Akane pide un deseo

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Disclamer: Como ya sabéis, porque lo digo siempre, los personajes, parte de la trama y demás no me pertenecen a mí, sino a la gran sensei Rumiko Takahashi. Escribo sin ánimo de lucro, solo para divertirme.

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Nota: Navidad es Ranma 1/2 y Ranma 1/2 es navidad para mí, jeje, así que aquí os traigo el fanfic navideño que escribí el año pasado. Es un fic de cinco capítulos que iré publicando cada día hasta Nochebuena. ¡Espero que os guste!

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Akane pide un deseo

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—¿No te gustaría pedir un deseo?

Akane Tendo sintió un latigazo en la mitad de su espalda. Fue como un pellizco en un lugar muy concreto de su columna y eso fue lo que hizo que se volviera. Tras ella había un chico sonriente, solo unos pocos centímetros más alto, con una cara redonda de la que parecían descolgarse unos cachetes abundantes en piel y bronceados de manera artificial; exhibía una sonrisa exagerada que dejaba a la vista demasiado de sus encías.

Parpadeó para no mirar fijamente ninguno de estos detalles tragando saliva antes de hablar.

—¿Cómo has dicho?

El chico, que llevaba el mismo uniforme que el resto de trabajadores de aquel "centro comercial" que habían improvisado en el centro de Nerima por razón de las fiestas navideñas, no dejó de sonreír cuando señaló con su mano, también rolliza, un pequeño pabellón de cristal que habían levantado al fondo de la calle.

—Es el Bosque de los Deseos de Navidad —le explicó. Llevaba unas pulseras de cuerda de distintos colores atadas en su muñeca y Akane se fijó en eso, y no en lo que le señalaba, porque recordaba haber jugado con sus amigas a fabricar pulseras como esas cuando era pequeña. Era curioso ver que un chico (adulto) las llevara—. El ayuntamiento de Nerima lo ha inaugurado este año y ha traído árboles de verdad.

>>. Talados especialmente para el Bosque de los Deseos.

Menudo desperdicio pensó ella.

—¿Y qué se supone que hay que hacer? —preguntó, no obstante.

—Lo primero es conseguir una tarjeta para escribir tu deseo —Del interior del uniforme el chico se sacó una tarjeta con forma de bola de navidad. Era roja y dorada y se abría por la mitad para poder escribir en ella. Se la puso en la mano antes de que Akane pudiera reaccionar—. Aquí tienes, guapa —Le soltó y ella entrecerró los ojos—. Escribes lo que más deseas para esta navidad y después, vas al bosque y cuelgas tu deseo de la rama de uno de los abetos mágicos.

>>. Y si la tarjeta se sostiene, tu deseo se cumplirá.

—¿Ah, sí? —Akane examinó el trozo de papel con una mueca incrédula. No es que no creyera en la magia (¿cómo no hacerlo a esas alturas?), sin embargo había aprendido a reconocerla cuando esta era real y, por desgracia, esa historia le parecía un poco tonta.

—Deberías darte prisa —la animó el chico, atreviéndose a rozarle la muñeca. Usó sus dedos en pinza para darle un toquecito, tanteando el terreno con vacilación aunque con claro descaro—. Solo estará abierto esta noche y después se cerrará para que la magia actué por Navidad.

El Deseo de AkaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora