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Me llamo Isabella Smith, tengo 18 años, trabajo en un restaurante como mesera, somos una familia pequeña en el cual está mí madre y mí padre, no tengo hermanos, no somos ricos pero tampoco pobres, mí padre tiene una empresa de arquitectura, y yo trabajo por qué me gusta ayudar también en casa, vivimos en Estados Unidos

Me levanté temprano, hice mis necesidades, luego de bañarme salí a vestirme, y baje a comer algo porque muero de hambre

Buenos días mí niña -me saluda mí madre, que por cierto se llama Liliana Smith -siéntate ya te sirvo el desayuno -me siento y en eso entra mí padre-

Buenos días, estoy atrasado como algo en mí trabajo -se despide y se va, mí papá se llama Lucas Smith-

Termino de desayunar, ayudo a mí mamá y me voy directo al trabajo, no me di cuenta que estaba tan distraída hasta que choque con alguien

Disculpa no lo vi, estaba distraída -digo y miro, es un hombre que no debe pasar de unos 21 años, me mira expectante con esos ojos color azul que me causan miedo

Tranquila yo tampoco estaba viendo donde camino -habla  y se va-

Llego al trabajo y me pongo a tomar pedidos, no puedo creer que paso tan rápido y ya son las 8 p.m, salgo y voy directo a mí casa, con mucha hambre y cansancio, al llegar veo mis padres sentados en el sofá muy serios

Buenas noches -digo, ellos me miran y mí padre decide hablar-

Hija, necesitamos hablar, siéntate por favor -hago lo que me dice- tomate con calma lo que te diremos -los miro y mí madre empieza a hablar-

Tenemos problemas en la empresa, nos robaron una cantidad de dinero muy grande y para recuperar tu padre se contactó con -suspira- el Demonio italiano -al escuchar ese nombre todo mí cuerpo se tensa- hoy era el plazo que teníamos para pagarle pero no conseguimos recaudar el dinero, entonces nos dio una solución -mira a mí padre y luego a mí- para que no nos mate, deberás casarte con el -en eso todo mí mundo se derrumba y se vuelve completamente oscuro a mí alrededor-

Hoy el vendrá a verte -habla mí padre- así que no hagas algo que nos mate a todos, ve a cambiarte de ropa y luego lo conocerás -me levanto y me dirijo a mí habitación, no puedo ser tengo tantas preguntas que habitan en mí mente en este momento-

¿Porque no me lo dijeron?
¿Casarme?
¿Podría haberlos ayudado o no ya que no gano mucho era solos para mí aportación en la casa!

Está y muchas más preguntas, decido hacer caso omiso y me pongo el vestido que está arriba de mí cama, se trata de un vestido negro, que me llega hasta las rodillas, y con hombros descubiertos,y tacos no muy altos color negro, de algo estoy segura

Me casare con el por mis padres, nose que sería mí mundo sin ellos

Con ese pensamiento bajo, encontrandome a mis padres, podría llamarme loca y todo lo que quiera pero son mis padres no dejaré que les pase algo malo, solo por no hacer algo tan fácil, trato de convencerme

Te ves hermosa hija -dice mí madre-

Opino lo mismo -habla mí padre el cual tiene un comportamiento diferente como si estuviera feliz o debe ser mí imaginacion-

En eso tocan el timbre y mí mama va, cuando vuelve no está sola, con ella se encuentra un hombre, decido mirarlo y cuando lo veo, es el chico con el que choque hoy temprano, pero ahora lo miro mejor, tiene cabello negro, muy bien peinado, ojos azules, no tiene barba, y puedo apreciar que tiene algunos tatuajes, veo que el se mueve y viene a mí dirección

Un gusto verla de nuevo me presento soy Leandro Mancini , me conocen también como el "Demonio italiano", pero Isabella, pronto podrás llamarme esposo, entre otros, cariño -su vos me da mucho escalofríos-

Un ego un poco alto tiene mí futuro marido, el cual seguirá soñando que le diré por alguno de esos apodos.

Muy bien pasemos a la sala -habla mí padre, nos dirigimos todos y nos sentamos, Leandro a mí lado, con una confianza que inspira a que quiera correr-

Bueno como ya saben, vamos directo al punto, luego de la boda nos iremos a Italia y viviremos, le ayudaré con su empresa y todos felices, la boda será mañana -habla y pasa a hablar en privado con mí padre y se va-

Fue la reunión más rápida que vi en toda mí vida, ni me hubiera cambiado si hubiera sido tan rápido.

Todos nos vamos a nuestras respectivas habitaciones y yo sigo pensando, que mañana llevaré otro apellido, y mí vida dara un giro inesperado, solo espero que sea para bien.
¿Que será mí vida con ese hombre?
¿Mañana? Tan desesperado está?
¿Nueva cuidad?
Solo espero que todo salga bien, y me recuerdo una y otra vez:
¡lo haces por tus padres! Y con esas preguntas y muchos pensamientos logro caer profundamente dormida.

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