Noveno acto

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—¡Ey! ¡Ey, Louis! —lo movió un poco —¡Louis Tomlinson!

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—¡Ey! ¡Ey, Louis! —lo movió un poco —¡Louis Tomlinson!

Harry frunció el ceño y ahogó un gruñido frustrado ante el tercer llamado que hacía a su muy irreverente y dormido asistente; Hunter, que se mantenía con las manos en el volante, le dio una mirada divertida a través del espejo retrovisor, lo que solo provocó más cinismo en el gesto cansado del actor. Sin embargo, su mueca pronto demudó a una sonrisa que se formó reticente en sus labios teñida de burlona ternura cuando el castaño, girando sobre su eje – tanto como los asientos se lo permitían – resultó con la cabeza sobre su hombro y un adorable puchero entre los labios.

El actor se dedicó a observarlo, con algo que iba entre la fascinación y el cariño, notando cómo los débiles rayos de la luna le daban un aire casi etéreo a las facciones, que comúnmente estaban arrugadas en concentración, pero en ese instante lucían relajadas y apacibles. Un sentimiento extraño se hizo paso en su pecho al notar el cansancio dibujado en las líneas de sus ojos y el tierno mohín que hacía por no querer despertar.

Louis en ese instante parecía alguna criatura de mitológica belleza, que en medio de su luz reposaba con una daga escondida en la mano, tan hermoso como letal.

—Iré a apoyar con el traslado de maletas, señor. —Hunter habló diligente antes de salir de la camioneta con movimiento precisos y fluidos, dejando a los dos hombres en un silencio calmo que se extendió por largos minutos.

Si el hijo dorado de Hollywood sentía la espalda partírsele en dos por la incómoda posición o el ansia por una ducha caliente y una cama mullida, no hizo gesto alguno que lo delatara pues se recostó sereno en su asiento y alternando la mirada entre el joven dormido a su lado y la noche iluminada por estrellas, esperó paciente.

Alrededor de cuarenta minutos después, Louis finalmente empezó a removerse sobre su sitio hasta que abrió los ojos aturdido, mirando a su alrededor con un parpadeo lento.

—Bienvenido de nuevo al mundo de los vivos. —Harry lo saludó, con la burla goteando de su voz pero un gesto cargado de ternura en el rostro.

Louis le frunció el ceño un segundo antes de mostrarle una sonrisa tirante y erguirse avergonzado.

Hate you, love me [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora