♡~ Capítulo IX ~♡

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—¿Crees que traer a Zayn fue una buena idea? —susurró Alex en el oído de Louis, mientras esperaban en la acera a que Oliv y Zayn bajaran de la parte trasera del auto que los Styles habían enviado para recogerlo.
 
Louis miró a su apuesto amigo. Alex llevaba el pelo suelto en una melena larga y ondulada a través de sus hombros, una camiseta café de cuello alto y una chaqueta de color café con leche que le quedaban bien y parecía casual y relajado en comparación con su propio traje verde oscuro y camisa blanca. Al menos Oliv también llevaba puesto un traje color rojo baya, que junto a su pelo blanco y barba recortada, lo hacían verse como una versión más delgada y apuesta del cuento de Santa Claus del Viejo Mundo.
 
Louis vio hacia la casa de Harry, mejor dicho, mansión, preguntándose cómo demonios la antigua familia Styles, había encontrado piezas tan grandes de granito para la fachada, y cómo las habían transportado hasta allí. La casa parecía fría desde el exterior, pero Harry no había parecido ser un hombre frío, como tampoco lo pareció su papá cuando lo invitó por teléfono.
 
—Zayn es el guardaespaldas del grupo —murmuró Louis—. Dudo que vaya a tener que contratarlo, pero no quiero que piensen que estoy indefenso.
 
—¿Qué crees que van a hacerte? Secuestrarte y obligarte a consumar la imprimación?
 
Louis resopló suavemente.
 
Alex continuó: —¿Y que van a cometer el delito durante la primera fiesta de otoño?
 
—No, pero no quiero correr ningún riesgo. Además, Zayn es parte de mi vida. Rafael, el papá de Harry, dijo que invitara a mis amigos más cercanos. Y esos son ustedes tres.
 
—Sí, pero Zayn es un alfa. El alfa del que has escrito poemas. ¿El que te ha ayudado en cuántos celos?
 
Louis se encogió de hombros, esperando que su estómago inestable no lo hiciera vomitar en los arbustos. —Si quieren que firme el contrato, tendrán que aceptarlos a todos ustedes. ¿No es eso lo que me dijo Oliv tan sólo hace unos días?
 
—Estás asustado. —Alex le puso un brazo protector alrededor de sus hombros—. Está bien. Estás conmigo.
 
Louis puso los ojos en blanco y se deshizo del brazo de Alex. —Harry está tomando tranquilizantes alfa. Todo debería estar bien.
 
—¿Incluso con Zayn  aquí? —preguntó Alex de nuevo, claramente pensando que Louis se había excedido en traerlo.
 
—Especialmente con Zayn aquí —dijo el aludido, sonando su voz profunda y confortable en el oído de Louis, quien se volvió a verlo, enderezando su sencillo traje gris y corbata negra—. Entremos, señores. No hay que perder el tiempo.
 
Louis guió el camino por el sendero, con Zayn detrás de él, y Oliv y Alex siguiéndolos con los brazos entrelazados. Siempre la pareja enamorada. Si no fueran tan amigos, la envidia que sentía por ellos se volvería tóxica.
 
La casa se erguía imponente a pesar de ser de sólo tres pisos, con la planta superior aparentando ser un ático. Era la parte frontal de granito y las amplias ventanas mirándolos hacia abajo como ojos blancos, lo que le daba un aire tan majestuoso. Al menos las ventanas en la parte inferior estaban iluminadas con luces cálidas, como miel derramándose sobre el césped bien cuidado.
 
La puerta principal se abrió antes de que tuvieran la oportunidad de tocar el timbre. Louis no sabía lo que había estado esperando, posiblemente a un sirviente beta o incluso al propio Rafael … pero que Harry fuera el que estuviera en la puerta, lo tomó por sorpresa. Se quedó inmóvil en los escalones de la entrada, con el corazón latiendo contra sus costillas, gimiendo al sentir un pequeño y cálido desliz de lubricante humedeciendo su trasero.
 
¿Harry podría olerlo? ¿Zayn? Dios Lobo, que humillante que con sólo ver al muchacho, respondiera tan descontroladamente. Con suerte, no se seguiría avergonzando al continuar produciendo más. Soltar un poco por reconocer la presencia de su alfa y Érosgápe, debería ser suficiente. Le pidió a su cuerpo que se mantuviera bajo control.
 
Harry pasó saliva, moviendo su prominente manzana de Adán en su garganta. —Bienvenidos —dijo con voz ronca por el esfuerzo—. Adelante. Mis padres están esperando en la sala. Estamos contentos de tenerlos aquí.
 
Louis dio un paso cuando Zayn lo empujó suavemente.
 
—Gracias. —Desenvolvió su bufanda mientras entraba en el cálido vestíbulo de la casa Styles—. Estamos agradecidos por la invitación para visitarlos de manera informal, antes de incluir a los abogados.
 
Harry parecía mareado mientras observaba la garganta de Louis, para luego arrastrar la mirada hasta su rostro.
 
—Por supuesto. La fiesta de las Bendiciones del alfa es para dar las gracias a Dios Lobo por todas las cosas maravillosas que nos ha dado. —Sonrió con timidez, en tanto tomaba el abrigo y la bufanda de Louis—. Encontrar tu Érosgápe generalmente se considera      como algo maravilloso. Algo que agradecer.
 
—Lo es.
 
El estómago de Louis dio un vuelco por la enternecedora manera en que Harry bajó la cabeza para olfatear disimuladamente su bufanda, antes de colgarla en la repisa junto a la puerta. Enseguida colgó su abrigo con gracia y con una reverencia similar a la que un sacerdote hace ante la reliquia de un santo. Los labios de Louis se movieron para formar una pequeña sonrisa. Al menos no era el único descontrolado esta noche.
 
Presentó a Zayn, Alex y Oliv, mientras Harry tomaba más chaquetas y bufandas, colgándolas con menos cuidado, pero aun así perfectamente. Le sonrió cálidamente a todos, menos a Zayn, a quien saludo con una expresión que lucía más fingida que nada. Sin embargo, tenía que admitir que había algo encantador en su esfuerzo. Era más de lo que él mismo podría haber hecho si Harry se presentara en su puerta con un ex-amante a su lado, esperando que sonriera y lo soportara.
 
Louis frunció el ceño. ¿Qué estaba pensando? Por supuesto que reaccionaría bien. Apenas y conocía a este chico. Esperaba que por el bien de Harry, él hubiera tenido uno o dos amantes, o cualquier omega que contrajera, estaría forzado a enseñarle todo. ¿Y quién demonios querría hacer eso? Por otra parte, la idea de que Harry hubiera estado con otra persona, aguijoneaba su interior.
 
«Si él opta por un sustituto, lo cual realmente debería hacer, entonces estará con otra persona para siempre. Resígnate ahora».
 
—¿Les ayudaste con sus abrigos, amor? —dijo Rafael Styles desde la puerta de lo que parecía ser una sala bien equipada. Emergió luciendo un traje a cuadros de colores otoñales, sosteniendo en la mano un vaso con líquido color ámbar y hielo. Era alto, casi tanto como Harry, y delgado.
 
—Sí —dijo Harry, devorando con sus ojos a Louis y respirando bruscamente. Louis se preguntó qué es lo que le vio, lo que fuera, parecía gustarle—. Y estábamos por ir con ustedes a la sala.
 
Rafael dio un paso adelante y estrechó la mano de Louis con gusto. Se dio cuenta de que Rafael  no parecía estar a la moda como los demás omegas que llevaban un broche circular en el cuello. En su experiencia, evitar los accesorios de sumisión denotaba una mente más independiente. Y así como así, y definitivamente en contra de su voluntad, un grano de esperanza se arraigó en su corazón.
 
—Hola, Louis. —Rafael sonrió cálidamente—. Estoy contento de que vinieras e incluso más feliz de que tus amigos vinieran contigo. Esperamos poder conocerlos bien a todos ustedes.
 
Tal vez después de todo, los padres de Harry no lo presionarían para que escogiera un sustituto. Parecía una elección poco probable, incluso costosa, ¿pero de qué otra manera podría explicar la calidez en los ojos de Rafael y su sincera ratificación?
 
—Vengan, continuaremos con las presentaciones en la sala con Desmond. También está ansioso por conocerlos. —Esta última parte sonaba menos honesta, y los nervios de Louis se tensaron de nuevo.
 
Y como si sintiera que Louis lo necesitaba, Harry se le acercó, sin tocarlo, sólo poniéndose cerca.
 
Entonces dijo en voz baja: —En serio están felices de que estés aquí. Ambos lo están.  —Sonrió y el corazón de Louis, por falta de una mejor descripción, se le estrujó. Asombrado por su propia reacción ridícula al ver un conjunto de dientes—. Y yo también estoy muy contento de que estés aquí — continuó Harry—. Te ves increíble.
 
Louis se desesperó cuando ese núcleo vicioso de esperanza, floreció. Dios Lobo, su torpe pero adorable bebé alfa, era simplemente demasiado delicioso para describirlo. —Tú también.
 
Los ojos de Harry se agrandaron y pareció brillar, perdiendo la calma por completo. Louis rió. —Caray. Había olvidado lo encantador y joven que eres.
 
—Soy lo suficientemente mayor para ti. Ya no te preocupes por eso.
 
Louis inclinó la cabeza. Había habido un mandato en ese tono, algo que sintió en el estómago y rodillas, algo que lo hizo temblar por dentro.
 
—Bien, bien —murmuró fascinado, pero eso fue lo único que tuvo tiempo de decir, ya que entraron en la sala y todos se quedaron en silencio.
 
Desmond Styles estaba junto a la chimenea, con los brazos cruzados detrás de su espalda y el pecho hinchado como el rey del castillo. Lo cual Louis suponía que de cierto modo era así. Casi esperaba que el hombre alzara la barbilla y dijera: “Arrodíllense frente a mí”.
 
En su lugar, Desmond les dio a todos un vistazo, relajó sus brazos y les mostró una hermosa sonrisa. Era la brillante sonrisa de Harry en una cara distinta.
 
—Bienvenidos —dijo Desmond, caminando hacia delante con la mano extendida. Tomó la mano de Louis y la estrechó intensamente—. Es bueno que ya estén todos aquí. ¿Puedo ofrecerles algo de tomar?
 
—Sí, Dios Lobo. —Alex echó su largo cabello hacia atrás y le dirigió a Oliv una sonrisa divertida—. Tomaré mucho de lo que sea que tengas.
 
Rafael rió y Desmond hizo lo mismo. Harry se acercó más a Louis, respirando profundamente, olfateándolo con notoriedad, aunque tratando de ser sutil al respecto. Su estómago tuvo otro vuelco y otro embarazoso desliz humedeció su orificio. Se removió, y Harry soltó un suave jadeo. El cuello de Louis ardía.
 
—¡Sí! ¿Por qué no ahogar esta tensión en licor? —dijo Desmond, sonriendo—. Todos se sentirán más a gusto después de beber uno o dos tragos. Tú no, Harry.
 
Harry se estremeció por ser señalado como demasiado joven o demasiado descontrolado para beber. Louis sintió simpatía por él. No era justo para el pobre chico, que sus edades fueran tan diferentes que no pudieran simplemente emparejarse de forma rápida y ordenada, y darle un alivio a las urgencias de sus cuerpos.
 
—El alcohol anula los efectos del tranquilizante alfa —susurró Louis.
 
Harry asintió, pero no cruzó su mirada con la de él.
 
—Primero presentémonos. —Rafael tomó un sorbo de su copa copeteada, obviamente nervioso a pesar de su cálido saludo.
 
—Por supuesto —dijo Desmond mientras se acercaba a la barra y a las filas de brillantes copas de cristal y decantadores de licor.

🅲🅴🅻🅾 🅻🅴🅽🆃🅾 - Adaptacion LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora