Capítulo 10: ֍‡ El mañana llegó ‡֍

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Un triste chico caminaba por la maleza; perdido; sin poder preveer su torpeza; tropezó y cayó, y en negro se quedó. Tenía miedo de volver a levantarse, no quería caer otra vez. Triste y solo, atrapado en su propia mente martirizada; decidió no moverse. Inmóvil y mudo, lloró en silencio por su incapacidad.

Todo quedó marchito a su alrededor. Para él, la luz ya no existía; simplemente se apagó. Su falso sentido de las cosas lo envolvió en un perpetuo vacío; ya no había nada más que hacer. Eso, hasta que escuchó el clásico tintinear de dos cascabeles siendo tocados.

Con suma sorpresa, vio al par de instrumentos extenuar un brillo plateado a su alrededor, tan fuerte, que podía divisar un camino entre el medio de ellos. Al principio tuvo miedo de ir; no quería volver a tropezar; sin embargo, aun con la duda, se negó a seguir estando en un sitio donde el aciago era todo lo que veía. Decidió arriesgarse y pasar por aquel camino.

Se llevó consigo los dos cascabeles, ambos ayudando a que pueda visualizar el camino por el que pasaba. Los traía consigo muy cerca del pecho por temor a perderlos; pensando que el solo aflojar su agarre un poco los dejaría caer; volviendo a las fauces de aquel ominoso negro.

Pasó por varios pasadizos, pero ninguno parecía ir a ninguna parte. Eran demasiados cómo para saber cuál era el correcto; no había forma de que lo supiera. Hasta que un susurro vino de uno de ellos.


«...Puedes hacerlo...»


No sabía la razón del por qué, pero tuvo una motivación de seguir ese ligero llamado; la curiosidad de conocer quién era la fuente de aquella voz; de aquella posible persona que lo ayudó en tomar el camino correcto sin que él se hubiera dado cuenta. Quien sabe...tal vez y solo esa acción lo haya logrado alejar de un camino de horror.

No sabía cuánto tiempo había estado caminando; temeroso de que haya elegido un mal camino, quiso volver atrás y tomar otro de los que estaban en el inicio. Pero los cascabeles produjeron un tintineo, iluminando con nuevo vigor su camino; parecía que no había necesidad de retroceder.

De grandes tramos de pinos, se abrieron dos caminos, ambos con una niebla que los cubría; tan oscuros y profundos que era imposible poder observar a través de ellas; esta era, su última decisión.


¡¡BRUAAARRR!!


De los ensombrecidos maderos, un rugido bestial ensordecedor salió de ellos, levantando aires que doblaban a los pinos en posiciones imposibles. Se giró rápidamente para conocer las causas de tal anormalidad, pero lo que vio al fondo...lo dejó congelado.

Una bestia enorme, que casi traspasaba los enormes robles con su estatura y pelaje oscuro; no tenía una forma la cual se pueda correlacionar con algún animal, pero eso poco importó, cuando los galopes sísmicos de sus garras comenzaron rugir.

Pálido y frío como estatua helada, solo expresó con horror el cómo cada segundo que pasaba, esa bestia se acercaba diez metros más a él. Sus rodillas le fallaron, obligándolo a colapsar sobre su propio peso y observar en miseria cómo aquel terrible ser se aproximaba para matarlo.

Solo cinco metros; cinco metros para que conociera su fin en este apático y cruel mundo. Cerrando los ojos con negación; aceptación; entregándose a lo que el destino le impuso en esta vida; solo espero lo mejor.

"𝙽o 𝙿edí 𝚂er 𝙿arte 𝙳e 𝙴sta 𝙷istoria"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora