ϴᏟᎻϴ

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Cuando habíamos planificado nuestra escapada a nuestra casa vacacional, Kiara y yo quisimos invitar a TaeHyung y SoRa, aprovechando que nuestro amigo esta vez sí que había caído de verdad por alguien.

¡Al fin, carajo! Porque no soportaba tenerlo de picaflor acostándose con la mayoría de mis trabajadoras y que me viera en la necesidad de trasladarlas de hotel.

Puto aprovechado de mierda.

Pero bueno...volviendo a ese día.

Mi amigo, el loco de la moda, me había comentado que había visto parte del tatuaje de SoRa, que era a juego con el resto de las chicas (el cual se suponía era una sorpresa), pero lo que él no sabía era que yo simplemente actuaba como el impresionado, porque yo llevaba viendo todo el proceso del tatuaje hasta el final, pues mi Kiara me enviaba fotos, y cuando se reunía conmigo no podía aguantar más la emoción de mostrarme.

Soy un hombre privilegiado ¿Qué puedo hacerle a eso?

La cuestión es que, cuando Kiara y SoRa nos despertaron a ruidos de golpes de olla aquella mañana, que nos mostraron de forma muuucho más detallada sus tatuajes ya completamente sanos, yo simplemente me limité a fingir, al igual que mi rubia loca, que no sabía nada del asunto.

Por eso, cuando TaeHyung y yo pactamos vernos en la playa al mediodía pues considerábamos más importante hacerle saber a nuestras chicas lo hermosas que lucían, Kiara y yo nos matábamos de la risa, no sólo por la chispa de maldad que nos invadía al estarlos engañando a todos, sino también por la reacción de TaeHyung y su relación con SoRa.

Aún con mi mujer en brazos y sin tomarme la molestia siquiera de cerrar la puerta, nos lancé a la cama, haciéndola chillar para luego explotar en risas ante las cosquillas que comencé a hacerle en el abdomen con mi boca.

Me gusta mimarla como si fuera una niña, aunque seamos ya un par de viejos casi decrépitos.

Nadie puede juzgarme por amarla tanto.

-¡Yah!¡Detente!¡Me voy a mear de tanto reír!

Me detuve inmediatamente sólo para mirarla con mi mejor mueca burlona.

-Pero qué delicada flor eres. Ni una reina tiene tantos modales como tú.

Chasqueó su lengua y pellizcó mis mejillas, haciéndome reír para luego atraerme y hacerme recostar la cabeza en su pecho.

-No eres el indicado para hablar, gorilita. Delante de SoRa te mides, pero sigues siendo el mismo troglodita de siempre.

-Es que eres mi lugar seguro y sé que contigo puedo ser todo lo salvaje que quiera porque me seguirás amando aún así...a diferencia de muchos allá afuera. Ni TaeHyung me soporta tanto.

Ella sólo rió y negó con la cabeza, acariciando mi cabello. Mis manos se afianzaron más a su cintura, repartiendo suaves caricias.

Estábamos sumidos en una burbuja de amor muy bonita...hasta que, como siempre, tenía TaeHyung que cagarla.

El muy cabrón no pudo controlarse, ni controlar a SoRa( según excusas del muy cabrón), y sus gemidos se estaban escuchando hasta en nuestro cuarto que estaba un piso más arriba.

Mi esmeralda y yo compartimos una mirada, y luego nos echamos a reír de nuevo.

-Esto nos pasa porque dejaste la puerta abierta, gorila.

-Tsk. Patrañas-dramaticé-. Todo es culpa del idiota que tenemos por amigo, que está matando en ese cuarto a la pobre SoRa y por eso grita tanto.

Seguimos riéndonos, incluso aumentaban nuestras carcajadas cuando los sonidos ajenos a nosotros se agudizaban o variaban.

Realmente era una escena muy cómica porque nos resultaba sumamente incómoda.

-Bueno...parece que no van a parar-suspiró mi chica, levantándose para cerrar la puerta, aunque eso no fue por mucho pues, a mitad de camino, la alcancé y acorralé contra la pared más cercana.

-¿No te gustaría unírteles?-alcé y bajé ambas cejas, provocando de nueva cuenta su hermosa risa-. Ya sabes eso que dicen...si no puedes contra tu enemigo, únete a él-ahora nuestras narices rozaban-, más si se trata de una mujer tan hermosa como tú.

Con sus manos en mis hombros, soltó una baja risilla.

-Pero ya no nos quedan condones, amor. Y ya sabes que dejé las pastillas hace tiempo porque me descompensaron los ciclos, y las vacunas no me gustan, y los aparatos...

-Entonces ¿no crees que va siendo hora de que abramos la fábrica?

Mi interrupción causó su total silencio, y sus brillosos ojos verdes me miraban con sorpresa la cual terminaba de manifestarse con la fuerza con la que me había apretado.

Llevaba pensando aquellas palabras por un buen tiempo, y me pareció buena ocasión para soltarlas.

-Llevamos juntos lo suficiente como para saber que somos uno del otro, y que no existe un fin para lo nuestro, esmeralda-el tema era serio, y aunque sonreía, ella sabía que mis palabras eran genuinas-. Ya estamos bien grandes y en una buena edad ¿no crees que sea buena idea ampliar nuestra familia? Sé que podemos tardar por los problemas con tus ciclos, pero...

-Más te vale no ser tan salvaje como padre, Jeon JungKook.

Su ladina sonrisa, coqueta como ella, me contagió, dándome su afirmativa respuesta, y me reafirmé todo suyo cuando sus manos me empujaron con suavidad, sin apartar esos hermosos luceros que de repente se tornaban color esmeralda, hasta dejarme caer sentado sobre la cama, como un buen perrito que obedece a su dueña.

¡Ah! En serio lucía malditamente seductora con aquella mirada y esa sonrisa tan coqueta; y lo fue aún más cuando abarcó de piernas abiertas todo el espacio sobre mis muslos.

-No quiero más de tres hijos, así que apunta bien, gorilita.

Tomando su cintura, me eché a reír a su par, robándole después un beso tan feroz que nos dejó sin aire por unos segundos.

-¿Crees que debamos cobrarle a TaeHyung y SoRa con la misma moneda?

Su respuesta fue dada con el asentimiento de su cabeza y la pequeña risita que soltó.

Entonces, la ropa comenzó a volar por los aires, y procedimos ambos a sacar nuestros lados más salvajes, no sólo para joder a nuestros compañeros de casa, sino también para celebrar el nuevo paso que estábamos dando a partir de entonces.

¿A quién le importaba si la puerta estaba abierta?

¡Jeon Kiara y Jeon JungKook querían ser padres!

Nada importaba más que eso en ese momento.

ͲᎡᎪᏆᎠϴᎡ᯾ᎫᎬϴΝ ᎫႮΝᏀ ᏦϴϴᏦ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora