Yo... yo soy Batman

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Capítulo 6


Estaba cansada, mi cuerpo me pedía un descanso o una maldita bala en la cabeza para acabar con esto pero no le podía mostrar a los tres que estaban frente a mi ningún tipo de debilidad así que aún con todo el dolor en mi cuerpo permanecí firme.

Los detallaba mejor ahora que estábamos en pleno día. Para empezar los gemelos con sus cabellos castaños y piel bronceada y ojos color miel que los hacían ver algo tiernos para mi. Por el contrario el hombre que estaba delante de ellos su cabello negro idéntico al mío que hacía ver su piel aún más pálida y esos ojos negros tan profundos que podría perderme en ellos y su rostro cuadrado adornado por una algunos bellos faciales que le asentaban a la perfección.

《Ahora que los veo bien a la luz son aún más bellos》

¿Enserio?

《Solo digo lo que veo amargada》

Mantengo mi arma hacia ellos sin bajar la guardia por que no están solos hay varios hombres respaldándolos. Si definitivamente estos idiotas no eras unos pendejos más del montón.

Frente a ojos negros que hoy llevaba un traje a la medida color azul marino que se pegaba perfectamente a su musculatura, era más delgado que los gemelos pero más alto.

-¿Dónde crees que vas? -me jode que su voz sea tan sensual.

- Déjame ir, no te conozco y tu tampoco a mi -siento la sangre brotar de ni nariz- Es mejor así.

Solo quiero tener todas mis armas para bombardearlos en el culo por reír ante mis palabras.

-Eres una, nosotros más de una docena y hay más por toda la casa -el tiene razón pero eso jamás lo diré-. Es mejor que sueltes el arma y no hagas esto más difícil.

-No creo que debas subestimarme, tus compañeros lo hicieron y no están muy bien que digamos -me quemaba por dentro que siempre lo hicieran-. ¿Qué dices señor trajes perfectos? ¿Me voy o me quedo?

Hablo dirigiendo mi vista a ojos negros.

-No.

Entorno los ojos ante su monosílabo.

Quería salir de aquí lo más pronto posible y si quería hacerlo debía cerrar mi boca, por que definitivamente por las malas no me iría, no tenía más municiones y mis condiciones no eran óptimas para pelear. Pero era imposible para mí mantener la boca cerrada , no era mi estilo.

Sabia que en cuanto Darren rastrear la ubicación de mi rastreador incrustado en mi brazo, estará cabreado eso me queda más que claro ya que me ha dicho hasta el cansancio que no provoque peleas en lugares extraños a menos que vaya en una misión, que no caiga en provocaciones pero aquí estoy.

-Nos tomamos la molestia de buscar tus cosas -chasquea los dedos y un hombre se acerca con mi bolso-. Es interesante, te investigué por que me parecía haberte visto de algún lado. Resulta que tu historial completo solo puede encontrarse si se derrumba varios muros de protección en la red y eso llamó mucho mi atención.

Vacía el bolso tirando mis cosas al piso y de ahí salen mis karambit y mi pequeña arma que cargaba allí.

-¿Por qué una simple doctora portaría estas cosas y provocaría una matanza con tanta facilidad como tú? -la curiosidad brilla en sus ojos- ¿quién eres en realidad Kore?

Ahora no sólo sus ojos me escudriñan sino también los de los gemelos y el de los hombres que los acompañan. El que está más interesado en ver a través mí, es ojos negros; él quiere saber hasta último secreto, lástima que aprendido en todos estos años a poner una barrera en ellos para que nadie pueda ver lo que hay detrás.

Su mirada penetrante hace que me acojone un poco pues su aura es de miedo, pero yo puedo y siempre podré no me voy a dejar intimidar por alguien como él.

El sol empieza a asentarse aún más y por la posición en la que está diría que es el mediodía haciendo que queme aún más. Me arde aún más la piel expuesta ya que el vestido de anoche no cubre casi nada y empiezo a pensar que dejara marcas nada lindas. Por eso usaba bloqueador, o sea me gustaba el sol pero no en exageración.

-¿Para quién trabajas? -espabilo de mis preocupaciones por el sol.

《Si, como si te lo diría》

-La última vez trabaje en U. Washington Medical Center por que como ya averiguaste era doctora -meneo mi mano con el arma-. Así que eso debería responder a tu pregunta.

-Sabes a lo que me refiero, no te pases de lista.

No hablo solo me concentro en el ardor de mi piel.

-No piensas responder -refunfuña.

-Perdón es que el sol me está quemando y me arde la piel y no puedo pensar más que en eso.

Se pellizca el puente de la nariz.

-¿Crees que estoy jugando? -espeta.

-Si, es muy divertido el hecho de estar siendo apuntada, quemada por el sol, con una posible contusión que podría matarme por los golpes recibidos y una para nada cómoda ruptura de costillas-el sarcasmo tinta mi voz-. Me parece un grandioso juego, así que o lo terminamos por las buenas o me los llevo a todos al inframundo conmigo.

Acorta la distancia entre nosotros sin ningún ápice de temor aún cuando mi arma queda contra su pecho.

-No te quieras pasar de lista conmigo no querrás hacerme enojar -su perfume me golpea la nariz- te preguntaré una última vez ¿quién eres?

-Yo... yo soy -titubeo y su mirada se muestra satisfecha- Batman.

La diversión invadió cada parte de mi y solté una carcajada estruendosa haciendo que su expresión se endureciera aún más. Solo mi risa se escuchaba en el apartado lugar.

La distracción por mi parte hace que el me arrebate el arma y la bote al piso y uno de sus hombres la recoge y el me sujeta por ambas manos y suelto un gruñido de dolor por que las marcas de las cadenas duelen y mi la herida en mi hombro sangra cada vez más.

Los hombres nos rodean como si temieran de lo que pueda hacer.

《Y deberían》

-¿Planeas tenerme aquí? ¿Hasta cuándo? Por que tengo pacientes -o más bien objetivos- que carecen de mi atención de inmediata.

-Te quedarás aquí hasta que decidas hablar por tu cuenta -mueve sus manos-, o tendré que sacarla a la fuerza.

Siento como sujetan mis brazos a mi espalda y me sacudo pero mis heridas duelen.

-Llévenla de vuelta a la cabaña y que Ylena se encargue de ella -se dirige a sus guardias- que nadie más la toque...

-¿Enserio crees que dejaré que me lleven ahí adentro de nuevo? -lo interrumpir- primero muerta.

Le doy un cabezazo a la persona que tengo atrás haciendo que suelte el agarre que tenía en mis muñecas, se me viene otro por delante y lo golpeo en la ingle y se dobla en el piso y le propinó un rodillazo en la mandíbula y me preparo cuando para romperle el cuello pero...

Siento un tirón en mi cabello que me hace enderezarme de golpe, me dan otro golpe en la mejilla contraria al anterior mandándome al suelo, quedo aturdida por unos segundos y cuando intento levantarme veo a un costado mis karambit intento tomarlas pero el mastodonte se me viene encima queriendo estrangularme pone sus manos alrededor de mi garganta cortándome la respiración. El mareo por la falta de aire me toma y en un último esfuerzo pateo su entrepierna.

Los demás solo observan el espectáculo como si fuera un maldito show de TV más. La falta de oxígeno me hace alucinar el momento en el que los gemelos intentan acercarse pero su hermano los manda a detener.

Encuentro una roca y la estampo en su cabeza, toso cuando sus manos me sueltan y lo empuje lejos de mi cuerpo, me arrastro sin importar los rasguños que provoca esto hasta que alcanzo mis armas. Pruebo la pistola y como imaginé está vacía.

Aún con la respiración débil ubico las cuchillas entre mis manos lista para atacar al bastardo que casi me manda a conocer a mi creador.

Se levanta con las manos todavía donde lo golpeé.

Bajo un poco mi vestido (ya debí haberle enseñado mi culo a todos).

Una vez más se lanza sobre mi pero lo esquivo clavando la punta curvada es su costilla, lo rodeo y desde atrás golpeo su espalda con una patada quedando de rodillas y en menos de nada pongo la cuchilla en su garganta y la muevo degollándolo sin remordimientos.

Superficial (+21) Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora