× 𝟛 - 𝔼𝕝 𝕞𝕠𝕟𝕤𝕥𝕣𝕦𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕔𝕣𝕖𝕒𝕤𝕥𝕖 ×

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Jinx era una espectadora entre las sombras. Su hermana acababa de entrar a "La última gota", eliminando a los guardias de la puerta principal. Había algo nuevo en la pelirrosa que llamó la atención de la menor.

ー Mi hermana tiene unas manototas. ーdijo para si.

Ya había secuestrado también a Silco y arreglado todo a la perfección para la llegada de la invitada especial, que era Vi, por supuesto.

"Ojalá también Ekko pudiera asistir."

El plan inicial era tener a toda la familia unida, pero desgraciadamente no tenía nada que le perteneciera a su mejor amigo, todo estaba borrado. Era como saber que algo existió pero no tener pruebas de que alguna vez estuvo ahí, algo que le pasaba mucho últimamente.
Era un poco extraño, porque a pesar de que estaba muerto, no podía oírlo como oía a Mylo y Claggor. Sólo quería escuchar la voz del chico una vez más, quería verlo a como diera lugar.

Escuchó la voz de Mylo, "Deja de pensar en ese idiota, y concéntrate en el plan."

La peliazul obedeció y saltó hasta el techo del bar, en donde había una puerta para ir a la oficina de Silco. Quería ser sigilosa, no planeaba entrar por la puerta principal y que Vi se diera cuenta de su explosiva presencia. Quería tomarla por sorpresa.

Bajó poco a poco las escaleras, escuchando muchos golpes y música muy alta.

"No me gusta el country, que alguien lo apague ya." dijo Claggor con molestia en su voz.

Dio un vistazo desde la esquina. Vi estaba tumbada en el suelo, muy probablemente knockeada por Sevika.

"Se lo merece por traidora."

Su pequeña sonrisa se esfumó en el momento que Vi se levantó y siguió peleando hasta el final contra la mayor. Jinx no sabía qué sentir en ese momento, se sentía fuerte con el brillo, sin embargo su cuerpo empezó a temblar. Era un sensación extraña, de alguna manera, no quería que Vi perdiera esa batalla por nada del mundo, pero tampoco quería ayudarla. No sabía qué hacer.

Cuando Sevika iba a terminar por golpear a Vi, un tipo de escudo surgió de los guantes, haciéndole fácil a la pelirrosa contraatacar y arrancarle el brazo robótico a la señora, lanzándola a la máquina de música.

"Oh, por fin."

La morena había quedado completamente inconsciente, no había visto a Sevika en ese estado desde el accidente que le hizo perder el brazo.

Vi soltó un grito desgarradorー Silco... ーla oyó murmurar con furia, mientras se levantaba del suelo con dificultad.

Jinx poco a poco se fue acercando, teniendo la oportunidad perfecta cuando miró a Vi agachándose en un intento por agarrar uno de los gigantes guantes.

ー Bravo, hermana. ーdijo la peliazul en un tono de voz extremadamente sombrío. Le dio un golpe a Vi en la cabeza, haciendo que ésta se desmayáse y se cayera al suelo de nuevo.

"Pasó de bloquear los golpes con la cara a bloquearlos con la nuca."

Sus ojos azules se desviaron para mirar los nuevos juguetes de su hermana: unos gigantescos guantes. Ella le quitó uno a Vi, tambaleando un poco al sentir lo pesado que era. Se lo puso, y sintió como el guante se adaptó a su propio brazo, haciéndose ligero en un segundo; intentó hacer lo mismo con el  que quedaba en el suelo, pero para su mala suerte estaba dañado.

Subió rápido a la oficina de Silco, buscando desesperada una llave inglesa y algunas cosas que ella tenía guardadas en los cajones, llevándose también dos pinturas de uñas. De nuevo bajó las escaleras con todo eso en sus manos, sintiéndose aliviada de que Vi todavía no despertara de su sueñito.

『WITNESS』𝙴𝚔𝚔𝚘 𝚊𝚗𝚍 𝙹𝚒𝚗𝚡 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora