♡~ Capítulo II ~♡

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¡SÍ! —Niall sacó la cabeza de la bandeja de devolución de libros de la biblioteca de la universidad, y levantó triunfalmente uno de color rojo—. Sabía que algún nerd terminaría la tarea antes de tiempo.
 
—Ese es de la edición incorrecta —dijo Harry, moviendo la cabeza—. El lomo del más reciente es azul.
 
Lo sabía porque él era un nerd que había terminado la tarea antes de tiempo, llámese una semana antes. Un omega querría un ingenioso, inteligente y educado alfa, y él no iba a quedarse corto al respecto. Había sido un buen estudiante toda su vida, pero en especial desde que fue declarado alfa a los quince años. Había expectativas que debía cumplir.
 
A principios de semana, cuando terminó la tarea, le había ofrecido el libro a Niall, pero el tonto le había hecho un gesto desdeñoso con la mano, diciéndole que después conseguiría uno en la biblioteca.
 
—Busca más adentro —sugirió—. Podría estar al fondo si alguien lo devolvió tarde ayer en la noche.
 
Admiró la manera en que el cuello de Niall se enrojecía en su irritación mientras hurgaba en el fondo del contenedor. Le recordó el cómo su cuerpo se sonrojaba cuando fingían ser alfa y omega, tal como lo habían hecho una vez más esa misma mañana.
 
Había tenido suerte en tener un compañero de dormitorio por todos estos años. Otros alfas o pasaban un montón de tiempo con su mano, o tenían que cultivar una estrecha amistad con betas dispuestos, porque una vez que la pubertad los golpeaba, también lo hacía la casi tortuosa calentura.
 
Harry solía tener amigos beta de por su casa, y algunos de ellos habían estado dispuestos a considerar sus necesidades cuando era más joven. Pero ahora que su pene había crecido hasta convertirse del tamaño completo de un alfa, la mayoría había decidido que el dolor ya no valía la pena por el placer obtenido. Los betas se parecían más a los hombres del Viejo Mundo. Sus anos no eran tan gruesos o elásticos como los de un omega y su tolerancia al dolor no era tan alta como la de un alfa. Por suerte, durante el verano en la casa de playa de sus padres, había conocido a un par de betas un poco mayores que disfrutaron de su miembro alfa. Aunque no le había gustado la casualidad de esos encuentros. No había ninguna base de amistad para juguetear, reír, o divertirse.
 
Con Niall tenía todo eso y más.
 
En su opinión, Niall tenía alta tolerancia al dolor que le hacía placentera la penetración, y le gustaba jugar en toda la extensión de la palabra. Harry sonrió ligeramente, recordando la inevitable risa de Niall en la mañana, mientras le lamía su axila velluda, exigiéndole a su “omega” que se sometiera a un baño de lengua.
 
—Mierda. —Niall hizo a un lado otro libro y buscó aún más profundo en el montón, elevando su trasero al inclinarse en la bandeja—. ¿Por qué Dios Lobo no me ama? ¿Qué he hecho para ofenderlo?
 
«Eh, sólo montar el pene de otro alfa y rogar por más».
 
Harry se mordió la mejilla. No ganaría nada con hablar en público sobre los juegos en los que participaban en privado. Niall ya tenía suficiente conflicto interno sobre ellos. No necesitaba más, ni siquiera en broma. Lo que Niall le permitía hacerle, violaba media docena de mandamientos del libro sagrado del Lobo. El ser amanerado, que es como el libro sagrado se refería a un alfa siendo penetrado, no era sólo impropio o inusual; representaba una pérdida de estatus, como lo demostraba el uso de las luchas y violaciones entre alfas durante los primeros años Lobo, para establecer el poder y dominación o ejercer la autoridad y reivindicación de tierras.
 
En la actualidad, el poder y dominio estaban en el nombre de la familia, reputación y propiedades. Gracias a Dios Lobo por eso. Con sus escuálidas y largas extremidades, igual que las de su papá, nunca sería capaz de ganarle a alguien como Liam Payne. No, si tuviera que luchar por su lugar en la sociedad, estaría sobre su estómago en un dos por tres, con el trasero al aire, recibiendo un enorme pene alfa, y resistiendo cada segundo de ello.
 
Lo bueno es que ahora el mundo era más civilizado.
 
La puerta detrás de ellos se abrió y se cerró, dejando entrar el aire fresco otoñal, haciéndolo estremecer por debajo de su delgada chaqueta.
 
—Tal vez este me sirva —dijo Niall, volviendo a sacar el libro de lomo rojo—. ¿Qué tanto puede diferir una edición de otra?
 
Harry le quitó el libro de la mano, lo hojeó y luego lo arrojó de nuevo en la bandeja. —No te sirve.
 
—¡Oye! Necesito eso.
 
—Te digo que no. Los primeros capítulos sobre la reproducción y las cosas sobre las glándulas omega y la producción de lubricante, son totalmente diferentes.
 
—¿Cómo?
 
—Se solía pensar que las glándulas omega se hinchaban dolorosamente durante el celo, únicamente porque se necesitaba lubricante adicional para el nudo del alfa, pero ahora se sabe que el pre-semen y semen del alfa, juegan un papel en la reducción de la inflamación así como en cambiar el dolor por placer en los omegas. Es por eso que los dildos alfa y puños sólo sirven para aliviar el dolor, y el porqué los omegas no tan fácilmente quedan satisfechos cuando los alfas usan condones. La nueva teoría afirma que el dolor de las glándulas omega excesivamente hinchadas y las propiedades anti- inflamatorias del semen del alfa, sirven como otra forma para impulsar que la especie se una y procree. De todos modos, todo eso es totalmente diferente en el nuevo libro. El doctor Romaire Epstar tuvo ese gran descubrimiento este último año, ¿recuerdas?
 
—¿Por qué iba yo a saber eso? ¿Tú por qué lo sabes?
 
Harry puso los ojos en blanco y miró el reloj. Diez minutos para la clase. —Porque soy un nerd, Niall.
 
Era uno de cara bonita, con padres ricos que eran dueños de una famosa compañía de transporte, y un fideicomiso para mantenerlo con estilo hasta que heredara el resto, pero un nerd al fin y al cabo. Resentía su posición social, aunque sabía que tenía suerte de no tener que preocuparse por el dinero. Cuando se trataba de ir a fiestas de sociedad y similares, prefería quedarse en casa y leer revistas científicas por diversión, y Niall lo sabía. Los dos eran hijos de hombres poderosos, y sin embargo, por una razón ambos estaban casi al borde de la esfera social de su escuela.
 
Harry continuó: —Además, ¿quién es el que tiene memoria fotográfica? ¿Tú o yo?
 
—Tú —aceptó Niall de mala gana—. Y lo odio. Vivir contigo por otros cuatro años va a ser insoportable. —Le dio una mirada acalorada por debajo de sus pestañas, haciendo que su miembro se retorciera.
 
 —Sí, insoportable. Si tenemos suerte, no serán cuatro años —le recordó Harry—. Sólo dos más hasta que conozcamos al primer grupo de omegas disponibles de Monte Jurado, para ver si alguno es nuestro Érosgápe.
 
Y si no encontraban a su pareja, tendrían cuatro años más para reunirse con los omegas mayores de Monte Jurado antes de ser presionados para emparejarse con un omega soltero en una de las veladas del Comité Philia.
 
Niall puso una sonrisa tensa y asintió. —Cierto. Entonces ya no será necesario ser compañeros. O no como ahora. —Se calló y aclaró la garganta, sus ojos azules oscureciéndose mientras buscaba los de Harry.
 
—Si tenemos suerte —convino Harry.
 
La mirada de Niall fue de nuevo a la pila de libros en la bandeja de devolución de libros.—Mierda. —Se mordió el labio inferior—. ¿Cómo voy hacer la tarea?
 
Harry tiró de la manga de la chaqueta de Niall, sonriendo por la calidad de la tela y estilo de la ropa de su amigo. Nunca escatimaba para lucir tan inteligente como le fuera posible. Él tampoco lo hacía, pero se mantenía en cosas más simples. No usaba telas fastuosas o corbatines, como los que Niall disfrutaba, sólo elegantes pantalones ajustados, una lisa camisa de vestir de color azul marino hecha a su medida, y unos nuevos mocasines de cuero.
 
—Vamos —dijo amablemente—. Puedes leer lo que yo hice y luego te ayudaré a escribir algo casi tan bueno como eso.
 
—¿Casi, eh?
 
—Sí, casi. —Pasó su brazo por encima del hombro de Niall, girándolo para salir de la biblioteca. Satisfacción se agrupó en su interior—. No puedo dejar que te quede mejor que el mío, cuando ni siquiera leíste el libro.
 
El sol vespertino brillaba a través de las cristalinas ventanas de vidrio cuyos rayos subían hasta el techo de la entrada de la biblioteca. Un grupo de profesores y sus asistentes universitarios, estaban reunidos en torno a una gran mesa redonda a unos pocos metros de la entrada. Papeles, bolígrafos, blocs de notas estaban dispersos por doquier,mientras mantenían una animada conversación con voces urgentes y quedas.
 
Harry distinguió al doctor Obi, el profesor de nivel superior que esperaba fuera su asesor para la investigación de lo que quería hacer en la expresión de la ingeniería del gen Lobo en los seres humanos después del Viejo Mundo. Quería explorar específicamente el papel que desempeñaba en la instigación del celo en omegas y los impulsos para montar en los alfas.
 
Ya había investigado tesis de temas similares en la biblioteca, descubriendo que muchas de sus preguntas ya habían sido contestadas. Pero todavía había mucho por entender acerca de la Gran Muerte, la aparición de alfas y omegas, y el papel que los genes modificados tenían en el comportamiento humano después del Viejo Mundo.
 
Estaba agradecido de que el Partido Lobo Superior, hubiera sido derrocado hace diecisiete años, permitiendo a los científicos en las universidades el extender y ampliar sus investigaciones acerca de la humanidad del Viejo Mundo. La ciencia había sido finalmente liberada de la tiranía de la religión, y Harry estaba listo para unírseles. A pesar de que expresar públicamente tu opinión era algo arriesgado. El libro sagrado del Lobo, todavía era considerado un documento más importante que la constitución de su gobierno. Pero nadie podía negar que la ciencia y tecnología hubieran crecido a pasos agigantados en los diecisiete años luego de que el Partido de la Nueva Reforma Lobo se hubiera hecho cargo.
 
Por desgracia, en lo que a Harry respectaba, el Partido de la Nueva Reforma Lobo, no había avanzado lo suficiente en cuanto a los derechos civiles para desafiar las estrictas leyes en relación a la reproducción y derechos de los omega, pero al menos se había abierto la puerta para los avances en ciencia y tecnología.
 
El doctor Obi era un verdadero pionero en el estudio de la genética después del Viejo Mundo, y Harry admiraba su trabajo enormemente. Con optimismo, condujo a Niall hacia el grupo de profesores, con la esperanza de poder tener una breve conversación con el doctor Obi y ganárselo.
 
Su mirada pasó del ceño fruncido y cabello canoso del doctor Obi, a un atractivo omega de pie junto a él, y su corazón se detuvo. Belleza pura asaltó sus sentidos: tez ligeramente bronceada, cabello castaño, ojos color cielo, y piel que olía a dicha. El omega lucía pequeño y formal vestido con pantalones azul marino, cinturón negro, y camisa de vestir verde musgo, tomado del brazo de un alfa alto, musculoso con chaqueta de lana.
 
En un momento Harry tenía su brazo alrededor de Niall, y al siguiente, su vida tal como la conocía terminó.
 
Un olor a rosas inundó su nariz y garganta, recubriendo sus membranas mucosas. Sus ojos se pusieron en blanco cuando el aroma penetró profundamente en su cerebro, despertando su alma con un estremecimiento. Golpeando, un deseo urgente se deshizo de su humanidad, dejando sólo instinto animal. Su miembro se llenó de sangre. Su cuerpo gritaba con pura necesidad y anhelo.
 
Chillidos de sorpresa apenas fueron registrados en su raciocinio guiado por feromonas, de que pusiera sus manos y boca en la fuente de ese olor que envolvía perfectamente su mente. Agarró a su omega que olía delicioso, enterró la cara en la curva de su cuello, y restregó las caderas contra él, gruñendo cuando fuertes manos trataron de alejarlo.
 
Su omega luchó, empujándolo desesperadamente, hasta que Harry lo sujetó de la garganta, deteniendo su lucha. Olió el terror y la confusión de su omega saliendo de él en oleadas, casi subyugando el dulce y almizclado aroma que había desencadenado un torbellino de locura en Harry. Necesitando tocar la piel, rasgó la ropa de su omega, su miembro palpitaba húmedamente en sus pantalones, haciendo eco de la fragancia de almizcle del lubricante natural que fluía por el trasero de su omega. Quería ahogarse en ese olor, frotarlo por todo su cuerpo, morir enterrado profundamente en el dulce y húmedo trasero de su omega.
 
Su omega soltó un grito salvaje.
 
Harry liberó su garganta cuando color y sonido giró a su alrededor, no sabiendo si consolar a su omega aterrado, o soltar su rabia por las manos que seguían tratando de separarlos.
 
—Shh. —El sonido entró a través del torbellino en su mente. Su omega lo sujetó del cabello y tiró de él, tratando de mirarlo a los ojos—. Tranquilo. Shh. Estás conmigo. Estás bien.
 
Esa voz.
 
Como miel y arena vertiéndose sobre él, ligeramente aguda y cálida, dulce y picante. Quería oírla cada segundo de cada día durante el resto de su vida. Quería desvestirlo hasta que estuviera desnudo y suplicando debajo de él, rogando por su miembro y lloriqueando por tener sus bebés.
 
Pero manos continuaban sujetándolo, así como voces llamándolo, y estaba empezando a enojarse.
 
—¡Suéltenlo! —gruñó su omega—. O va a descuartizarme, por todos los cielos.
 
—Harry, amigo. Aquí no. —Escuchó a su alrededor la voz desesperada de Niall—. Necesitas calmarte. Así no es como se supone que se hace esto.
 
¿A quién demonios le importaba como se suponía que se hacía esto? Tenía a su omega justo a su lado, y nunca iba a dejar que se fuera.
 
Niall puso cuidadosamente su mano en el brazo de Harry y este le gruñó, apenas escuchando sus palabras: —Tienes que registrarte primero, hacer un contrato con su familia, o él puede presentar cargos de agresión. Conoces las reglas. Necesitas calmarte ahora mismo.
 
Las células de Harry gritaban que poseyera al hombre que sostenía protectoramente en sus brazos, y que había retrocedido hacia la mesa. Quería besar la exuberante boca rosada y abierta de su omega. Quería arrancarle los pantalones y empapar sus dedos en la humedad que salía del ano del hombre, en preparación para su miembro.
 
Era el miedo en los impresionantes ojos azules de su omega, lo que lo contenía más que el agarre de Niall, o sus palabras sensibles, o el brazo fuerte que el otro alfa tenía sobre su pecho. Más que los guardias de seguridad apresurándose en entrar en la biblioteca, con jeringas listas para inyectarle un sedante para alfa, más que la tranquilidad de la droga que fluía por su sistema cuando lo sujetaron y clavaron las agujas en su cuello, brazo y muslo. No, era el destello de terror en esos hermosos, perfectos y tiernos ojos azules, lo que lo hizo rendirse.
 
No podía apartar la mirada mientras sus rodillas se debilitaban y colapsaba en la camilla que los guardias de seguridad habían puesto para atraparlo al caer. Estiró la mano, con un horror frío envolviéndolo, cuando el lugar se volvió difuso y distante como en un sueño. Dedos tomaron los suyos mientras parpadeaba hasta volver a abrir los ojos, agradecido de ver a su omega sosteniendo su mano.
 
—Que te de su información —le dijo Niall con dureza a uno de los guardias—. La necesitaremos para los padres de su alfa.
 
—Dios Lobo —susurró el alfa de pie junto a Harry—. ¿Cómo diablos…?
 
Aturdido, Harry le gruñó al hombre, tratando de levantarse de la camilla para sacarle los ojos por atreverse a hablarle a su omega, cuando este estaba mojado y preparándose para recibir un pene. Le arrancaría los ojos y luego los testículos a pedacitos. Lo mataría por ver a su omega, por oler su aroma.
 
—Shh. —Lo calmó su omega—. Es un amigo.
 
A Harry no le gustó como sonó eso, pero la mano de su omega calmándolo en su hombro, era casi tan suave como el sedante para alfa que los guardias le habían dado.
 
—¿Cómo es esto posible? —preguntó el otro alfa, y Harry se impulsó de nuevo hacia arriba, pero su omega lo calmó reteniéndolo en la camilla—. Él no puede ser lo suficientemente mayor para ti.
 
—Aparentemente lo es, Zayn  —murmuró su omega, moviendo suavemente su pulgar contra la muñeca de Harry, haciéndolo estremecer ante la exuberante y aterciopelada calidez de la voz de su omega, ofreciéndole una sonrisa de agradecimiento que sentía que iba derretir su rostro hasta desparramarse en el suelo. Su omega se la devolvió tentativamente, mostrando sus perfectos dientes blancos, pero con los ojos destilando miedo—. Está bien. No digas nada más en este momento.
 
Harry trató de darle un buen vistazo a su omega, pero el mundo se le nublaba y disipaba constantemente. Sujetó los dedos del hombre y dejó que sus ojos se cerraran, escuchando con atención lo que podía distinguir a su alrededor.
 
—¿Nombre y dirección de donde se le pueda localizar durante los próximos días? —preguntó un guardia de seguridad, y Harry abrió bien los ojos para ver al beta parado junto a él, con un bloc de notas en la mano y una expresión seria en el rostro.
 
—Louis Tomlinson —dijo su omega.
 
«Louis».
 
Que nombre tan bonito. El corazón de Harry se le apretujó y expandió, con un dolor de torsión que lo hizo jadear.
 
—No tienes que darles ninguna información —interrumpió Zayn, colocando su mano sobre el brazo de Louis, quien se echó para atrás dirigiéndole una mirada a Harry.
 
—Pero sí tengo que hacerlo, ¿no? —dijo—. Es la ley.
 
—No es más que un niño. No puede ser tuyo. Es demasiado joven.
 
—¿No querrás decir que yo soy demasiado viejo? —Suspiró Louis y cerró los ojos, liberando a Harry de su hechizo—. Todavía estoy en edad de procrear. Su reclamo es válido. —Sus mejillas se enrojecieron, y Harry estaba que echaba fuego por él—. Ahora voy a terminar con esto. Soy Louis Tomlinson, vivo en la avenida Roble 981, y estaré feliz de recibir a los padres de este joven alfa como dicta la ley. —Pasó saliva y apretó la mano de Harry de manera reconfortante—. ¿Eso es todo?
 
—¿No quiere saber su nombre? —preguntó
Niall.
 
Louis miró hacia él, sobresaltado. —Sí. Supongo que sí. —Volteó hacia abajo a Harry, evaluándolo—.¿Y tú quién eres?
 
Harry abrió la boca, pero el sedante para alfa le había entumecido la lengua. Sus labios temblaron en un gemido inarticulado.
 
—Es Harry Styles, hijo de Desmond Styles y Rafael Ivanov. Una buena familia. —De alguna manera, el tono de Niall dio a entender que la familia de Harry era mejor que lo que su omega merecía, y Harry trató de darle una mirada de advertencia, pero sus ojos apenas y podían permanecer abiertos.
 
Mientras los guardias aseguraban a Harry en la camilla, preparándolo para sacarlo de la biblioteca, este luchó para mantener su vista en Louis, hipnotizado por sus ojos color cielo.
 
—Y yo que pensaba que estaba exento —murmuró Louis, casi para sí mismo, pero Harry le escuchó claramente a través del lío en su cabeza. Louis presionó sus labios juntos y se aclaró la garganta—. No es la primera vez que me equivoco. Ni será la última.
 
—Querrá decir que pensaba que estaba libre —dijo Niall, con un poco de malicia, cruzando los brazos sobre su pecho. Harry le dio un gruñido con dificultad, pero Niall lo ignoró—. Esperaba que su alfa estuviera muerto.
 
—Esperar no es exactamente la palabra —dijo Louis en voz baja, con la mirada satisfactoriamente fija en Harry—. Y parece que él sólo tardó en llegar. —Le sonrió de una manera agridulce, que Harry quería quitar y sustituir por resplandor—. Se tomó su tiempo.
 
—¿En qué? ¿Nacer? —se burló Niall—. O tal vez usted fue rápido. Apuesto a que es uno de esos omegas. Apuesto a que ni siquiera es virgen.
 
Harry se lanzó contra Niall, luchando contra las restricciones que los guardias habían asegurado sólo unos momentos antes. Aporraría a su amigo, lo golpearía y le rompería la cara por sus insultos.
 
—Sujétenlo —ordenó un guardia de seguridad.
 
Harry apretó los dedos de Louis, jalándolo hasta que este se inclinó y le susurró: —Déjame ir.
 
Ansioso por complacerlo, Harry le soltó la mano y luego cayó en la miseria cuando los guardias lo arrancaron de él, llevándoselo hacia el sol cegador de la tarde.  
 

🅲🅴🅻🅾 🅻🅴🅽🆃🅾 - Adaptacion LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora