—¿Estás bien? ¿Te lastimó?
La voz de Alex cortó el ambiente en la cocina como un cuchillo. Entrando resuelto, con su pelo casi negro recogido con un palillo, y su suéter beige que le llegaba hasta sus muslos ajustados con un pantalón también beige.
—Déjame verte. —Oliv llegó por detrás de su pareja que era más joven que él, llevando puesta una impecable camisa a rayas con las mangas enrolladas, y su cabello y barba blanca bien recortados.
—He aquí, mis fuertes, guapos y heroicos betas al rescate —dijo Louis, riendo y regresando a su tarea de untar mantequilla sobre las dos piezas de pan perfectamente tostado, que había preparado para sí mismo—. No me digan que tengo que darles de cenar como pago por este servicio. Se me acabó el pan.
—Yo diría que no —dijo Oliv, cruzándose de brazos—. Alex cocinará. Todavía no me he repuesto del llamado sándwich que me preparaste la última vez.
—El queso estaba ligeramente enmohecido —murmuró Louis, sentándose en la mesa atiborrada con su correo, para comerse sus panes—. Podrías haberle raspado lo verde y habría estado bien.
—Él dice que habría estado bien —se burló Alex, empujándolo para ir a su refrigerador—. Tú revísalo, Oliv, mientras yo checó qué hay para preparar una verdadera cena.
—Estoy bien. Lo prometo.
Sin embargo, Oliv lo hizo pararse y lo inspeccionó como si fuera un mueble que estaba considerando comprar, buscando mellas o raspaduras en el acabado.
—Está completo —le dijo Oliv a Alex—. ¿Qué tal la cena?
—Hay pescado congelado que puedo descongelar, y unos camotes que no están tan feos. Harían una extraña combinación pero es mejor que los pepinillos y la sopa de pollo que comimos aquí el mes pasado.
Oliv suspiró, volviendo a palpar a Louis y luego se sentó a su lado. —Habríamos pasado por víveres de camino aquí, si no hubiéramos estado tan preocupados por ti.
—Te dije por teléfono que estaba bien —dijo Louis con calma, ofreciéndole la mitad de su pan tostado a Oliv, la cual aceptó y después examinó en busca de hongos antes de darle una mordida.
—¿Qué es lo que pensará tu alfa de la terrible limpieza de tu casa? —preguntó Oliv, mirando a su alrededor a las encimeras cubiertas de migajas y las bolsas de basura en la puerta, que llevaban al menos una semana allí ya que Louis había olvidado sacarlas a la acera.
—De acuerdo con Rory, aparentemente está nadando en dinero. Si se ofende, puede darse el lujo de contratar a alguien para hacerla.
Louis no quiso sonar tan indiferente sobre la posibilidad de que su alfa encontrara algo desagradable en él. Se había esforzado por no dejar que Harry lo notara cuando había estado de pie afuera de su ventana, iluminado por la luz del sol como un glorioso ángel de la antigüedad, pero no sentía la necesidad primaria de complacer a su alfa. Sólo se manifestaba de manera diferente, en una necesidad por proporcionarle placer. Y por desgracia, una casa limpia era placentero para muchos hombres.
—Siempre estás demasiado perdido en tus pensamientos como para preocuparte por cosas como sacar la basura —dijo Alex, dejando el pescado bajo el chorro del agua fría—. Aunque apreciará tu poesía. No hay duda de eso.
—Dios Lobo, espero que no.
Oliv miró por encima de la cabeza de Louis, hacia Alex. Louis no volteó para saber que también Alex estaba dándole una mirada de desaprobación.
—No voy a tolerar la opinión de un chico ignorante sobre el trabajo de mi vida.
—¿Así que en verdad es muy joven?
—Tiene diecinueve años.
El silbido de Alex resonó en la cocina mientras todos dejaban que la realidad de la situación se asentara.
—Santo Dios Lobo en los cielos. Eso es… —Oliv se comió el ultimo pedacito del pan tostado que Louis había compartido con él.
—¿Horrible?
—Iba a decir inusual.
—No es imposible —ofreció Alex. Cortó los camotes en trozos y los puso en una charola que había traído hacía años, y que dejó en concesión ya que Louis jamás se compraría una.
—Es guapo. —Louis esperaba no permitir que el verdadero anhelo que sentía, se distinguiera en su voz. Harry era joven, pero su mandíbula era afilada, con un hoyuelos en las mejillas y sus ojos esmeralda eran cálidos como los de un cachorrito. El mechón de pelo castaño en su frente, estaba peinado descuidadamente en una muestra de su juventud, y su sonrisa, que había aparecido brevemente durante su conversación, había detenido a su corazón por el resplandor.
—Las apariencias no lo son todo —dijo Oliv sabiamente.
—Es fácil para ti decirlo cuando Alex luce como una estrella de televisión.
—Pero también es un artista exquisito y puede diseccionar las obras filosóficas de Jeveris como si diera clases de eso. Ah, espera, da clases de eso. —Le dio un guiño a su pareja y luego se recargó en su silla, suspirando suavemente—. ¿Cómo pudo pasar, Louis? Tú, de entre todas las personas, merecías algo mejor que esto. Ya has sufrido demasiado con la muerte de tus padres y luego...
Fue lo más cercano que Oliv pudo llegar a mencionar sobre el segundo resurgimiento de celo y el aborto ilegal.
Oliv continuó: —¿Y ahora esto? Los omegas tienen la vida difícil, pero tú la has tenido más difícil que la mayoría.
Louis siempre supo que Oliv lo compadecía por su suerte, pero no por ello no dolía el escucharlo.
—Aún no sabemos si es tan malo como parece —dijo Louis cuidadosamente—. Parece amable.
—¿Amable? Acechar tu casa haciéndote sentir inseguro, y…
—No tenía intención de asustarme. No puede controlarse en este momento. Traía un tranquilizante alfa con él y se lo tomó. No tenía intención de hacerme ningún daño.
—Hmm.
—Oliv, es mi alfa. Aunque nunca firme un contrato con él, eso no lo cambiará. Tendrás que acostumbrarte a él.
—¿Y Zayn ?
—Está... —calló Louis, sin saber cómo hablar de ello.
—Con el corazón roto —dijo Alex.
—Te quiere —agregó Oliv.
—Y yo lo quiero también, pero nunca nos hemos querido como pareja. Sólo como amigos. No es como ustedes dos. Y no es para nada como este vínculo que siento cada vez mayor. —Frunció el ceño.
—¿Cómo es eso realmente? —Alex cerró la llave del agua y prendió el fuego para freír el pescado en una cacerola abollada sobre la estufa.
—Intenso. —No quiso decir más. Era demasiado personal y lo hacía sentirse fuera de control, como en celo: compulsivo y necesitado. Pero tampoco iba a decirlo—. En otras noticias, estoy suspendido de la universidad hasta que haya firmado el contrato y emparejado con Harry Styles, o hasta que él se haya graduado después de elegir un sustituto. Lo que sea que pase primero.
—¿Qué? —Oliv se volvió hacia él, frunciendo el ceño—. Es absurdo. Es discriminación sin duda alguna.
—Eres el abogado. Dímelo tú.
Se acarició lentamente su barba blanca. —Obviamente la ley le da preferencia al alfa sobre todas las cosas, y la educación de un alfa tiene primacía sobre la carrera de un omega. Su futuro siempre es mucho más importante que el presente de un omega —dijo con sarcasmo, citando a una posición familiar dicha por los grupos de libertad de los omegas.
—Bueno, ellos tienen que proveernos a nosotros, los ganosos, fáciles y embarazados omegas —dijo Louis, ofreciendo el argumento del partido la Nueva Reforma Lobo y el Lobo Superior, tan groseramente como fuera posible. Se talló los ojos y se encorvó en su silla—. Los alfas necesitan una buena educación para eso.
Oliv palmeó el brazo de Louis. —No hables de esa manera. Te meterás en problemas.
Louis se rió. ¿Qué no ya lo estaba?
—¿Cuál es la ideología política de su familia? —Alex volteó el pescado y le añadió algunas hierbas que había guardado en la alacena de Louis—. ¿La conoces?
—Tienen dinero, por lo que mi hipótesis por defecto es que votan por la Reforma estricta del Lobo, pero no puedo decirlo con seguridad. Podrían ser religiosos e ir por Lobo Superior.
—¿Desmond Styles es su padre? —preguntó Oliv.
—Sí, y su papá es Rafael Styles. No sé nada de ninguno de los dos. Estoy seguro de que pusieron a un investigador sobre mí, pero yo no puedo permitirme el lujo de tirar el dinero en ese tipo de tonterías.
—En realidad sí puedes. Ahora te darán manutención. No necesitas ser tan frugal con tu herencia.
—No voy a aceptar una manutención. Eso es absurdo.
—Lo que es absurdo es que ni siquiera lo consideres. Mira, Desmond Styles es dueño de una empresa que fabrica piezas de motores para automóviles. Esa familia es más que adinerada. También han heredado dinero de las tierras que les pertenecían y fueron vendidas en los últimos cincuenta años, por una suma que te quitaría el aliento. Salió en los periódicos. Sabrías estas cosas si leyeras uno de vez en cuando.
Louis torció los ojos. Los periódicos eran para la gente que quería ver todas las cosas feas en el mundo. Los poetas necesitaban ver la belleza o nunca conseguirían escribir una palabra antes de que fuera destruida por las lágrimas.
—Mira quién llegó a cenar —dijo Alex con dulzura—. Es mi primorosha gatita pechocha.
Zephyr se escabulló en la cocina, olfateando el aire con delicadeza.
—Le molesta que le hablen como si fuera bebé, Alex —dijo Louis—. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo?
Zephyr se frotó contra los tobillos de Alex y maulló adorablemente hasta que este dejó caer un trozo de pescado. Ella se fue con el pedazo a la esquina, donde se lo comió en pequeños y bruscos bocados de felicidad.
—Bueno, al parecer si van a consentirla, se le puede hablar como quieran. Vaya moral que tienes, Zephyr —la regañó Louis—. ¿Quién diría que tus afectos estaban a la venta? —Volvió su mirada hacia Oliv—. A diferencia de los míos.
—Eso es absurdo. —Oliv se cruzó de brazos—. Como tu abogado, no puedo permitir que rechaces ese dinero.
—No voy a deberles nada. Ni voy a ser obligado a firmar un contrato por salir beneficiado económicamente.
—No es así como funciona legalmente. Ellos te deben el dinero ya sea que firmes el contrato con su hijo o no. Para el resto de tu vida. Incluso si él escoge un sustituto. Así es cómo es y punto. No tienes ninguna obligación en lo absoluto.
—No seas estúpido, por supuesto que la tengo. Una obligación emocional, si no es que legal. No puedo aceptar dinero de ellos y ni siquiera considerarlos.
—Conociéndote como te conozco, eso haría que te resistieras aún más —argumentó Oliv—. No querrás sentirte como prostituto.
—No como la vieja Zephyr —dijo Louis, mirando a su gata—. Quien se vende por pescado.
Permanecieron en silencio, ambos dándole vueltas a la situación en tanto Alex terminaba la cena. Louis se frotó los ojos, imaginando el no tener que volver a preocuparse por dinero. Era tentador. Pero aun así…
—¿Me tocaría dinero, incluso si escoge un sustituto? —preguntó—. ¿Por qué?
—Porque como omega, tendrías prohibido de por vida estar con otro alfa. También él tendría que pagarle al gobierno una cuantiosa multa anual por la pérdida de tu potencial beneficio reproductivo con el mundo en general…
—¿Tendría que pagar si firmo el contrato con él?
—Sólo si se niega a poner de cláusula el dar a luz a un bebé vivo. — Se miraron el uno al otro.
—Así que de todos modos tendría que pagar la multa —dijo Louis finalmente.
—Y también tu manutención. Si elige un sustituto, tendrá que presentar documentos al gobierno explicando por qué. En tu caso, la infertilidad o la edad bastarán, y él podría formar familia con otro omega. El gobierno lo aprueba. Pero teniendo en cuenta que eres su Érosgápe, habrá problemas si el omega desechado se reproduce con cualquier otra persona, las leyes impiden tal cosa, y Harry tendría que pagar la multa.
—¿Por qué no habría de ser perdonado si la razón por la que escoge un sustituto es mi infertilidad?
—Debido a que el gobierno valora dos cosas por encima de todo: el dinero y los bebés. Punto. No es necesario aplicar la lógica.
Alex sacó los camotes del horno y colocó platos para los tres.
—Asumamos que escoge un sustituto —dijo Louis, cerrándosele la garganta de forma extraña—. ¿Qué pasa con mis celos?
—Tendrás que ser muy discreto al manejarlos de ahora en adelante. Aunque, siempre y cuando tengas un mínimo contacto con tu alfa, casi no habrá manera de que él sepa cómo o con quién los aliviaste.
Alex habló: —Nunca he entendido por qué un omega infértil tiene que ser descartado. ¿Qué, el alfa no puede estar con dos? Un sustituto y su Érosgápe no pueden ser demasiado para que un joven alfa viril los atienda simultáneamente.
Louis gruñó discretamente, una sensación desagradable floreció desde sus entrañas ante la idea de compartir su casa o alfa, con otro omega.
Las cejas de Oliv se levantaron con diversión. —Ese es el porqué —dijo—. Pero lo más importante, solían hacer precisamente eso. Los omegas de antaño eran tratados como ganado de cría, con alfas importantes y poderosos comprando literalmente a omegas solteros para tener tanta descendencia como pudieran. Eso dio lugar a una reducción de genes y anomalías genéticas, y algunos alfas insatisfechos, comenzaron a renunciar a sus contratos para vender sus omegas a alfas más ricos con dos, tres o hasta cinco omegas. Finalmente, el gobierno intervino y puso fin a la situación. Obviamente eso fue mucho antes de que la Nueva Reforma Lobo asumiera el poder. Al parecer, incluso los chiflados religiosos de Lobo Superior, vieron los problemas del tráfico humano.
Louis vio hacia afuera por la ventana de la cocina, observando unas cuantas hojas flotando en la brisa hasta aterrizar suavemente en la tierra del patio.
—Pero no hay razón para suponer que él escogerá un sustituto — dijo Oliv, tratando de tranquilizarlo.
Louis se encogió de hombros. No debería importarle, y sin embargo, un nudo se formó en su estómago ante la idea de ser rechazado por su Érosgápe. La lógica no necesariamente se aplicaba en su corazón, o bien, eso suponía.
—¿Cómo podemos hacer apetecible el que aceptes la manutención que te corresponde? —preguntó Oliv, regresando a la conversación del dinero.
—No pueden.
—Encontraré una manera.
—La cena está servida. —Alex llevó los platos con pescado y camote horneado, hacia la mesa.
Dejaron el tema del inesperado Érosgápe de Louis para cenar en paz, y en su lugar hablaron de los planes tentativos de Alex y Oliv para las próximas festividades de otoño. Después de comer, lavar los platos y trasladarse al estudio de Louis, estaba claro que Oliv estaba listo para retomarlo de nuevo. Pero justo cuando abrió la boca para hablar, sonó el timbre.
El estómago de Louis se revolvió mientras caminaba por el pasillo hacia la puerta principal. ¿Sería Harry? ¿Esperaba que lo fuera o le temía a la idea? Maldita imprimación Érosgápe. Nublaba todo.
Un mensajero estaba de pie en la escalera de la entrada, con dos paquetes en sus brazos.
—¿Señor Tomlinson?
—Sí, soy yo.
—Son de la oficina legal de Tissue y Freet. Si pudiera firmar aquí...
—Indicó un formulario y le tendió una pluma.
Mientras Louis firmaba, Oliv apareció a su lado. —¿Qué es esto?
—Ni idea. —Louis devolvió el formulario al mensajero y aceptó los paquetes a cambio—. Son de un bufete de abogados. —Los colocó bajo su brazo en lo que el mensajero atravesaba el jardín delantero, esquivando las hojas y bellotas que caían del roble junto a la puerta—. Tal vez Rory me envió los términos de mi renuncia temporal, pero no puedo imaginar cuales sean para que requieran dos paquetes.
—Ah, no —murmuró Oliv, agarrando el sobre de encima de las manos de Louis—. Estos son documentos para una prenegociación. Todo lo que la familia de Harry Styles considera importante sobre él, para tu consideración y revisión antes de que oficialmente comiencen las negociaciones del contrato.
Mientras regresaban al estudio, Zephyr se lanzó delante de ellos, haciendo pirueteas con la cola levantada. Louis encendió las luces del pasillo, usando el atenuador que su padre había instalado para mantener una grata atmósfera íntima. Rara vez encendía las luces a su brillo máximo desde la muerte de sus padres, prefiriendo el don de las sombras sobre las duras revelaciones que daban los focos de luz blanca.
De vuelta en el estudio, Alex y Oliv se apoyaron el uno contra el otro en el sillón, con Zephyr sobre los muslos de Alex. Louis se acomodó, y los tres se le quedaron viendo a los paquetes en la mesa de centro.
—Documentos de prenegociación —explicó Oliv en respuesta a la mirada inquisitiva de Alex.
—¿Tan pronto? Ni siquiera han pasado veinticuatro horas.
—Probablemente han estado juntando el expediente desde que Harry fue declarado alfa —declaró Oliv—. La mayoría de las familias lo hacen. Luego cuando llega el momento, sólo tienen que agregar la información más reciente, por lo general sus calificaciones finales, planes específicos para su futuro inmediato, objetivos de carrera y de vida, ese tipo de cosas. Pero aparte de esas cosas, han reunido un buen paquete para la familia de cualquier omega que su hijo imprima o considere para firmar un contrato.
Louis recogió un paquete, sopesándolo en sus manos y examinando el sello intacto. —Están demasiado grandes como para ser de sólo unos cuantos años de información sobre Harry.
—Probablemente también hay información de la familia, ascendencia, recuento de los nacimientos más recientes en la familia, las propiedades que Harry tendría la posibilidad de heredar, los prospectos de negocios. Básicamente todo lo que pudieras necesitar saber sobre las familias Styles e Ivanov. Y dada su riqueza y estatus, esa información podría abarcar desde principios de los años posteriores a la Gran Muerte.
—¿Qué se supone que haga con todo esto? —Louis llevó el paquete hacia su nariz, oliendo la dulzura del papel nuevo, mezclado con el polvo de documentos antiguos. Lo que sea que estuviera en esos paquetes, era más información de la que quería. Pero era todo lo que los Styles esperaban que supiera.
—Estaré feliz de revisarlos junto a ti. He supervisado contratos antes.
—Puedo ir a entretenerme con un libro, o mejor aún, lanzarme a comprar víveres para reabastecer tu cocina —ofreció Alex—. Lo que sea que esté en estos paquetes no es de mi incumbencia.
Louis asintió lentamente. —Te lo agradecería. Hay dinero en el segundo cajón. Debajo de los cuchillos.
—Qué bien, porque definitivamente un ladrón debería tener acceso a las armas antes de robarte hasta los calzoncillos —regañó Alex.
Louis se encogió de hombros. Solía guardar su dinero en una caja fuerte en el viejo estudio de su padre, su ahora habitación de huéspedes, pero olvidó la combinación, dejando encerrado un buen fajo de billetes, al parecer para toda la eternidad. Así que ahora sólo ponía todo el efectivo que sacaba del banco, en el cajón de la cocina. ¿Por qué no? Había un montón de casas más lindas en la avenida Roble, que los ladrones atacarían antes que a la suya. ¿Quién iba a pensar que una casa con un jardín descuidado y una gran cantidad de polvo en todos los muebles visibles a través de las ventanas, era una buena opción?
Alex movió a Zephyr, quien protestó con un maullido estridente y se fue hacia el librero, tirando al suelo unos libros pequeños en su mal genio.
—Le agradas mucho más que yo. Llévatela contigo cuando te vayas. —Louis frunció al ver el libro de poesía Calitan, que había aterrizado sobre su lomo, abriéndose de páginas.
—Oliv es demasiado exigente con mi atención. —Rió Alex—. Ella está mejor contigo. Está bien, regresaré en una hora y media con algo sin moho. —Se inclinó para darle un beso a Oliv en la cabeza, y luego se dirigió hacia afuera, hablando por encima del hombro—: Louis, contrata a mi amorcito, ¿sí? Antes de que la cagues.
Louis se cambió de la silla orejera al sillón, llevándose el paquete con él. —Oliv, sabes que confío en tu juicio. A pesar de nuestro desacuerdo sobre la manutención, ¿estás de acuerdo en ser mi abogado en este asunto?
—Por supuesto.
—Supongo que sería irrespetuoso de mi parte no preguntar por tus honorarios.
—Olvídalos.
—Insisto en pagarte.
—Si aceptas la manutención, lo consideraré. Si no es así, no en absoluto.
Louis suspiró y le tendió el primer paquete. —¿Harías los honores?
—Con mucho gusto.
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🅲🅴🅻🅾 🅻🅴🅽🆃🅾 - Adaptacion Larry
RomanceUn impetuoso joven alfa, encuentra a su pareja en un maduro y experimentado omega.