Ojos Verdes

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Me bajo del bus en la parada más cercana a mi hogar, el aeropuerto estaba repleto y lo único que quiero hacer es recostarme en mi vieja cama y dormir un buen rato.

Hace dos meses me fui de viaje por temas de trabajo, hace tres meses que no veo su rostro y hace cuatro meses era inmensamente feliz a su lado.

Me quedo de pie en frente de la reja negra de mi hogar, busco las llaves en mi maletín y al encontrarlas las tomo para poder abrir la puerta y entrar. La casa me recibe con un ambiente solitario, todo está igual a como lo dejé, agradezco que nadie entró a robar. Cierro la puerta detrás de mí y dejo la maleta a un costado, ni siquiera tengo ganas de ver sí todo está completamente bien. Subo las escaleras, llego a mi habitación, y me deshago del abrigo, de los zapatos y del maletín, rodeo mi cama y me percato que el polvo está consumiendo un pequeño cuadro que hay en la mesita de noche, me quedo observándolo, sale ella. De pronto, un recuerdo comienza a reproducirse en mi cabeza como si fuese una película.

Una vez llorando le dije:

-No sé qué haré el día que ya no estés conmigo, creo que moriría, me ayudaste tanto que no me imagino una vida sin ti.

Su respuesta solo fue mirarme, con esos bellos ojos verdes.

Creo que lo que dije tenía un poco de razón, no sé qué hacer, día a día me voy apagando un poco más y lo único que pasa por mi mente son los recuerdos tan bellos que viví a su lado.

Algunos dicen: "Tienes que aprender a vivir con el dolor", "en algún momento pasará", "pronto dejará de doler", y mi pregunta es, ¿En qué momento lo hará?, ¿Cuándo aprenderé a manejar el dolor?

Dejo el cuadro en donde estaba y me dirijo al baño, abro el grifo, me lavo la cara, las manos y tomo la toalla para deshacerme de las pequeñas gotas que aún están en mí.

Vuelvo a mi habitación, pero en el camino me encuentro con un collar en el suelo, también era de ella, perdió muchos, pero este fue el último. Lo tomo y lo dejo al lado de mi repisa, en donde hay otro cuadro, pero este es solo de sus ojos, sus bellos ojos verdes y de su hermosa melena negra, la cual brillaba en todo momento.

Me cambio de ropa y me coloco la que dejé acá antes del viaje. Me acuesto en la cama y al apoyar la cabeza en la almohada, pequeñas lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, el llanto comienza a ser incontrolable, la tristeza comienza a posarse otra vez en mí, aparece como si fuese una amiga de años que nunca se irá, que nunca me dejará.

Trato de calmarme, pero no puedo, ella siempre aparece en mi mente, cuando llegaba del trabajo y me recibía con un hermoso ronroneo, cuando me maullaba para que le hiciera más cariño, cuando llegaba a mi cama y se dormía a mi lado. Era lo más bello que tenía mi vida y ya no está. Más que mi mascota, era una gran parte de mi alma.

Tú solo leeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora