Dieci

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Harry.

Hace poco más de dos meses que Draco se había ido, sí, se suponía que sólo iba a ser un mes. El gerente del hotel le informó que para que puedan darle una buena liquidación tenía que trabajar a lo menos tres meses, entonces es lo que él estaba haciendo, la verdad no nos vendría mal un poco más de dinero con la llegada del bebé.

Voy bien con el embarazo, aun no tengo un bulto en el vientre, me dijo el doctor que todavía era muy pronto. Con tres meses de embarazo sólo me he hecho dos ultrasonidos, los cuales les he mandado a mi novio por mensajes. Al principio hablábamos todos los días, después de casi un mes las llamas y mensajes dejaron de ser frecuentes, si hablábamos dos veces por semana, cinco minutos, era mucho, él decía que tenía mucho trabajo.

Entre esas pocas llamadas, Draco me dijo que se sentía como en la universidad, le asignaron un compañero de cuarto, me comentó que tenían buena relación y comunicación, también había dicho que no debía preocuparme de nada, que yo era mil veces mejor que su nuevo amigo.

Me lo describió: ojos marrones, cabello rubio, tes pálidas y medía poco menos que Draco, no me lo negó, dijo que le pareció atractivo, pero no al grado de compararlo conmigo y ser mejor que yo.

Yo en el trabajo me sentía bien, la directora me cambió de puesto, me asignó a los niños de preescolar III, los que este año salían. Según ella yo necesitaba más cuidado y menos esfuerzos, antes estaba con los niños de maternal II, que eran de entre 2-3 años.

Suspiré y me acomodé mejor en el sillón, si Blaise no llegaba en menos de un segundo iba a morir de hambre. El timbré sonó tres segundos después y suerte que no había muerto. Con mucho esfuerzo me paré para poder abrirle a mi amigo.

—Hola, Blaise.

—¿Qué tal, Harry? —sonrió entrando, puso las bolsas con trastes que contenían la comida—, traje lo que me pediste: Hamburguesa especial, con refresco de sabor manzana con gas.

—Gracias, Blaise, eres como un ángel —cerré mis ojos y dramaticé, el sólo rio.

Puse la película que habíamos quedado en ver, lo notaba extraño, el tenedor con el que estaba comiendo su pasta ya se le había caído por lo menos cuatro veces, me comenzaba a desesperar así que decidí preguntarle:

—Hey, Blaise ¿Qué está mal? —le pregunté, con las cejas juntas.

—¿Qué? ¿Por qué algo tendría que estar mal? —respondió torpemente, haciendo caer de nueva cuenta su cubierto en mi sofá.

—Estás nervioso, lo noto, sabes que puedes decirme lo que sea, pero si...

—Es Ron... —me interrumpió, dejó el recipiente de su comida casi lleno en la mesa frente a él. Cubrió su rostro con sus manos y dio un suspiro cansino.

—Oh, ¿Qué está mal con él?

Todos sabíamos de los encuentros que tenían ellos dos. Yo era el único que sabía el secreto de Blaise... estaba enamorado de Ron, se había dado cuenta cuando ya era muy tarde, él tenía su beca en Estados Unidos y estaba a una semana de irse. La misma noche que terminaron lo que sea que hayan tenido, Blaise vino llorando a mi casa contándome todo lo que sentía por mi amigo de ojos azules.

—Él... Creo que... Está em-embarazado —soltó sin más.

—¿De ti?

Asintió levemente, restregando sus manos por el rostro.

—Y... ¿Cuándo paso eso? —abrí los ojos, aún me estaba entrando la idea— Eso es ¿bueno o malo?

—No tengo idea, Harry. Para mi puede ser muy bueno, pero puede que él piense otra cosa. Ayer se hizo un par de pruebas y salieron positivas... No sé qué hacer, yo haría todo por qué Ron y el bebé estén bien —sus labios temblaban, muy pronto lloraría.

Babies for Harry's [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora