Caminante nocturno

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Pensaba que llegaría temprano a mi casa, incluso solo pensaba fumar solo dos cigarrillos; pero me detuve a tomar un trago con un conocido que me encontré a una corta distancia de mi casa, el hecho es que conociéndome a mí se que no será uno solo, querré más por el simple hecho de que mis vacíos emocionales me duelen menos si consumo alcohol.

Mientras tomamos, la conversación fluye de manera versátil en términos de la vida

—Somos jóvenes, ni si quiera sabemos que es lo que queremos en realidad, solo vivimos con ideas inculcadas en nuestra mente— me dijo en tono de desánimo.
—¿A qué te refieres?— pregunté a modo de sorpresa por curiosidad de lo que pensaba.
—Vivimos inculcados en profesiones y términos de vida obligados indirectamente. Piensa un momento cuando tus padres te preguntaron ¿Qué es lo que quieres hacer? Y al tú decirles lo que quieres ¿Cuántos "Peros" no te pusieron?— hizo un pausa premeditada y dijo— Nuestros padres solo quieren que cumplamos sus sueños frustrados, no quieren que tengamos nuestra propia identidad.

Pensé por un momento, mientras que aquel conocido servía otro trago.

—Puede que ni si quiera sepan que es lo que quieren ellos mismos— le dije con un tono de madurez que no había tenido en 17 años de mi vida— Nos juzgan por acciones que ellos mismos hicieron a nuestra edad, contandolas como anécdotas divertidas de su tiempo, pero molestándole que nosotros repitamos el mismo acto de rebeldía que ellos perpetraron.
—¿Entonces si crees que actúan mal?— Me dijo con una mirada desconcertada, como si hubiera encontrado una mente igual a la de él en otro cuerpo.
—Solo pienso que la actitud errónea y los escapes que ellos toman a nuestros actos de libre albedrío nos mantienen encerrados, sin dejar escapar nuestra escencia— Lo dije rápido, sin pensar, no imaginé que tuviera tal profundidad en mí. Me desconocí por un segundo.

Me miró fijamente de manera atónita, como si su superioridad en el tema estuviera perdida delante de mí, no supo que contestarme y empezó a decir chistes, hablar de su trabajo y preguntarme cosas sencillas.

Estuvimos así hasta la una de la mañana, decidí irme a mi casa y aún estaba en condiciones óptimas, como si no me hubiera tomado un trago; llegué a la puerta y me quedé con la llave en la mano porque no quería entrar, estaba teniendo una cara larga de tristeza sin motivo porque todos mis problemas se revolcaron en mi mente y no sabía si estaba mal por algo o por todo.

Decidí caminar en un círculo grande que cubriría 10 cuadras a la redonda. Estaba vestido de mono negro, suéter de capucha y zapatos oscuros... Me metí las manos en los bolsillos, empecé a caminar de manera lenta alejándome de la puerta de mi casa y fijé la mirada en suelo tratando de distraerme con cuánta basura me encontrara tirada por ahí, me harté de ello y levanté la mirada y con tristeza pude admirar la gran belleza del cielo oscuro, del arte de puntos blancos en un plano de diferentes tonalidades, pude observar que hay alegría y consuelo en los lugares u objetos a los que uno les concede el poder para ello. Miré la luna y tenía su flamante luz persiguiendo y alumbrando mi camino, me sentí acompañado por unos instantes.

Al cabo de unos minutos me hice muchas incógnitas...
_¿Qué es sentir? ¿Qué es amar? ¿Qué es amarse? ¿Uno puede amar sin amarse a uno mismo? ¿Qué soy? ¿Por qué no puedo salir de aquí? ¿Por qué me encierro tanto en mí?

Fué inútil hacerlas, no estaba preparado para esas preguntas y creo que nunca había tenido respuesta a nada sinceramente, me atormenté de nuevo, solo pensaba que la calidad de mi sufrimiento era debido al abandono emocional de mis padres y al desprecio recibido en mi antigua escuela; solo era un chico gordo con ganas de tener amigos, no era mi culpa no tener belleza o actitud suficiente, solo quería tener amigos, solo eso.

—¿Quién soy?— Me dije buscando hasta la más estúpida respuesta— me quedé en silencio para mí mismo.

Al cabo de un rato me di cuenta de que mi mirada había vuelto a estar en suelo, tenía el cuerpo caliente y las manos heladas, mi mente estaba tranquila, solo quería irme a dormir.

Imaginé que ya faltaba poco para que empezara a salir el sol, mayor parte del mes me duermo a ésa hora, logrando cerrar mis párpados y dejar de dar vueltas en mi mente como a las 5 AM; pero no, no había nadie en la calle, usualmente a las 5 AM ya hay gente saliendo a sus trabajos, deduje que faltaba poco y empecé a caminar apresuradamente a mi casa para aprovechar el sueño debido a que esto no era usual, ¿Poder dormir más temprano de lo normal? ¡Increíble! Me apresuré y al llegar a la casa me di cuenta de que eran las 4 AM, y yo me había despedido de aquel conocido a la 1 AM.

—¿Qué tanto divagué? Si no logré pensar en nada— me dije mirando al espejo en el baño— quizás si esté tomado, pero es que no siento nada, estoy bien; estoy en mi ser.

Me acosté y la incógnita de como perdí mi tiempo por ese lapso de hora me mantuvo pensando más hasta perder el sueño, y me quedé ahí... Mirando al techo sin precedentes, sintiendo que en la oscuridad hay miedo y tristeza ligado con empatía y carisma, viendo como el contorno negro del cuarto parecía infinito, sentía la pelea del calor que mantenía mi sabana con el frío que provocaba la noche... Así era la oscuridad, y así se sentía mi mente.

Un día, a día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora