Razón 5

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«Razón número 5: Es demasiado coqueto»

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«Razón número 5: Es demasiado coqueto»

Nahoya miro fastidiada los ojos amatistas que la miraban de forma coqueta

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Nahoya miro fastidiada los ojos amatistas que la miraban de forma coqueta. Apretó sus dientes sintiendo como una pequeña vena se marcaba en su frente.

No sabía cuántas veces había rechazado al maldito Ran Haitani, y ni siquiera sabía cuándo este, se enteró de dónde trabaja.

— Mi querida pelusita, no sabía que trabajabas aquí.

Si, claro, espeto Nahoya mentalmente. La sarta de groserías que tenía en la punta de la lengua tuvieron que ser tragadas, no podía ser grosera con los clientes. Ya sería la tercera advertencia que tendría de su jefa, y como dicen, la tercera es la vencida, y sería muy probable su despido.

— Buenas tardes, ¿qué desea ordenar?—. Nahoya decidió hacer como si no lo conociera, aunque realmente no lo hacía. Solo tuvo la desgracia de que Muto los hubiera presentado en una fiesta en la que habían coincidido.

— No seas así, cariño.

— Si no va a pedir nada, puede irse a la...—. Se interrumpió al sentir la mirada de su jefa en la nuca, sabía que en ese momento todas sus acciones estaban siendo evaluadas. Simplemente le sonrió al Haitani con la sonrisa más falsa que había esbozado en su corta vida.

Ran miro divertido a Nahoya, se le hacía sumamente interesante como esa chica con caía ante sus encantos, lo que le hacía querer estar cerca de ella hasta que por fin cayera en sus brazos.

Esperaba que está chica le diera diversión suficiente para un rato. Le gustaban los retos difíciles.

— Si no es mucha molestia querida, te pediría a ti.

Nahoya rompió el lápiz que tenía en su mano, todo su cuerpo temblaba por la rabia retenida. Quería tirarle un puñetazo que aflojaría más de uno de esos perfectos dientes.

— Si no vas a ordenar nada, lárgate de aquí y deja de hacerme perder el tiempo.

— Está bien, dulzura—. Ran arrastró las palabras en tono coqueto, que no surtió efecto alguno en Nahoya—. Quiero una rebanada de pastel de chocolate amargo, y un americano.

Con el pedazo de lápiz que aún no estaba roto, anoto en la pequeña libreta lo que el estúpido Haitani había pedido, para llevarlo.

Mientras Ran estuvo en la pequeña cafetería le mandaba a la pelinaranja cientos de miradas y guiños coquetos, los cuales no pasaron desapercibidos por ningún cliente, quiénes creían que Ran era el dulce novio que había ido a visitar a su novia mientras trabajaba.

Nahoya contuvo sus ganas de aventarle café hirviendo a su entrepierna, debía recordar que su beca en la universidad no era del 100% lo que hacía que necesitara este trabajo.

Al final de la tarde, Nahoya arrugó con furia el papel con el número que Ran le había dejado en la mesa que antes ocupaba.

Ran se dió cuenta que ninguno de sus coqueteos servía con esa chica, tendría que idear otra forma para tener entre sus brazos a la nueva belleza que lo había cautivado.

Ran se dió cuenta que ninguno de sus coqueteos servía con esa chica, tendría que idear otra forma para tener entre sus brazos a la nueva belleza que lo había cautivado

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40 Razones por las que Angry no aprueba a RanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora