40 Razones por las que Angry no aprueba a Ran

Razón 7

«Razón número 7: Es celoso»

Ran miraba a lo lejos como Nahoya conversaba amenamente con un chico que no se le hacía conocido.

Había ido de imprevisto a buscar a su novia a la universidad, para después llevarla a ver esa película de la que había estado hablando toda la semana.

Sintiendo cada vez más frustración al ver cómo su presencia aún no era notada por su adorable pelusita. Ran camino hasta donde se encontraba Nahoya aún hablando con el chico desconocido.

— Hola algodoncito precioso—. Ran saludo a Nahoya con un beso en los suaves labios de la chica.

Debido a lo repentino de la acción Nahoya se quedó unos segundos procesando lo que estaba sucediendo, antes de mover con parsimonia sus labios junto a los de Ran, pero cuando el rubio tocó sus labios con su lengua, recordó que tenía compañía, por lo que se separa de golpe del Haitani antes de incomodar aún más a su compañero.

— Disculpa, Suzuki, este es mi novio Ran Haitani—. Presentó Nahoya a su compañero.

Ran simplemente miro de arriba a abajo al tipo sin decirle absolutamente nada, para después pegarse al costado de su novia tomando su cintura entre sus manos.

Para aliviar el silencio incómodo que había quedado después de la presentación, Nahoya decidió continuar con la plática.

— Entonces seguiremos con el proyecto mañana, debemos asignar el presupuesto y checar todo el control de Calidad.

— Está bien, Naho—. Asintió con una sonrisa leve el chico, aliviado de poder escapar de los ojos filosos del chico al lado de su compañera—. Nos vemos mañana.

— ¡Hasta mañana Suzuki!—. Se despidió Nahoya.

— ¿Quién era ese idiota?—. Murmuró Ran escondiendo su cara en el cuello de Nahoya, comenzando a chupar suavemente el blanco cuello de su novia.

— Es Suzuki, el chef nos asignó un proyecto juntos.

— Se ve que es un tonto.

— Eres un grosero, Haitani—. Espeto Nahoya mientras le mandaba un mensaje a su hermano comentándole sobre su salida con Ran, y avisándole que llegaría más tarde a la casa.

— Mmm...

— Idiota, ya no me chupes el cuello—. La pelinaranja le pegó un zape al de trenzas cuando sintió una fuerte mordida en su cuello— ¿Eres un maldito vampiro o que?

— Listo—. Murmuró para si mismo Ran cuando vio la obra maestra que había hecho en el lechoso cuello de Nahoya— Ahora sí, pelusita, vamos al cine.

Ran la tomo de la mano, para juntos ir al coche estacionado a unos metros de ahí.

— ¿Qué se supone que está listo?—. Preguntó Nahoya, pero Ran se hizo el desentendido, comenzando a preguntarle sobre su día.

Ese día cuando regreso Nahoya de su cita con Ran, Souya sintió su alma irse de su cuerpo en cuanto vio el chupetón que su hermana llevaba en el cuello, mientras era mirado con una sonrisa juguetona por Ran.