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León







Desde que tengo memoria toda la línea sanguínea por parte de mi padre había magia se podría decirlo, papá me preparó mentalmente desde que era muy pequeño.

Tenía en cuenta muchas cosas, un claro ejemplo era si era un Omega podría tener dones, en cambio si fuese un Alfa esto no sería muy visible en mi, mi padre como Omega me explicó muchas cosas además de que me enseñó acerca de varios hechizos.

Y así fue mayormente la parte de mi vida, entre cristales en parte ya que no era alguien que le gustaría hacer hechizos. Hasta el día de hoy. Claro, siempre siendo guiado por mi librito, y estudiar mucho acerca de eso.

De alguna forma estaba frustrado de esa manera sexual, no encontraba exactamente lo que necesitaba, quería experimentar bien y sentir ese placer que ninguno otro me había podido dar. ¿Estaba bien lo que iba hacer? Ni idea, pero lo iba hacer.  Pero lo que quiero lo tengo.

Bebí aquella botella de agua, sintiendo mi cabello revuelto mientras miraba la ventana, tomé por última un pequeño malvavisco llevándolo a mis labios y una pequeña fresa cerrando mis ojos.

Me levanté de inmediato después de haber dibujado aquella estrella, poniendo tierra, aire, fuego, agua. Observé aquel libro antiguo sentandome frente a este, mirando unos segundos la zona y pasé saliva sintiéndome nervioso, sentía como los vellitos de mi nuca se erizaban de ve en cuando a causa de lo que estaba haciendo, asegurando la puerta y cualquier ventana me quedé quieto.

Dejé cada vela en el suelo, encendiendo cada una de forma lenta mientras sentía mis manos picar ligeramente, cerré de igual manera mis ojos con nervios dejándome caer en el suelo cubriendo mi rostro.

—¡Ah ! - solté —No puedo. - Me levanté de forma rápida y tropiezo con mis propios pies y dejé salir el aire dejando caer mi cabeza contra el suelo acurrucandome mientras miraba todo.

Era la tercera vez que intentaba hacer esto, nunca terminaba el ritual a causa de mi miedo algunas veces, no quería morirme a tremprana edad. Un suspiro salió de mi boca cuando por fin pude controlar mi miedo. Acomodando mi bata, la cual como violeta y daba mucho ya que era transparente, me recosté en aquel pentagrama.

—¿Por qué sigo esto? - mi voz pareció hacer eco en mi habitación, miré el techo, apenas unos reflejos de la Luna me permitía visión. —Qué incómodo es manosearse en el suelo. - susurro viendo el penúltimo paso escrito en aquel libro y lo lanzo lejos de mi.

Puse mis manos sobre mi estómago, mirando el techo y sentí mi rostro arder por lo que iba hacer.

—Si uno de mis ancestros me ve haciendo esta cochinada me muero. - pensé.

Había un pequeño dildo a mi lado, y cerré mis ojos relajando mi cuerpo comenzando a tocar mi cuerpo de una forma lenta, intentando pensar que son otras manos y no son mías las que estaba recorriendo mi cuerpo.

Mordi mi boquita de forma lenta no queriendo ser tan ruidoso sintiendo aquel lubricante natural comenzar a hacerse presente, sentí mi rostro arder cuando rosé aquella cosa en mi parte íntima y siseo bajito sintiendo la intromisión de aquel objeto dentro de mi haciendo que mi espalda se arquease de forma involuntaria sintiendo mi calor corporal aumentar.

Me penetré y ahogo un gemido subiendo despacio mi pierna, sintiendo como se deslizaba la tela por mi muslo y este tiembla  , moví despacio mi cadera sintiendo mi cuerpo dejarse llevar totalmente, apreté mis deditos soltando un gemido ruidoso haciendo que mis ojos se abrieran y miré aquel techo mientras meneaba mi cadera sintiendo ese cosquilleo en mi vientre bajo.

KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora