Nueve¡!

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Minho no cuestionó el por qué del llanto de Seungmin, sabía perfectamente que su lindo rostro estaba empapado de lágrimas debido a su padre, quien murió cuando Kim tenía doce años y él catorce.

Muchas veces se habían visto en esa situación: Lee consolando a Seungmin, el cual era un desastre debido a las lágrimas y los desgarradores sollozos que escapaban de su garganta, su cabello un poco despeinado gracias a que a veces tironeaba aquellos mechones pelinegros con desesperación.

Se le era imposible no preocuparse cada que lo veía así, tan... acabado.

Posiblemente ya llevaba alrededor de una hora en la casa de los Kim, pero desde que llegó no había emitido más palabras que las que compartió con la madre de Seungmin y las pocas que había usado para sacar de las mantas al pelinegro, después de ello... todo era silencio.


No habló, solo repartió ligeras caricias en el cabello del menor, a veces sus manos bajaban para poder secar las atrevidas lágrimas que lograban empapar las mejillas de su pequeño, regalando leves sonrisas cuando llegaba a ser observado por sus ojos cristalinos.

Los sollozos habían acabado al igual que las lágrimas, sólo quedaron leves. espasmos en el cuerpo tembloroso de Kim. El mayor sonrió antes de, literalmente, sentarlo en su regazo, Seungmin pareció un poco sorprendido ante esto, pero se permitió sonreír cuando el castaño lo abrazó con todas las fuerzas que su cuerpo le otorgaba.

Le gustaba esa sensación de sentirse protegido, de parecer pequeño en los brazos de otra persona. Le gustaba mucho.

Sacó su cabeza del cuello del mayor, dispuesto a hablar.

Aunque no contó con que justo en ese momento Minho iba a besar su mejilla.

Iba.

Pues lo que terminó besando no fue su mejilla.

Fueron sus labios.

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; c - knowmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora