Hablando conmigo mismo

9 3 0
                                    

De camino a la casa fué extraño. No sobre pensé las cosas, solo estaba consciente que la verdad ya no me amaba.

Dejé escapar una sonrisa y luego un largo suspiro. Preguntas me vinieron a la mente, ¿En qué fallé? ¿Cuál fué su motivo? ¿En serio no soy capaz de complementar a una persona? La estrategia de mis preguntas era hacerme sentir peor en un autosabotaje constante para deprimirme más de lo que creía que estaba, pero una pequeña luz yació en mi mente, por alguna razón no sabía lo que era.

Sentía como un cálido abrazo pero al pasar mis manos por su espalda pude sentir un frío extremo, teniendo una estabilidad entre ambas, lo cual me hizo dudar. Resultó ser que así se presenta el orgullo, un sentimiento de calidez para el que lo practique pero un fuerte frío hacía las personas con las cuales ésto se practique.

Ésto era nuevo para mí, porque aquello de doble temperatura me decía que yo no era el problema cuando alguien no aceptara mi amor, de que no comprendan quien soy; ¿A qué refiere esto? Que por más que lo piense, yo no fallé, di todo lo que pude y en mi cabeza no cabe recuerdo alguno donde yo haya hecho algo malo respecto a nuestro amor.

Quizás si sea ella una persona débil, la cual no sabe lo que quiere y la sobre estimé con expectativas muy altas. Aunque pensándolo bien, el idiota soy, sabiendo que el para siempre no existe; pero sin embargo, ¿Dónde queda la responsabilidad afectiva? Se supone que cuando en verdad se ama hay que esperar, no se puede pasar de una relación a otra tan rápido y menos estar con dos al mismo tiempo siendo una relación relativamente "seria".

Dejé hablar conmigo mismo al llegar a la casa, no había nada que hacer porque todo estaba hecho, no tenía hambre ni ganas de beber, los cigarrillos en mi bolsillo estaban intactos; estaba fuera de mi y mi cuerpo estaba descansado. Mientras veía que hacer me miré en el espejo y note cosas que no había notado hasta ese momento de reflexión, estaba flaco; con el cabello largo y mi bigote estaba creciendo; mis ojos estaban hundidos y se notaban como si no fueran parte de mí.

Eso me hizo reflexionar que tanto me había descuidado, pensar en mi insuficiencia humana ante ésta sociedad me habia convertido en un ser descuidado y sin ánimos, y quizás por ello pasan las cosas. Quizás por ello Carolina estaba con otra persona, me estaba perdiendo yo mismo poco a poco y eso estaba afectando mis relaciones.

Me detuve a pensar en ello con mi cuaderno de escritos y con mi lápiz en la mano descargué mis sentimientos de odio y tristeza.

»En mi cuerpo se han empezado a notar las manchas del desgaste emocional causado por la terminología social juvenil. No obstante no concluyo el porque las acciones políticas hacen a una nación más pobre, llevando a perder el ánimo de sus ciudadanos convirtiendolos en seres perdedores sin la necesidad de haber intentado ganar; creando un sistema de personas podridas que bien pudieran tener éxito en la vida en lo que se desempeñaran, y sin embargo, la situación nos ha desanimado tanto que ya las mentes visionarias se han desvanecido mientras más corren los años«

No obstante también quería escribir algo sobre el amor en condiciones de depresión y me puse a analizar las cosas que había visto durante mi vida.

»Me he estado quebrando desde un tiempo para acá tal cual como un vidrio cae y hace contacto con el piso, nadie merece ser más querido sintiéndose así pero tampoco merece ser abandonado; no hay que limitar el sentimiento de empatía pero tampoco hay que quedarse por lastima. Es bien sabido que aquel que se va sin problemas es bienvenido de volver, pero aquel que se va dejando el alma rota no tiene derechos a sonreír si vuelve.«

Leí todo aquello que escribí y me dí cuenta de algo, descubrí que no hay daño más grande que dejarse influenciar, que acostumbrarse a las apariencias de las personas hace que cedamos y se nos olvide nuestras defensas en cuestiones a mentiras y engaños. Eso me llenó de rabia conmigo mismo, no supe que decirme para calmarme, pero por alguna razón no podía agarrarle odio a Carolina.

Sé bien que ella no tiene la culpa, que la culpa de todo la tiene mi ex, sé cómo es ella y como actúa; sé identificar a las personas manipuladoras porque ella es una y yo, lo hago cuando me place. Por eso no la puedo odiar.

Luego de un rato me hice una pregunta pensando en voz alta, y me volví loco por un segundo ya que juré haber hablado con varios de mis sentimientos como si de una reunión se tratara.

—¿Qué debería hacer?— Me dije mientras escuchaba algo de música.
—Deberías traicionarla— Respondió el espíritu de venganza— No nos merecemos esto.
—Pero, si ella nos traicionó es por algo, debemos descubrir que es y mejorar— Habló la sensatez que yace en mí.
—Por mi no le hablara, lo que hizo no tiene justificación— Habló el orgullo.
—Pero la amamos— exclamando el amor que aún le tenía.
—No sirves ni para tener una relación, eres remplazable— Gritó la depresión que yace en mí.

Justo en ese último pensamiento que sabía que eras los distintos sentimientos que todos poseemos como humano me respondí.

—Es bien sabido que nadie es reemplazable, pero la caracterización de cada persona es única. Aquel que da más de manera espiritual siempre mantendrá un recuerdo por encima de las otras personas que lleguen a la vida de quien te cambia, es lo único verdadero— Me respondí con cierto odio hacía por la depresión que tenía, me estaba hartando.
—Entonces, ¿Qué hago?— volví a decir en voz alta.

Luego de pensar por un momento decidí lo mismo que habia pensado antes de ir a su casa, seguir su juego calibrando las emociones de ambos mientras descubría en qué había fallado para mejorar por mi mismo y de cierta manera vengarme tratando de no dañarla lo suficiente para que no se deprimiera pero haciendole saber que las cosas no se dañan ni se toman a la ligera, más aún sabiendo que el mundo está lleno de gente podrida y que no hace falta más personas así.

Luego de eso, decidí salir a jugar fútbol para cansarme lo suficiente y poder dormir temprano, ya que aún tenía que ir a al colegio y ocuparme de los pendientes que tengo allá.

Un día, a día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora