Capítulo 3: ֍‡ Una nueva vida ‡֍

87 12 13
                                    




Los días comenzaban como siempre, el sol salía en el horizonte para nuevamente saludar, empañando el cielo anteriormente oscuro con su radiante luz. Las aves revoloteando por las ventanas junto con su alegre piar, un nuevo día iniciaba, y una nueva etapa comenzaba.

De entre el monto revuelto de cobijas, el pequeño bulto de la figura de Akini se hacía notar, su pequeña cola se mecía lentamente de un lado a otro; una indicación de su reciente despertar. Descubriéndose la manta de su cabeza, reveló así su alborotada cabellera, como también sus ojos cansados y rojos; no a causa del llanto, sino del insomnio que a veces sufría. No era extraño para él levantarse en medio de la noche asustado y sudoroso por pesadillas que una vez despierto, no le gustaría recordar. Ha sido así desde siempre, solo que ahora es de vez en cuando, algo que agradece muy dentro de él.

Tratando de recuperarse de su estado adormilado, vio por toda su habitación en busca de algo, encontrándolo; nada...porque ahora mismo, estaba volviendo a cerrar sus ojos y caer nuevamente a los suaves cojines de su cama. Pero se negó a ceder ante tal confort, no le gustaba volver a dormirse justo cuando se acababa de despertar; cuando lo hacía, se quedaba una hora dormido y tenía que venir su hermano pequeño para-...venía él para despertarlo.

—...Hurff —enojado y regañándose mentalmente por ese pensamiento, salió de la cama totalmente despierto y tomando camino hacia el baño.

Aún un poco perdido por su anterior pensar, logró el cometido de llegar hasta el baño y poder darse un lavado de cara, tal vez así se le logre quitar mejor el sueño y deje de pensar cosas que posiblemente lo logren lastimar más de lo que ya estaba. Con la cara totalmente mojada, miro el reflejo de su rostro en el espejo de pared; era raro, saber que eras tú quien estaba en esa imagen reflejada, pero a la vez tan confundido y alejado de la persona al frente tuyo, tan ajeno y diferente, como también tan familiar y a la vez reconocible.

No debía prestar atención a eso. No era hora de que desarrollara un síndrome de identidad disociativo u algo parecido, ahora solo se enfocaría en lavarse los dientes de arriba-abajo, guiándose por el reflejo del espejo. Observando su imagen, sabiendo que era él y nada más que él quien se estaba cepillando sus dientes.

«No un simple disfraz, no un impostor; no hay nadie más ahí, soy...solo yo», las mañanas eran así para él; se aseaba para comenzar el día, iba abajo a comer algo, agarrando lo que sea que estuviese en la sala para poder distraerse un rato; específicamente algo que pueda entender. Y al final del día, irse a la cama a dormir; así es, volver a tener...una vida normal.

Una vida sin incidentes para alguien que es normal, o simplemente vivir tranquilamente; nada de cosas rebuscadas, nada que tenga que ver con conflictos entre villanos y héroes; nada de eso. Pensó profundamente y se preguntó « ¿Qué razón tengo para convertirme en héroe?», sabía que estaba en este mundo plagado de héroes; de villanos, de gente con superpoderes, todo esto, todas esas cosas que creía imposibles y ahora... ¿Acaso debería serlo? Él en ningún momento pidió algo como esto ¡Nunca pidió esto! Él solo...

Ahh...yo, ya no quiero pensar en eso —una cansada y molesta exhalación salió de su garganta. No quería que la creciente angustia lo engullera, no ahora que estaba un poco mejor con todo este asunto de "nueva vida".

Bajando por las escaleras de la casa, se dirigió directamente hacia la cocina;con sus pequeñas garras logró abrir la gran puerta del refrigerador, grande debido a su tamaño infantil. Inspeccionó un poco su interior, solo para sacar una caja de leche deslactosada a medio terminar. Con la bebida en su mano, cerró el freezer con un movimiento de su cola, algo que le sacó un pequeña sonrisa.

"𝙽o 𝙿edí 𝚂er 𝙿arte 𝙳e 𝙴sta 𝙷istoria"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora