegro empapado a mi lado. -Bienvenido primos queridos, los abrazaría, pero jugar carnaval con ustedes no está entre mis planes para hoy. -declaró con una sonrisa pintada en el rostro. Miré al chico a mi lado y con un asentimiento nos pusimos de acuerdo, combinamos nuestro poder y concentramos toda el agua que había caído sobre nosotros, incluso sobre nuestra ropa, en un gran chorro que le fue disparado al ojigris que salió volando.
Mientras se ponía de pie, pude ver a otra figura tras él, una chica. Darek estaba de espaldas tratando de no gritarle a Fred en su primer encuentro, mientras el otro se quejaba en el piso.
-Te lo merecías -dijo mi primo sin notar aún que teníamos compañía.
-Lo siento yo sí quería jugar carnaval contigo y bueno.... te lo merecías. -respondió tímidamente con voz suave desde el piso la acompañante del heredero de Trimil. Eso pareció llamar la atención del príncipe mayor, quién recién caía en cuenta de que no estábamos sólo los tres. Darek me preguntó con la mirada porque no le había dicho que Fred no era el único al que le cayó el golpe de nuestro poder, mientras yo fingía sorpresa de no haberme dado cuenta de aquel detalle mientras él se acercaba a la chica yo me hice la indiferente y desde la salida escuché lo que decía el pelinegro.
- ¿Necesitas ayuda? -ofreció para lo que fue, bajo mi sorpresa, ¿amabilidad? Eso era raro, Rek nunca se esforzaba en ser amable con nadie.
- ¡Obvio que la necesita, la hiciste volar dos metros para luego empaparla con este frío! -reclamó Fred furioso.
-No pasa nada-respondió aquella niña en quién ni siquiera reparé, sólo esperaba que no causara problemas.
La última vez una chica bastó para separarlos, Fred la defendió con ferocidad, obviamente la apreciaba y con el simple gesto de amabilidad supe de alguna manera que Darek se había fijado en ella, y temía por cómo podía terminar esta vez, tenía miedo en pensar que tal vez no habría manera de resolverlo todo. Aunque por otro lado sí se mataban entre ellos, yo sería la única que podría heredar Trimil y Cloma, ya que era la única familiar lejana de Fred y la más cercana de Darek; me reí para mis adentros ante mis ocurrencias que a veces no iban tan en broma; sólo que él amor a mi familia me podía más que mi ambición.
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El establecimiento de la princesa- Una historia corta de Promesas sin fin
Tarihi KurguConoce la historia de Evangeline Cloma, la joven hija del príncipe Alexei, aquella imagen de la perfección, que nunca rompe las reglas, la sobrina predilecta de la gran emperatriz; aquella muchacha tan temida y respetada por todo ser pensante a lo l...