Como otro año más la Navidad había vuelto, con su frio característico, la gente andando por la calle ilusionada mientras copos de nieve caen sobre sus rostros sonrientes, los niños jugando con sus padres mientras a la vez que los sacaban a la calle los intentaban proteger del frio que hacia fuera, como si fuera posible, las parejas de enamorados, que no sabía si seria por las fechas, pero estaban más melosas de lo normal, no es que ella fuera egoísta, no, pero ver como otras personas se demostraban su amor le dolía más que de costumbre y mucho más en esas fechas cuando tanto amor, cariño y felicidad inundaban las calles, la multitud de luces iluminando cada rincón de la ciudad, dando felicidad a cada una de las personas que sonrían allí abajo, a todas menos a ella, su vida había dejado de iluminarse un año atrás, cuando una parte de su alma se había ido para siempre, la parte más importante, la del amor.
Salió de sus pensamientos cuando el teléfono empezó a sonar repetidas veces.
-¿Sí?- espero a que le contestaran al otro lado del teléfono, suspiro cansada al ver quien era la causante de la llamada- Mamá cuantas veces te he dicho que no me llames al trabajo- movió los dedos nerviosamente sobre su escritorio- Claro que no mamá los niños no están solos- espero a que su madre terminara su sermón- Sí, claro que están bien, están con Cande- odiaba cuando su madre se ponía abuela protectora- Mamá, me has encuentro justo saliendo para irme a casa, y claro que sé la hora que es- la verdad es que pensando en sus cosas, ni cuenta se había dado de que fuera tan tarde- Bueno mamá, te dejo porque como tú has dicho los niños están…- como odiaba cuando su madre le colgaba- Bueno chaoo- dijo colgando el teléfono.
Se apoyo contra el respaldo de la silla, volvió su mirada hacia la ventana, sus sueños un año atrás habían escapado de sus manos, era ahora todo tan diferente, había cambiado todo tanto en tan poco tiempo, se levanto lentamente de la silla, y agarro su bolso haciendo que con el movimiento un retrato cayera a sus pies; lo recogió cuidadosamente y se llevo la imagen a los labios, en la foto salían sus dos hijos, Alex de 5 años y Ángela de apenas un año, su razón de vivir.
-Mis pequeños- dijo amorosamente, colocando nuevamente la foto en su escritorio, ya iba a salir cuando sonó nuevamente el teléfono, chasqueo con la lengua, imaginándose que sería nuevamente su madre, contesto un poco enfadada por tanto interrogatorio por parte de ella.
-¡Mama! Que te acabo de decir- pero una voz mucha más ruda la corto
-Lo siento no soy su madre, se encuentra la señora Bordonaba- le había dicho esa voz.
- Si soy yo, disculpen mi comportamiento, con quien tengo el gusto de hablar.
- Soy el director del centro penitenciario de Calatrava, le llamaba para infórmale que deseo hablar con usted sobre el caso Rojas.
-¿A pasado algo con mi cliente?- pregunto Cami preocupada
-No su cliente se encuentra perfectamente, es sobre otro asunto que la llamaba, mañana podría ser que pudiera venir a mi despacho.
-Claro que si, allí nos vemos
Cami colgó el teléfono un tanto confundía, era muy raro que la llamaban a esas horas, pensó mentalmente en el caso Rojas, y este llego enseguida a su memoria, hacia unas pocas semanas se había hecho responsable de su defensa, y como bien le habían comentados compañeros de profesión, no era una persona fácil de tratar, la única vez que lo había visto, había estado callado, arisco, pero la cosa que más le había llamado la atención es que parecía ser la única persona en el mundo que no quería ser salvado de sí mismo.
*********
Cami llego a su casa pasada media hora, abrió lentamente, coloco la chaqueta en el armario de la entrada y comprobó por si misma que la casa estaba en completo silencio, llego hasta el salón y se quedo en la puerta viendo como sus hijos junto con su sobrina veían embobados la televisión, ojala estuvieran así el resto del día pensó para sus adentros.
-Hola cielo- dijo acariciando la mejilla de Cande- Que tal se han portado estos monstruitos
-Muy bien, tía, casi no han dado trabajo- la niña como si le hubiera entendido perfectamente le dio una sonrisa muy dulce.
- Mami, mami, hemos estado jugando con la prima al parchís y le he ganado 4 veces- dijo su hijo muy orgulloso de si mismo
-Es que eres un campeón- dijo Cami sonriendo dulcemente a su hijo, ya que hacía tiempo que no lo veía tan feliz, por una tontería así, en tan poco tiempo había madurado tanto…
- Bueno tía, yo me voy a tener que ir que mamá estará preocupada, como hoy has tardado tanto en venir
- Sí, me entretenido con el trabajo, lo siento mucho cariño- dijo sentándose en el sofá junto a su hija haciéndole caricias que la nena respondió con un beso húmedo en la mejilla de su madre.
-No pasa nada, si ya sabes que me encanta pasar las tardes con ellos- se levanto mientras del sofá y fue poniendo el abrigo mientras Cami se levanto también y se dirigió hacia su monedero, que saco unos billetes de él.
-Toma cielo- tendiéndole el dinero
-Cami no quiero nada
-Toma agarralos es un regalo de navidad- Cande la miro, intentando resistirse pero para una adolescente era muy difícil, unos segundos más y los terminaría aceptando
-Es que no le puedo regalar nada a mi sobrina favorita- Cande ensancho la sonrisa que Cami estaba esperando.
-Muchas gracias tía, que bueno voy a poder comprarme las botas que mamá no me dejo comprarme la semana pasada- dijo ilusionada
-No me metas en ningún lio con Lu, que luego dice que gracias a mi te descontrolas.
Cande puso los ojos en blanco y volvió a mirar a su tía.
-Mamá es una anticuada, nunca me deja hacer nada, no como tú, que si que eres estupenda.
Cami sonrió ante las ocurrencias de su sobrina si ella supiera de las locuras de su madre no le diría que era una anticuada.
Cande le dio un beso en la mejilla a los niños y otro a Cami, y se despidió con la mano en la puerta.
Cami antes de salir la paro.
-Cuando llegues a casa dile a Lu que me mande un mensaje, para saber que has llegado bien.
- Tía pero si vivimos al lado
-Ya lo sé pero no me gusta que andes sola por ahí a estas horas
-Está bien, hasta mañana pequeños- bajo los escalones y empezó a correr hasta su casa,
Cami hasta que no la vio cruzar la acera no entro en casa, se giro y se dirigió hasta sus hijos.
-Bueno chiquitines ha llegado la hora del baño- dijo intentando sonar graciosa.
Alex bufo antes esa idea, pero Ángela gorgoteo gozosa ante la perspectiva de bañarse ya que le encantaba chapotear en el agua.
Continuará....