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Desde el día que nos pusimos a estudiarnos la cultura del continente americano, más específicamente el área latinoamericana, tanto TaeHyung como yo quedamos atraídos como imanes a la susodicha, y por ello las clases de salsa nos habían venido como anillo al dedo al punto de que los profesores llegaron a asombrarse con la naturalidad de nuestros pasos y bromeaban diciendo que habíamos cambiado de nacionalidad

Ojalá, pensaba yo.

También a partir de esos momentos, en cada clase y cada sesión de estudio, TaeHyung me salía con unos ánimos increíbles.

-¡Mueve ese culo, Jeon, y prepara tus pasos!¡Tenemos que arrasar en esa fiesta!¡Ah! Y también debemos irnos de compras ¡No podemos ir allí vestidos como los aburridos coreanos que somos!

Y de ahí en adelante más cosas por el estilo.

Por supuesto, yo sólo me tiraba arriba de él para aplastarlo y que dejara de hablar al quedarse sin aire, pues me hartaba la poca paciencia que tenía con esos comentarios como si yo fuera un vago y no hiciera nada, cosa que era todo lo contrario. Pero bueno...al final se lo dejaba pasar porque lo quiero.

Todos esos días de clases particulares de salsa fueron literalmente a escondidas. Me había justificado con que TaeHyung era un bruto de mierda y pasaría mucho más tiempo en su casa de lo usual ya que me pidieron ser su tutor, y como la familia de mi amigo también nada en dinero, fue fácil que me dejaran continuar mi amistad con él a pesar de que su familia no tenía las mismas costumbres, por lo que mi justificación estaba más que aprobada por ellos y libre de sospechas.

Con esa misma excusa había pedido quedarme en casa de TaeHyung de viernes a sábado pues supuestamente queríamos hacer una especie de pijamada luego de tanto estudiar. Me dejaron ir, pero me alertaron que más me valía mantener la polla dentro de mis pantalones.

No fueron literalmente las palabras de mi madre, pues ella su "elegancia" no la pierde ni en la cama (según fuertes declaraciones de mi padre borracho), pero fue lo que quizo decir.

¡Tenían miedo de que fuera gay!¡Y que me emparejara con TaeHyung!

Si la realidad era como mi mente lo imaginaba, aquello simplemente era asqueroso.

Que quiera mucho a TaeHyung no significa que vaya a partirle el culo.

Como sea, aquel día simplemente dejé pasar el comentario y en cuanto llegué a la mansión Kim, los padres de mi amigo me entraron con rapidez, empujándome, literalmente, escaleras arriba.

-¡Corre, muchacho!¡Corre!-me decía el señor JaeMin.

-¡Tu chica ha llamado a Tae y le ha dicho que han adelantado la fiesta un par de horas, así que deben apurarse para no llegar tarde!-le siguió la señora JiAh.

Yo sólo atiné a asentir, y apenas llegamos a la habitación de mi amigo (cuya puerta estaba abierta y el interior parecía un maldito infierno de ropa y zapatos regados por todas partes), este apareció de no-sé-dónde y me lanzó una camisa con estampado de flores de colores tropicales...y luego un pantalón negro.

-¡Mueve ese culo, Jeon!-ya empezaba a molestarme la frasecita-¡Vamos a llegar tarde y nos perderemos la mejor parte si no nos apuramos!

Sin más remedio, me uní a la locura de los Kim y en menos de diez minutos ya estábamos montados en el auto y yendo en dirección a la bendita fiesta.

Habíamos querido vestirnos parecido por petición del propio TaeHyung (que es un fanático a todas esas mierdas), así que de acuerdo al casual, latino y elegante estilo que Kiara le había descrito como sugerencia para nuestra vestimenta, ambos portábamos zapatos negros de vestir; mis pantalones eran rasgados en la zona de las rodillas y los suyos eran beige con un cinturón blanco; mi camisa blanca (muy parecida a una de vestir formal) con estampado, tenía múltiples colores regados por todo lo largo y ancho de la tela, y al ser de mangas largas, la recogí hasta mis codos, mientras Tae llevaba una simple camisa de mangas cortas de franjas de cebra blancas y negras; y por último, ambos nos dividimos el cabello y lo peinamos de esa manera, mas sólo él llevaba una bandana de los colores de su camisa en la zona más alta de su frente y, para rematar, lentes de cristales amarillentos. También estaba la joyería, que si bien yo me había conformado con un par de anillos, una manilla en una mano y un reloj en la otra, él tenía las muñecas llenas de pulsitos finos de hilo y los dedos llenos de anillos.

ͲᎡᎪᏆᎠϴᎡ᯾ᎫᎬϴΝ ᎫႮΝᏀ ᏦϴϴᏦ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora