Capítulo 9

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-Ana...-Christian sostenía mis manos delicadamente-Lo...lo lamento mucho...
-Pero, Christian, no has hecho nada malo, mi amor.-dije confundida mirando sus hermosos ojos grises.
-Lo siento tanto, Ana...
Antes de que pudiese responder empecé a escuchar algo, un... ¿Celular?
Me desperté exhaltada, volteé hacia el buró y ahí estaba mi celular vibrando y sonando, lo dejé un segundo, volteé para ver que Teddy seguía a mi lado, me llevé la mano a la cabeza y con la otra tomé el celular, vi la pantalla, era Carrick.
Descolgué.
-¿Hola?-Respondí.
-Ana, hola, soy yo, Carrick.
-Ah... Carrick-dije desanimada recordando lo de anoche.
-Lamento mucho lo de anoche, no era mi intención yo...-lo pensó unos segundos.-yo...estaba muy cansado. Pero esa no es la razón por la quería hablar contigo, necesito que vengas urgentemente, descubrí algo, algo muy importante para ti.-su voz era temblorosa y hablaba con un tono nervioso.
Quedé en silencio unos segundos.
-¿Ana?
-¿De qué trata?-pregunté confusa.
-Yo...te explico cuando llegues. Adios.
Y colgó.
¿Qué podría ser aquello tan importante?
Estaba desconcertada, no entendía a lo que Carrick se refería. Entonces un pensamiento fugaz y el recuerdo de aquel sueño que tuve hace unos minutos atravesó mi mente.
-Christian...-dije en tono apenas audible.
-¿Mi...papi?-el tono en la voz del pequeño Teddy parecía serio un poco triste.
Volteé a verlo con una mirada vacía, no sabía que decir, el pensamiento de que Carrick haya descubierto algo importante y que sea sobre Christian me pone la piel helada. Tengo mis pensamientos desordenados y solo alcanzo a pronunciar:
-Teddy, vámonos...
-Pero, ¡mamá...!-abrió su boca para completar su frase pero se notó indeciso quedó en silencio.
No le hice caso, solo lo subí al carro, lo llevé con la niñera e inmediatamente fui a casa de Carrick. No dejaba de pensar qué podría ser aquello tan importante que descubrió.
Al llegar, estacioné el auto frente a su casa, temblorosa bajé del vehículo y con paso inseguro caminé hacia la puerta y di leves golpecitos, después de unos segundos Mia abrió
-¡Ana! Pasa, por favor-a pesar de su entusiasmo en la voz se le notaba la mirada nerviosa.
Pasé a la sala donde Carrick estaba parado sosteniendo el teléfono, estaba ansioso, y lo estuvo más al verme llegar. Su mirada era una mezcla de tristeza y angustia. Lo único que pudo pronunciar fue:
-Ana... Es Christian.
Mi corazón se aceleró y mis ojos se empezaban a poner llorosos. Corrí hacia el teléfono y arrebaté el teléfono a Carrick, con las manos temblorosas me coloqué el auricular al oído y nerviosa dije:
-¿Ch-Christian?-mi voz se quebraba con cada sonido que decía
Luego de unos segundos, la voz del que más amé, del hombre del que me enamoré. Una voz dulce y cálida:
-Ana...lo siento tanto...

Mi ChristianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora