Eclipse y Final.

123 9 5
                                    

Pasaron dos días desde los sucesos del manicomio. Pepper había estudiado cómo navegar en un pequeño barco, y había preparado comida y agua para uno o dos días. Todo esto, lo compró con el dinero de su madre. Quien obviamente no sabía sobre todo eso.
Pepper robó un pequeño barco de la costa del mar, un remo, y comenzó a navegar en dirección a la isla. Afortunadamente, esta quedaba bastante cerca de la costa. Justamente, esa fue la razón por la cual sus padres lo enviaron al campamento. Eso y librarse de el por 3 meses, claro.
Al estar en el bote, Pepper se sentía en paz. Era muy pacífico estar allí. No había nadie en varios kilómetros cuadrados. Estaba solo, junto con las olas y el sol.
Era bastante agradable.

Luego de un rato, Pepper vió la costa de la isla. Más allá de esta estaba el bosque, repleto de árboles y, detrás de uno, se podía ver un alien. Tan lindo como siempre, escondiéndose y abrazando a otro de los suyos.

Pepper bajó del bote Y se dirigió a ellos.

- Hey, hey... Está bien... Vengan aquí...

Los aliens, tan tiernos, se acercaron poco a poco hacia el niño. Y, al pepper ganar la confianza de estos, lo abrazaron debilmente.
Aún siendo tan despiadado como era, a Pepper le dolía la sola idea de matarlos. Eran... Demasiado pequeños.

" Amigo"- habló Andrómeda - " estos aliens... Han entrenado para ocupar el lugar de tus amigos.
En serio les vas a tener piedad, teniendo en cuenta todo por lo que te hizo pasar su especie"

Pepper comenzó a apretar a los aliens, un poco más fuerte cada vez. Sus manos se hundían en sus pequeños cuerpos.

" Ellos son los responsables de tu sufrimiento."

Un poco más. Los aliens lo miraron a los ojos, y el les devolvió la mirada.

" Y del sufrimiento de Erizo..."

Pepper apretó sus dientes y hurgó en su bolsillo. Entendió que no tenía que hacerlo. El quería hacerlo.

Arrojo a los aliens al suelo, sacó un cuchillo de su pantalón y lo clavo en el pecho de uno de los aliens. La sangre le chorreo en toda la cara, y su mano se iban hundiendo cada vez más en las entrañas del alien. Tenía sostenido al otro con su mano izquierda y, al acabar con uno, siguió con el otro.
Clavando el cuchillo, y sacándolo una vez más. Y otra. Y otra. Hasta que dejó de respirar.
Pero Pepper seguía. Y una lágrima se cayó de su ojo. Estaba apretando los dientes con fuerza.
Su tristeza no era por lo que estaba haciendo.
El estaba consiente de que hacer eso, le generaba placer, alegría. Lo exaltaba, le dejaba el corazón en la boca y el amaba esa sensación. Pero sabía lo que significaba todo eso. Y lloraba por ser consciente en lo que se había convertido.
Un sucio asesino. Despiadado. Con una sonrisa de oreja a oreja. Asesinando a una pequeña cosita de algodón.
No se arrepentía de todas formas.
Aún quedaba mucho trabajo que hacer.

----------------------------------

Ya era de noche. Pepper había asesinado a cada maldito alien. Incluso había destruido el pequeño lugar del cual salían. Por lo cual ya no podían entrar a la isla.

Se sentó en un tronco de madera y prendió la fogata. Había ido a boys scout por un tiempo y le habían enseñado una o dos cosas útiles.
Por ejemplo, como hacer fogatas. O como hacer nudos, lo cual había utilizado una o dos veces en sus intentos de suicidio.
Tenía ojeras, como siempre. Pero tambien tenía hambre.
Volvió a su bote y sacó lo que había traído, que eran un par de galletas, barras nutritivas y papas en bolsa.
Y agua, claro.
Al volver, se sentía en el ambiente el olor a sangre. Pero no le importaba. Incluso le gustaba aún más así. Se sentía un asesino serial en una serie de drama.
Era una linda sensación.

El Nuevo Mecanismo De La IslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora