Harry estaba removiéndose en su silla en el largo comedor, separado de Louis por más de un metro de madera pulida, la compañía de sus abogados, y la presencia de sus padres. Su miembro estaba semi erecto y así había estado desde el momento en que Louis entró en la habitación oliendo a almizcle y al aceite para barba que había empezado a usar. Si todo iba bien hoy, podría ser capaz de tener sexo con él esa misma noche. Y si ese fuera el caso, estaba contento de que el día anterior, los obligó a esperar.
Ayer había regresado a trabajar al jardín con los betas, logrando muchos avances a pesar de sus constantes burlas sobre lo que creían que había sucedido en la casa con Louis, cuando estuvieron a solas. No habían estado tan equivocados. Si no hubiera sido por el tranquilizante alfa, le habría dado tan duro mientras lo besaba hasta quitarle el aliento, y luego lo habría puesto boca abajo y se lo habría hecho de nuevo.
Volvió a removerse en su asiento, viendo a Louis y Oliv leer los documentos preliminares que detallaban los temas a tratarse en la reunión. Louis volteó a mirarlo, con sus mejillas enrojeciéndose por encima de su barba y sus ojos oscureciéndose con excitación, como si supiera exactamente lo que él estaba pensando, y entonces negó con la cabeza y se concentró de nuevo en los papeles.
Harry se humedeció los labios. Quería ver el miembro de Louis. Estaba circuncidado, le había dicho, y quería saber cómo lucía. Si sólo se resolvieran las cosas, entonces podría tener la oportunidad de hacerlo en unas cuantas horas. ¿Por qué no lo había hecho ayer? Estúpido. Había tenido la posibilidad.
Se inclinó hacia delante tratando de concentrarse, cuando Bisme Freet, el abogado de su padre, un beta alto y delgado, de cabeza calva y lentes angostos, preguntó si todos estaban listos para comenzar y empezó a leer en voz alta un aburrido y extravagante documento legal. Harry ya sabía lo que decía. Anoche había insistido en ver el contrato propuesto, sin encontrarle nada malo. Cada palabra estaba grabada en su memoria.
Su padre le estaba pidiendo a Louis el consentimiento para que Harry consumara la imprimación, el consentimiento para que tomara el control de sus propiedades, un gesto de cortesía ya que legalmente las propiedades pertenecían a Harry desde el momento de la imprimación, y al menos un hijo nacido vivo. Había también otros detalles, como la discusión de la posible venta de algunas otras propiedades, pero todo lo demás mencionado en el contrato, describía lo que la familia Styles- Ivanov haría por él.
El corazón de Harry se hinchó al pensar en todo lo que tenía para ofrecerle. Dado que cada petición era razonable y la atracción entre ellos era fuerte y mutua, Louis no lo rechazaría.
Pero no pasó mucho tiempo para que las negociaciones comenzaran a ir mal. Para acabarla, Louis no era capaz de ayudarlo en corresponderle sus miradas ansiosas, parecía distante y frágil. Para nada el hombre cálido y apasionado con el que había hablado por teléfono o el que había sido mientras se retorcía en el piso de su cocina el día anterior. Sus hombros estaban tensos y su mandíbula lucía como si estuviera apretando los dientes. Oliv también lo notó, y no dejaba de frotarle la espalda y susurrarle al oído, lo cual sólo hizo que Louis se pusiera más rígido. Harry quería decirle a Oliv que se callara, que sólo estaba empeorando las cosas, pero no tenía idea de qué cosas eran.
Y debido a que Dios Lobo no parecía estarles sonriendo en esta negociación, su padre también estaba extrañamente irritable e inestable. Peor aún, su papá no parecía él mismo. Todos estaban ansiosos, y Harry no entendía por qué. Después de lo que Louis y él habían hecho el día anterior, y las confidencias que habían compartido, se había permitido tener fe de que las negociaciones serían pan comido.
Tal vez Louis había cambiado de opinión acerca de lo de él y Niall. Harry trató de nuevo de verlo a los ojos, pero no encontró ira o resentimiento hacia él cuando cruzaron sus miradas. Aunque tampoco se la sostuvo.
Deseó poder poner un alto a la reunión y conseguir un poco de tiempo a solas con Louis, para averiguar cuál era el problema, pero aun así eso no explicaría la irritación de sus padres. Su estómago se hizo un nudo y la preocupación aumentaba cada vez más.
Tan pronto como Bisme terminó de leer el documento, su padre dijo: —¿Todo sonó satisfactorio o es necesario discutir algo?
Los ojos de Louis brillaron peligrosamente. —Tengo la sensación de que la negociación conmigo te es desagradable.
—No es que sea desagradable. —El padre de Harry suspiró y negó con la cabeza—. Tus padres deberían estar aquí para hablar en tu nombre.
Los labios de Louis se curvaron en una fría sonrisa. —Mis padres llevan muertos muchos años. No soy un imberbe omega inexperto que acaba de salir de Monte Jurado. Soy un adulto con una carrera y ahorros. Merezco ser tratado con el respeto que le darías a un hombre al que consideras tu igual. —Inclinó la cabeza—. ¿Y si no lo consideras así, me pregunto cómo se siente Rafael al respecto?
—Te ofrezco mis disculpas si me mostré impaciente —dijo el padre de Harry, mirando hacia su pareja—. Por favor, comprende que no es por ti o lo que opine sobre ti.
Louis alzó las cejas pero permaneció en silencio. El cuero cabelludo de Harry se humedeció al sudar de nervios. ¿Qué estaba pasando? Nada parecía bien en absoluto. ¿Por qué Louis estaba siendo tan agresivo con su padre?
Oliv rompió el silencio diciendo: —La mayoría de los aspectos del contrato son aceptables. Sin embargo, mi cliente requiere un cambio en la cláusula relativa a un hijo nacido vivo.
Bisme agarró un bolígrafo para tomar notas. —Adelante.
—El señor Tomlinson sólo firmara un contrato donde no se estipule ningún nacimiento en absoluto. Ninguno. El número debe ser reducido a cero y todas las otras cláusulas relativas a un nacido vivo, tienen que ser retiradas.
El padre de Harry gruñó en voz baja, y Bisme dejó su pluma sin hacer alguna anotación. Su papá palmeó el bolsillo de su camisa en busca de la cigarrera de plata y los cerillos. Harry se humedeció los labios, abrió la boca, y se contuvo antes de decir alguna palabra.
—Es nuestro único hijo, y el contrato estipulará un hijo nacido vivo. —El padre de Harry golpeteó la mesa con su dedo índice mientras sus ojos esmeralda brillaban.
Harry intentó hablar de nuevo, pero fue de inmediato detenido por la mano de su padre alzada hacia él. Oliv tampoco pronunció palabra. Y antes de que alguien pudiera decir algo, Louis dijo entre dientes: —Sí, es su único hijo. ¿Entonces deberíamos discutir por qué es así?
El papá de Harry apartó la mirada, entrecerrando los ojos mientras soltaba una larga bocanada de humo por su boca, rápidamente dándole otra calada a su cigarro.
Su padre sujetó la mano libre de su pareja, apretándola una vez para consolarlo. Luego le dio una fuerte mirada a Louis, poniéndole los pelos de punta a Harry. No quería discutir con su padre por esto, pero si seguía así, le mostraría lo mucho que había crecido.
—Hubo problemas de salud —susurró el padre de Harry—. Y Rafael dio a luz a un niño tal como su contrato lo requería.
—Todos sabemos las razones por las que Harry es el único que queda para continuar con el apellido Styles —dijo Louis, con la simpatía arremolinándose en su voz junto con el estricto control que estaba implementando—. Todos hemos visto los dictamines médicos y conocemos la historia. Pero tú también has visto los míos. Sabes que esto es cuestión de vida o muerte para mí. Y a pesar de eso, me pondrías en riesgo, ya sea a mi propia vida, o a la de un niño, o a ambas —dijo con desprecio—. Me gustaría poder decir que estoy sorprendido por ello, pero teniendo en cuenta todo lo que sé de ti, no lo estoy.
Harry parpadeó, preguntándose de dónde venía ese rencor de Louis hacia su padre. No creía que se hubiera sorprendido por la cláusula del hijo vivo, y también entendía por qué se negaba, pero ¿por qué estaba tan enojado por ello? Hablándole con tanto desprecio a su padre, no conseguiría nada bueno.
—¿Crees que puedes hablarme así? —dijo el padre de Harry, con voz baja y siniestra.
Harry apretó sus puños, tensando el cuerpo, y empujó ligeramente su silla hacia atrás.
—No tienes ningún derecho para dirigirte a mí de esa manera — continuó su padre—. ¿Te das cuenta que este contrato no es necesario Podemos darte una manutención de por vida sin que nos afecte. Estamos haciéndote un favor al actuar como si esta unión pudiera funcionar. Así que otro comentario irrespetuoso de tu parte y…
—Detente, Desmond —habló el papá de Harry en voz baja, con humo rodeando su cabeza y yendo hacia el techo—. No digas ni una palabra más.
Su pareja se volvió hacia él, con los ojos muy abiertos por la sorpresa. Rafael lo miró con firmeza.
El cuello del padre de Harry, enrojeció, en tanto que se aclaraba la garganta mientras apartaba la mirada.
Entonces Rafael volteó hacia Louis y habló con calma pero con seguridad. —Entendemos tu renuencia por aceptar la cláusula de un nacimiento. Créeme, lo comprendo. Casi morí con Harry, y he pasado por demasiadas pérdidas como para contarlas. Si no fuera porque Harry me necesitaba, y saber cuán desamparado estaría Desmond, podría haberme dado por vencido y muerto desde hace años.
—Rafael —dijo el padre de Harry con miedo tiñendo su voz, pero su pareja colocó una mano sobre la suya y continuó.
—Así que entiendo. Dar a luz no es un asunto de risa. Es algo serio. Tiene el potencial de ser mortal para nosotros, especialmente a medida que nos hacemos mayores, si no estamos bien o tenemos un tejido cicatricial como es tu caso. Tener a tu primer hijo a tu edad, sería extremadamente difícil y con el tejido de la cicatriz, potencialmente mortal. No vamos a arriesgar tu vida por la oportunidad de un nieto, no cuando hay otras opciones.
El padre de Harry palideció y apretó los dientes.
La palabra “sustituto” flotaba en el aire tan claramente, que Harry casi podía verla. Siseó ante la idea de estar con otro omega que no fuera Louis. Nunca podría preñar a otro hombre simplemente para continuar con el apellido. Preferiría morir a procrear con alguien con quien no sintiera el vínculo.
Su papá continuó: —Sin embargo, en caso de que seas el compañero de vida de nuestro hijo, verdaderamente unido como su omega, y descubres que eres capaz médicamente y tú mismo quieres intentarlo, nos sentiríamos honrados de tener un nieto de tu vientre.
El padre de Harry decayó al ver que su pareja había tomado una decisión. Se cubrió el rostro con la mano, mientras que Rafael fumaba su cigarro y exhalaba el humo antes de darle a Louis una sonrisa. —Quitaremos ese requisito del contrato.
—De todos modos no quiero un hijo —dijo Harry, levantando la barbilla.
Eso no era del todo cierto, pero si Louis no quería tener uno, o no podía, entonces él estaba bien con ello. Los betas vivían toda su vida sin hijos y eran felices, incluso envidiablemente dichosos. Aunque la idea de que el vientre de Louis nunca creciera con su hijo adentro, causaba un dolor en su garganta por todas las lágrimas que se había negado a soltar desde que fue presentado como alfa. Pero eso no importaba. Mantenerlo seguro era más importante.
Mostró una sonrisa forzada. —Así que está bien. Louis y yo estamos en la misma página.
—Silencio, Harry —dijo su padre suavemente—. Nosotros nos ocuparemos de esto.
—De hecho, me gustaría saber que piensa —respondió Louis.
El deseo de obtener la aprobación de Louis, pulsaba a través de él con avidez, casi con rabia.
—Es sólo que... es más importante que estés bien. No necesito un hijo.
—¿No? ¿Quién heredará cuando mueras? —preguntó Louis, con un picor en su tono—. ¿Estás contento de ver que todo por lo que tu familia trabajó y logró, vaya a la caridad después de nuestra muerte?
Harry se encogió de hombros. —No lo sé. Supongo que sí.
—¿Lo supones?
—Has estado tan sombrío desde que nos sentamos —declaró Harry—. Si es esta la razón por la que estás molesto, entonces hagámosla a un lado. No me gusta verte de esa manera.
Louis lo vio con dureza. —Tienes diecinueve años. Por supuesto que nunca has considerado las consecuencias de no tener hijos. Antes de tomar cualquier decisión, debes tener en cuenta la realidad de la misma, Harry. Lo que significaría para tu familia.
—¡Lo haces sonar como si creyeras que debería escoger un sustituto!
—No es una mala idea.
Harry apretó los dientes. —No quiero eso.
—Todos sabemos lo que quieres —murmuró Louis, presionando sus ojos con dedos temblorosos.
Lo que él quería era firmar los papeles hoy. Lo quería arrodillado, donde debía estar, frotando la cara contra su pierna, en agradecimiento por la vida cómoda y feliz que le daría. Quería que Louis estuviera contento.
—No voy a dejar que firmes un contrato que ponga en riesgo tu vida.
Resopló Louis.
El padre de Harry profirió: —Es tu alfa. Muéstrale respeto.
Louis le dio a Desmond una mirada dura pero luego susurró: —Harry, con todo respeto, te mereces una familia.
—Te mereces un alfa.
Las mejillas pálidas de Louis se sonrojaron mientras agachaba la cabeza. Oliv tocó su espalda, pero Louis se puso más rígido y Oliv se apartó. —No lo sé. —Su mirada se cruzó con la de Harry, con sus ojos tristes—. He vivido mucho tiempo sin uno.
—La imprimación es especial —interrumpió Bisme—. No es algo que puede ignorarse. El vínculo que podrían compartir, que compartirían si pasan mucho tiempo en la presencia del otro, con un contrato o no, está más allá de su imaginación ahora mismo. —Sonrió suavemente—. No es algo de lo que deba alejarse porque no está seguro de que lo quiere. Es el mayor regalo de Dios Lobo. No se puede huir de ello.
—Yo lo quiero —dijo Harry—. Quiero el vínculo, el contrato, y a ti. —Quería decirle más, pero no podía con sus padres escuchando. No podía decirle que quería verlo de nuevo teniendo un orgasmo. Ni que era más importante tener su sumisión, que hijos. Que lo que más necesitaba era estar seguro de que quisiera estar a sus pies, de que lo anhelaba de la misma manera en que él lo hacía. Que vivía por la oportunidad de que se viniera con su nudo, de la misma manera en que él ahora vivía por la oportunidad de anudarlo.
—¿De verdad sabes lo que quieres, Harry? —preguntó Louis—. Dices que sí, ¿pero entiendes a qué costo?
Pasó saliva, juntando valor y mantuvo su enfoque solamente en Louis.
—Te quiero. Del modo en que eres. Eso es todo lo que me importa. No quiero tus propiedades u obligarte a que me des hijos. Te quiero de rodillas pidiéndome que te tome. El resto de este contrato puede irse al carajo.
Sus padres abrieron al mismo tiempo la boca para hablar, pero Louis alzó la mano, con una sonrisa de diversión en su cara mientras lo estudiaba.
Sus ojos se arrugaron dulcemente en tanto su sonrisa se extendía, robándole el aliento. «Tan hermoso».
—Y por ese tipo de imprudencia y afán juvenil, es que tus padres están aquí. Para ver que no seas guiado por tu... —La pequeña pausa permitió que Harry la llenara con la palabra “pene” antes de que Louis continuara con—: Pureza de corazón, en un contrato que no es satisfactorio.
—Yo decidiré qué es satisfactorio —gruñó Harry—. No tú. Ni ellos.
Louis se removió en su asiento y las fosas de la nariz de Harry se ensancharon.
¿Olía...? ¿Eso era…? ¿Louis se había mojado por él? ¿Aquí? ¿En medio de su reunión? Era el mejor aroma en el mundo, dulce y almizclado, declarando que lo había hecho desearlo sólo con sus palabras.
Inspirado por la reacción de Louis, volvió su voz más ronca como solía hacerlo con Niall cuando fingía ser su alfa. —Te equivocas en que no sé lo que necesito. Te quiero sobre tus manos y rodillas, presentándote a mí. Eso es todo lo que quiero.
Estaba avergonzado de decir esas cosas delante de sus padres, Oliv y Bisme, pero cuando la mirada de Louis se encendió y su olor le llegó incluso con más fuerza, no le importó quién escuchó. Realmente quiso decir cada sílaba que pronunció.
—Es bueno que tus padres estén aquí para ti —dijo de nuevo Louis con nerviosismo, levantándose de la mesa—. Siendo lo que son la imprimación, persuasión omega y el delirio de feromonas, en verdad nadie puede esperar que digas otra cosa.
Harry sabía que debería de estar molesto por ser menospreciado, pero no podía sentir más que orgullo por haber causado que la voz de Louis fuera titubeante.
—Disculpen. Necesito... —Louis hizo un gesto hacia la puerta—. Vuelvo enseguida.
Louis estaba lo suficientemente mojado que tenía que ir a limpiarse. Sí, Dios Lobo. Sólo tenían que salir primero de esos procedimientos legales. Después él lo reclamaría. Tendrían sexo una y otra vez, hasta que ambos estuvieran agotados, pegajosos y adoloridos.
«Sí».
Admiró a Louis mientras atravesaba la habitación, elegante y exteriormente compuesto, a pesar de que sus dedos temblaban y el aroma de la humedad flotaba por el aire. Su firme trasero se movía bajo sus pantalones, musculoso y jugoso, causando que Harry se humedeciera los labios. Llegaría el momento en que lo probaría. Besaría cada centímetro de esos hermosos montículos de carne, y entonces lamería su entrada hasta que le rogara ser penetrado.
Apretando los dientes, Harry se preguntó si podría dejar la mesa para también hacer frente a su excitación. Louis no era el único necesitado. Dios Lobo, ¿por qué no podían hacerse cargo de ello juntos? Tomó un sorbo del agua fría frente a él y trató de controlarse.
Si abandonaba la mesa ahora, probablemente lo decepcionaría. Aún tenía que tener cuidado en no comportarse demasiado inmaduro o descontrolado. Sabía que estaba a punto de hacer precisamente eso. Posiblemente ya lo había hecho.
Cruzó su mirada con la de su papá, encontrando simpatía y un poco de diversión. Sin embargo, su padre fulminaba a Louis con sus ojos, como si la situación de su lubricación fuera una técnica dilatoria para evitar tener que firmar el contrato o aceptar lo de un hijo nacido vivo.
—Si le das una oportunidad, verás que no está siendo irrazonable — dijo Oliv, una vez que la puerta se hubo cerrado detrás de Louis—. Quiere firmar el contrato con tu hijo, pero él es justo. Sabe cuáles son sus limitaciones físicas y está ofreciéndoles la oportunidad de tomar una decisión inteligente. —Frunció el ceño—. Francamente, traté de hablar con él de que no les diera esta opción, pero le gusta demasiado Harry como para restringirlo.
Harry frunció el ceño. —¿Quieres decir que realmente quiere que escoja un sustituto?
Oliv echó vistazo hacia Bisme y se encogió de hombros. —Hay muchas maneras de querer, Harry. Está el querer y el querer. Y a veces se contradicen entre sí. ¿Lo entiendes?
En realidad sí. Quería tener un hijo, pero quería a Louis.
Tanto las leyes religiosas como las del gobierno sobre la reproducción, eran muy estrictas. Biológicamente, un alfa podría reproducirse con cualquier omega en celo. Sin embargo, el libro sagrado del Lobo dejaba en claro que a los ojos de Dios Lobo, era imperativo el acoplarse a una sola pareja, ya sea que fuera por contrato o imprimación. De acuerdo con la fe, era para evitar el maltrato al regalo más grande que Dios Lobo le dio al mundo, los omegas.
Pero históricamente, las directrices contenidas en el libro sagrado del Lobo, no siempre se habían seguido.
En el pasado, alfas ávidos de poder y para repoblar el mundo, habían obligado a omegas que no tuvieran Érosgápe, a estar en una especie de criadero. Algunos alfas ricos compraban múltiples omegas con los que procrear, a pesar de tener ya una unión Érosgápe.
Obligaban peligrosamente a los omegas adquiridos, a tener hijos para transmitir sus genes y enorgullecerse por la cantidad de niños que producían. Luego favorecían a los niños de su Érosgápe en cuestiones de la herencia, dejando a los de los omegas esclavos, en desventaja cultural y social a pesar de los sacrificios de sus papás.
Los omegas se rebelaron contra el trato injusto, y con el tiempo, hubo el levantamiento del Partido por encima del Lobo, lo que resultó en años y años de leyes religiosas. Eso tuvo el efecto negativo de aplastar los avances tecnológicos y científicos, pero puso fin a la utilización de omegas como criaderos. La relación Érosgápe fue puesta por encima de todas las demás, y las leyes del estado se vieron obligadas a repetir estos valores.
Los omegas dependían del alfa, sin importar que la relación fuera por contrato o Érosgápe. Los alfas estaban atados a su vez por los requisitos para elegir una sola pareja. Cualquier niño nacido fuera de un contrato, sería un bastardo que no tendría ningún acceso a la herencia. Cualquier alfa que muriera sin descendencia, estaba obligado a dejar sus pertenencias, después de la muerte de su omega, a organizaciones benéficas dirigidas por el estado, para evitar cualquier intento de alterar las leyes.
Harry sabía que esas reglas eran sólidas en la superficie, o al menos mejores de lo que lo eran antes de que se impidiera el uso indebido de los omegas, pero eran rígidas y carecían de los matices que la negociación de la vida fuera de la teoría, parecía requerir.
En su caso, significaba que tenía que elegir entre tener un hijo y experimentar la unión completa de Érosgápe con Louis.
—¿Podríamos tener unos minutos a solas con nuestro hijo? — preguntó el padre de Harry, haciendo un gesto hacia la puerta de la cocina—. Dejé bocadillos en la mesa. Por favor, sírvanse mientras esperan.
Oliv y Bisme salieron.
—Harry —dijo su padre tan pronto como se cerró la puerta—. Debes continuar con el apellido. Eso no es negociable. Estipula en el contrato tener un hijo o considera alternativas.
—Escúchate, Desmond —insistió el papá de Harry, encendiendo un cerillo para su segundo cigarro—. ¿Oyes lo que estás sugiriendo? Estás diciéndole a Harry que tiene que poner la vida de su omega en peligro o renunciar a él por completo.
—A veces es necesario hacer sacrificios, Rafael. Por un bien mayor. —Miró significativamente a su pareja, como si hubiera algo más detrás de sus palabras—. Lo sabes mejor que nadie.
El papá de Harry apuñaló el aire con su cigarro. —¿Y quién decide el bien mayor? ¿Tú? —gruñó—. ¿No te acuerdas cómo fue cuando nos conocimos? Cómo te sentiste, como me sentí yo, lo que significó para nosotros…
—Sí, por supuesto. Fue una dicha.
—Fue sagrado —espetó Rafael .
—Sí. Pero éramos una buena pareja. Apropiada. De familias similares. Teníamos la misma edad. Tenías todas las características de un buen reproductor…
—¿Y si no hubiera sido así? Si hubiera sido como este hombre... —El papá de Harry aspiró una bocanada de humo y luego la soltó—. ¿Si desde el principio me hubiera negado a aceptar el tener un hijo?
—No habrías hecho eso. ¡Ansiabas estar conmigo!
—¡No tenía ni idea en ese entonces de que no podía llevar a término un embarazo! Si la hubiera tenido, es posible que no desees oír lo que podría haber elegido. ¡Si no hubiera firmado el contrato contigo, podría haber vivido bien con la manutención, continuar con mi música, tocar en la sinfónica, y nunca habría sufrido todos esos abortos!
Silencio cayó firmemente. Harry se estremeció por el frío y su padre se puso verde como si fuera a vomitar.
—¿Estás diciendo que te arrepientes de ser Érosgápe?
—Por supuesto que no. ¡Estoy diciendo que pienses en todo lo que hemos pasado!
—¡No es lo mismo!
—¡Lo es! —El papá de Harry se levantó de la mesa, alejándose de Desmond y luego volvió.
El cigarro tembló en sus largos dedos. —No tienes idea de lo que es crecer como omega, pasar toda tu vida sabiendo que vas a ser reclamado por alguien, que tomarán tu cuerpo, alma y posesiones. — Dio una calada del cigarro, desdeñando las ganas de Desmond por interrumpir. El humo lo siguió—. Ningún cuento de hadas por parte de tus padres, profesores y libros, puede quitarte el terror. La incertidumbre con la que este hombre ha vivido en toda su vida. Los celos por los que ha pasado.
—Ah, él admitió plenamente que no sufrió…
El papá de Harry gruñó, y su pareja se retractó de inmediato: —Lo siento. No quise decirlo de esa manera.
—Lo hiciste. Querías decirlo exactamente así —dijo Rafael con frialdad, congelándose en su lugar y mirándolo—. Estoy avergonzado de ti.
El padre de Harry palideció. —Rafael, por favor. Yo no... lo siento.
—Si deseas que ese hombre hubiera pasado aunque sea un celo sin ayuda, que Dios Lobo te perdone, Desmond.
—Rafael, juro por lo más sagrado que no quise decirlo de esa manera. —Estiró su mano con remordimiento—. Perdóname.
Rafael lo fulminó con la mirada hasta que agachó la cabeza. Luego se volvió hacia Harry, señalándolo con el cigarro. —Recuerda esto. Este es el poder que tendrá sobre ti. Puede que tú te quedes con sus propiedades, derechos legales, y seas capaz de someterlo durante el sexo, pero nunca sentirás satisfacción en tu vida si él no es feliz. ¿Confías en él lo suficiente como para eso?
Harry sintió un hilillo de sudor deslizarse por su sien. Quería confiar en Louis. La idea de arrastrarse hasta él, rogarle por su perdón, no le horrorizaba de la forma en que debería. Lo haría felizmente si eso significaba que Louis fuera suyo.
Rafael tocó el hombro del padre de Harry. —Cambia esa cara. — Cuando Desmond cruzó su mirada con la de él, dijo en voz baja—: Pensaré en aceptar tus disculpas cuando me hayas hecho creer que consideras a este hombre como un ser humano.
El padre de Harry gimió y se cubrió la cara con sus manos. —Rafael, estás matándome.
Rafael le dio una mirada a Harry, pero luego volvió su atención completa a Desmond. Apagó su cigarro antes de tomarlo de la barbilla y murmurar: —Nada de lo que digas aquí hoy, va a cambiar lo que resulte de esto. ¿Me entiendes?
El padre de Harry encorvó los hombros, retiró su barbilla del agarre y se pasó una mano por el pelo.
En ese momento se abrió la puerta del pasillo y Louis entró, con sus ojos cautelosos y la cara notoriamente roja por encima de su barba. Al ver que los abogados se habían retirado, arqueó una ceja hacia Harry y a continuación preguntó: —¿Interrumpo? ¿Debería irme de nuevo?
—No —dijo Harry rápidamente—. Estamos listos. ¿No es así, padre?
El padre de Harry tomó la mano libre de Rafael y besó sus dedos suavemente. —Sí. Toma asiento, Louis, iré por Oliv y Bisme. Por ahora haremos a un lado la discusión del hijo. —Se levantó y se detuvo antes de abrir la puerta de la cocina—. Cuando vuelva, empezaremos con el siguiente punto. El plan para tus propiedades.
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🅲🅴🅻🅾 🅻🅴🅽🆃🅾 - Adaptacion Larry
Lãng mạnUn impetuoso joven alfa, encuentra a su pareja en un maduro y experimentado omega.