Treinta y cinco¡!

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- ¡Minnie! -los ojos del mayor se volvieron dos medias lunas en cuanto sonrió, contagiando a el pelinegro.

- ¡Hola, hyung! -se acercó más a él y
entonces el silencio los invadió.- Y bien...

- ¿Quieres saber qué está haciendo Minho, verdad? -inquirió con diversión.

- Si, por favor. -pero ni siquiera el puchero
en sus labios logró que Hwang fuera capaz de revelarle algo.

Hyunjin soltó una pequeña carcajada, antes de tomar de la mano a Kim y comenzar a guiarlo a quién sabe donde.

- Lo lamento mucho, pero por más que quiera, no puedo decirte nada. -le sonrió con pena antes de empezar a caminar de espaldas, no muy rápido para no correr el peligro de caerse.

El menor lo siguió atento, mirándolo sin entender mucho. Aunque bueno, ya había dejado de entender todo desde que leyó la carta que tenía su cachorro en su collar.

» Son lindos, ¿no?- inquirió Hwang deteniéndose, dirigiendo su mano al tronco de un árbol de cerezo que estaba ahí.- Los árboles de cerezo.

-Sí, lo son. -sonrió viéndolo de manera atenta.

Lo miró unos segundos, imaginándose sentado bajo él junto a Minho, quizás en algún improvisado picnic, siendo ellos dos solos en el mundo, ninguna interrupción. Sí, incluso podrían caer sobre ellos algunos pétalos como los que caían sobre él en ese momento.

Espera, ¿qué?

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; c - knowmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora