El molesto sonido del despertador penetró con dureza en el conducto auditivo de Harry, quien no se molestó en proporcionarle más que un fuerte manotazo para apagarlo.
—¡Harry, llegarás tarde! —gritó Anne, bajando las escaleras tras tocar un par de veces la puerta de la habitación de su hijo.
—¡Son las siete de la mañana, joder! —bufó. Agarró la almohada para colocarla sobre su cabeza, y se estiró sobre el colchón notando la pesadez que invadió su cuerpo nada más despertarse.
—¡¿Y qué?! —gritó desde la cocina, preparándose un café.
—¡Qué entro a las nueve!
Odiaba cuando su madre exageraba con las horas hasta el punto de despertarlo dos horas antes, asegurándole que llegaría tarde cuando tenía tiempo más que suficiente. Le había tratado de explicar por activa y por pasiva que con despertarse quince minutos antes ya iba bien, pero Anne no quería hacer caso, pues su perfecta puntualidad le impedía creer las palabras de su hijo.
No tuvo más remedio que levantarse cuando su despertador sonó por segunda vez. Perezoso y adormecido, caminó hacia su baño casi inconscientemente, poniendo una mueca al observar su rostro en el espejo.
Tenía unas ojeras levemente marcadas, y sus rizos revoltosos no ayudaron para que se viera mejor. Sin embargo, no pudo importarle menos. No cuando él sabía que si había dormido poco, había sido por desvelarse hablando con su mejor amigo; Louis Tomlinson.
Aquella noche fue una de esas veces en las que ambos amigos se quedaban hasta las tantas chateando sobre su vida, ninguno de los dos con la intención de dormirse si así conseguían hablar unos minutos más con el otro. No era hasta que uno caía en un profundo sueño sin poder aguantar más, que el otro dejaba el teléfono dando la conversación por terminada.
Y aquello, a Harry, le encantaba.
No era un secreto en su entorno familiar que amaba a su mejor amigo en secreto. Sus padres estaban al corriente de su situación, y su hermana Gemma trataba de aconsejarlo de vez en cuando, dándole consejos nefastos sobre como "enamorarlo hasta hacerle caer perdido a sus pies".
Sin embargo, no todos estaban de acuerdo con aquel presunto amor que Harry sentía por su mejor amigo. Niall, el rubio teñido al que tenía como segundo mejor amigo, había impuesto sobre él la condición de no hablar más de aquel tal Louis Tomlinson.
El rubio no podía tener peores presentimientos sobre el ojiazul, y no tenía en mente ver como dañaba a su amigo en un amorío que pocas posibilidades tenía de acabar bien. O eso decía él.
Fueron las nueve menos cinco cuando Harry entró en la universidad junto a su amigo Niall, ambos prácticamente corriendo hacia la clase que les tocaba a primera.
—Siempre llego tarde por esperarte. —se quejó Niall, resoplando.
—Rubio teñido, eres tú quien decide esperarme. Yo no te obligo. —lo miró, mofándose de él.
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¿Jugamos?
FanfictionDónde dos mejores amigos de la infancia, viven perdidamente enamorados el uno del otro sin ser ninguno consciente. Y, también, donde un Louis de 22 le propone a un Harry de 20 jugar a un juego que lo cambiará todo, hasta el punto de hacerles replant...