3 ; POV GABRIEL

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Vaya día de mierda.

Así han sido todos los días de mi vida desde que esa maldita mujer se fue. La misma a la que le entregué mi corazón y que solo me usó para burlarse de mí.

Nunca pude amar a nadie con la intensidad con la que amé a Emilie, a la única mujer a la que siempre consideré "el amor de mi vida". Pero esa otra mujer... ella fue solo un tropiezo. Un error del que finalmente pude levantarme. Si quería demostrar que podía enamorar al frío Gabriel Agreste, lo logró. Bravo. Ahora tiene algo de qué jactarse con sus amigas.

Me enteré que tiene una familia. ¿Qué puedo decir? En un primer momento... lo aceptaré, sentí tristeza. Pensar que salió de mi vida para ir a los brazos de otro hombre, quizás, de manera rápida. Y si quiero ser pesimista, probablemente ya estaba con él al mismo tiempo que compartía su vida conmigo.

Han pasado cuatro años desde que desapareció. Desde entonces, solo la he vuelto a ver una vez.

**- FLASHBACK -**

Ese día me dirigía a una reunión personal, una de esas que, por educación, no se pueden hacer por teléfono. Estaba más irritable de lo habitual, y sabía perfectamente la razón.

El tráfico en la ciudad era un desastre, y le sugerí a Gorila que buscara una ruta alternativa. Por suerte, había una. Teníamos que rodear un pequeño parque, bastante tranquilo según las referencias.

Mientras avanzábamos, por primera vez en años decidí bajar las ventanas del auto para que la brisa fresca entrara. El aire alivió un poco mi mal humor, pero solo un poco.

Fue entonces cuando, en una de las bancas del parque, vi un cabello negro azabache con ese inconfundible mechón rojo. Era ella, Nathalie, sentada junto a un hombre que sostenía a una pequeña bebé en sus brazos.

Hoy se cumplía exactamente un año desde que Nathalie había dejado la mansión.

Como si fuera obra del destino, nuestros ojos se encontraron. Nos miramos fijamente durante unos segundos, que me parecieron eternos. Luego, el semáforo cambió a verde, y el auto arrancó.

Más tarde, después de aquella reunión, regresé a la mansión, irritado. Una de mis asistentes más recientes entró en mi oficina.

—Señor Agreste, sobre los proyectos pendientes...— Pero no escuché nada más de lo que dijo. Su voz se volvió un ruido molesto en el fondo. No podía concentrarme, porque había algo que me atormentaba.

Nadie, absolutamente nadie, podría jamás igualar la eficiencia de Nathalie Sancoeur. Aunque me daba una inmensa rabia admitirlo

—Estás despedida —fue todo lo que le dije antes de dar un portazo y encerrarme en mi atelier.

- FIN DEL FLASHBACK -

Aún no puedo explicar las emociones que me invadieron en ese momento. Si no hubiera tenido algo de sentido común, habría bajado del auto y la habría llevado conmigo. Pero había algo que me golpeó más fuerte: verla feliz.

Ella, realizada, con una familia, mientras yo me hundía más y más en mi propia miseria. No iba a darle el gusto de verme así. Si eso era lo que ella deseaba, si quería ver cómo me destruía, no lo permitiría.

Sin embargo, nunca supe por qué se fue. Tampoco insistí en averiguarlo. Gabriel Agreste no ruega a nadie. Si ella no me quería en su vida, ¿por qué iba yo a quererla en la mía?

Estaba dispuesto a darle todo, y se marchó sin más. No quería odiarla, pero, si no me forzaba a hacerlo, sabía que la seguiría amando, y no podía permitírmelo.

Todo parecía perfecto. La empresa iba bien, como siempre, pero los diseños que creé pensando en ella... esos eran especiales. Incluso mejoré mi relación con Adrien por ella. Sabía que verla feliz implicaba pasar más tiempo con mi hijo, aunque no fuera capaz de reconocerlo abiertamente.

Adrien... Él debe odiarme. Siempre he sabido que no merecía su amor. Mi forma de reaccionar ante su afecto era patética; cada vez que intentaba acercarse, yo lo rechazaba. No porque no lo quisiera, sino porque no sabía cómo manejarlo. La vulnerabilidad nunca fue una opción para mí.

Desde que Emilie murió, no pude ser el padre que prometí ser. Ella me hizo prometerle que siempre estaría allí para él, que le daría todo el amor que ella no podría darle. Y he fallado en esa promesa, una y otra vez.

Cuando veo a Adrien, veo el rostro de Emilie, y eso me duele más de lo que podría explicar. La impotencia y la rabia me consumen. Todo parecía tan perfecto durante el embarazo, ¿qué salió mal? ¿Por qué la vida decidió ensañarse conmigo de esa manera?

Cuando finalmente intenté darle una oportunidad a la felicidad, la vida se volvió a reír en mi cara.

¿Qué fue lo que hice para merecer esto?

Si soy sincero, hace mucho que decidí dejar de preguntármelo. Entendí que mi vida es un desastre, una espiral interminable de decepción y sufrimiento. Ahora solo me queda vivir con ello, aceptando que la felicidad nunca fue parte de mi destino.

* * *
Hola, muchas gracias por leer mi historia <3

Lo Que Nunca Te Dije ; 𝐆𝐀𝐁𝐄𝐍𝐀𝐓𝐇 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora