Capítulo 1

824 48 11
                                    

-¿Qué se supone que haga ahora? Esto es muy grave, y no tenemos para solucionarlo. El dinero no nos alcanza y mi padre está muy grave. A éste paso, si no consigo un trabajo que pague un poco mejor y no me haga renunciar a mis clases o un aumento de parte de mi jefe , tendré que abandonar la beca, porque tendré que emplear mi tiempo en trabajar de lo que sea que pueda, todas las horas que me permitan, para poder pagar el tratamiento. No quiero siquiera considerar la posibilidad de dejar que la enfermedad avance aún más. 

-Tranquila Nya, todo va a salir bien, verás que todo tiene solución. Tu padre es fuerte, él va a salir adelante y alguna posibilidad aparecerá para que puedan pagar el tratamiento. 

Leucemia, tenía que ser leucemia, no podía ser un resfrío, no podía ser una anemia que se curara o manejara y mejorara con suplementos, no podía ser nada que no resultara tan peligroso y mortal, tenía que ser CANCER. ¿Por qué? ¿Por qué él? Es un hombre maravilloso que ama a su familia y trabaja horas y horas para darle todo lo que puede, a veces incluso turnos dobles... Lo había visto más de una vez llegar cansado, completamente agotado, mas siempre con una sonrisa para sus hijos, disimulaba su agotamiento para que no nos preocupáramos, mas yo veía las bolsas obscuras bajo sus ojos, los bostezos que disimulaba, los dolores que ocultaba. 

La beca había sido un alivio, porque había implicado que no necesitaría ningún tipo de ayuda monetaria extra, todos mis gastos serían cubiertos y no cargaría a mis padres con más problemas, incluso había buscado un trabajo de medio tiempo para poder ayudarlos. 

Y ahora pasaba esto... ¿Qué se supone que haré ahora? ¿Cómo solucionaríamos el problema? ¿Cómo conseguiría el dinero para pagar los gastos de sus tratamientos? Porque no pensaba dejar a mi padre a su suerte, jamás, no después de todo lo que hizo durante mi vida para que nada me faltara mientras crecía, tanto a mí como a mis hermanos. No, lo amo, mi padre siempre fue mi héroe, no puedo dejarlo solo, algo tengo que hacer.

Y tampoco puedo cargar a mi madre con esto, dejar que ella lidie sola con eso, su trabajo como maestra no daría jamás lo suficiente como para poder pagar todas las cuentas y el costo de los tratamientos. 

El problema ahora era buscar una oportunidad, algo que nos sirviera para poder sustentar todo, porque además de su enfermedad, lo más probable es que el médico le dirá que ya no trabaje, que tiene que hacer reposo. Aún no ha podido determinar el avance de su enfermedad, qué tan grave es su situación, así que no sabemos si podrá continuar como él quería, se negó a quedarse en cama. Sé muy bien que mi abuelo lo educó para ser "el hombre de la casa", que le inculcó que él debía ser quien mantuviera a su familia, que era su responsabilidad, que un hombre que no puede cumplir con eso, no vale, y se ha vuelto su filosofía de vida. Es muy terco. 

La verdad es que no soporta sentir que es una carga o un inútil, y lo entiendo, el problema es que no es algo que él pueda controlar y no me gusta ver el estado de ánimo deprimido que se carga desde el momento en que nos enteramos de lo que tenía. 

Siendo la mayor, siento la imperiosa necesidad de ayudar, siento que es mi responsabilidad, después de todo, soy la que tiene ya veintiuno, estudia y trabaja y mis hermanos a penas están entrando en el secundario, Anabeth y Luther tienen a penas catorce y doce años respectivamente, no es posible que puedan hacer algo, por más que eso quieren. No pueden, son niños, tienen que vivir su infancia, esto es algo que tenemos que resolver los adultos.

-¿Nía? Te estoy hablando.

-¿Ah? ¿Qué?

-Sé que estás preocupada, sin embargo, apreciaría que me prestaras atención. 

-Lo siento, no puedo quitarme de la cabeza esto. Estoy muy preocupada.

-Lo sé, te comprendo, y quisiera poder ayudarte, mas no estoy mejor que tú. Mi madre está otra vez con sus ideas hippies para adelgazar y está gastando en grande en todas esas cosas que, estoy segura, no sirven de nada. 

Tráiganme un Sugar Daddy doble, por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora