Capítulo 18

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No sé qué es lo que esperaba realmente, quizás mi mente pervertida creía que sería algo así como el "cuarto de juegos" de Christian Grey, lleno de juguetes por todos lados, un potro quizás, o hasta una de esas cruces adosada a la pared, sin embargo, no es nada de eso, por el contrario, es un cuarto decorado con muy buen gusto y que trasmite paz, por decirlo de alguna forma. 

El suelo es mayormente de una baldosa negra que asimila al mármol, con varias alfombras mullidas por aquí y por allá, de esas que seguramente podrías usar hasta de cama. Las paredes son de color crema y con decorados muy sutiles en algunos sitios, con un gran ventanal en la pared del fondo, el cual tiene una hermosa vista y deja pasar mucha luz natural. Una enorme cama (tal y como dijeron) ocupa gran parte del espacio de la pared lateral al ventanal, la cual se nota mullida y es con dosel de cuatro postes. A cada lado, una mesa de luz con unas hermosas lámparas.

En el lado opuesto, un jacuzzi se aloja sobre una plataforma de madera obscura y se me hace tentador el acercarme y probar si el agua está tibia justo ahora. También hay varios sillones mullidos y uno raro y curvado que no había visto nunca y me hace preguntarme para qué es o cómo se usa, no tiene una forma muy convencional precisamente. Una chimenea de gas se aloja en la pared donde está la puerta por la que entramos a un par de metros, copando casi la esquina completa, y hay una arcada entre ésta y la zona donde está la cama, la cual me da una vista bastante amplia de lo que parece ser un baño grande, con una ducha de cristal en la que fácil entran cuatro personas y una pared completa de espejos. 

El techo mismo tiene espejos, lo cual no esperaba en absoluto. 

-Wow...

-¿Te gusta?

La voz de Dante me saca de mi ensimismamiento y me volteo hacia ellos, quienes me observan expectantes, como si les preocupara que algo de todo esto pudiera incomodarme o disgustarme. La verdad es que es incluso más lindo que mi propia habitación en casa. 

-Es muy lindo, parece un cuarto lujoso de hotel de cinco estrellas, de esos que aparecen en las revistas. 

-Pues gracias, lo diseñamos nosotros. 

-¿Hace cuánto tienen éste cuarto? ¿Alguien más lo ha visto?

-Hace un tiempo, y salvo Nana y quienes lo hicieron, nadie más lo ha visto. Lo hicimos con la idea de que la mujer que estuviera con nosotros fuera la única aquí aparte de ambos, por lo que (salvo por la limpieza rigurosa que realiza Nana aquí) podría decirse que ha estado llenándose de polvo (metafóricamente hablando) a la espera de su "verdadera ocupante". 

-O sea que solo dos mujeres hemos pisado este sitio. 

-Y esperamos que así permanezca. Adelante, recórrelo si gustas, queremos que lo sientas como propio. 

Asiento y suspirando para relajarme, me adentro más en el espacio, notando que las alfombras son realmente esponjosas y que la cama tiene un grosor bastante considerable, lo que es entendible si pensamos en tres personas usándola al mismo tiempo y, más puntualmente, dos del tamaño de los gemelos. Incluso la madera de la estructura parece estar reforzada. 

Los postes tallados me asombran, tienen dibujos intrincados y, dejándome confundida, noto que cada uno tiene una anilla, solo que no estoy segura de para qué serán y no sé si deba preguntar. Ellos dijeron que fuer abierta, que preguntara lo que quisiera saber sin temor ni vergüenza, que con ellos no la tuviera, que la dejara olvidada.

-Am... ¿para qué son estas anillas?

En cuanto lo pregunto, me arrepiento un poco al ver cómo me sonríen ambos mientras se acercan. Cada uno queda a mi lado y se acercan tanto que hasta puedo notar sus alientos rozando mi piel. 

Tráiganme un Sugar Daddy doble, por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora