VII - Y yo voy cayendo al vacio.

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Mis alas se expanden y mi boca suelta todo mi fuego, largándolo en mi pecho lleno de sangre. Llevo los ojos cerrados todavía, pero siento que la bala se va hundiendo poco a poco, más todavía. Quiero soltar mi odio, pero mis ojos no se despegan uno de otro.

Ningún sonido en el espacio: vacío. Ninguna duda en mi corazón: lleno de fuego.

El metal de su bala va solidificando todo mi cuerpo, endureciéndome y haciéndome dormir como si mi metamorfosis se basara en el cambio a estatua.

El fuego se retira de los dedos de mis pies, retrocede hasta dejar dormir mis cimientos, deja mis pantorrillas y eriza la piel de mis muslos, abandonando la totalidad de mis miembros inferiores. Lo mismo pasa con mis manos y brazos, todos dormidos en un sueño de infinitos años.

Un grito me despierta y hace despegar mis ojos uno del otro.

dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora