Babies for Harry's [Drarry]

Diciassette

—Draco, quiero fumar.

El ojiplata, quien revisaba unas cuantas recetas en internet, volteó a ver a Harry, incrédulo ¿había escuchado bien?

—¿Qué? Sabes que no puedes.

—Ya sé, pero en verdad quiero y uno no creo que me haga daño.

—Harry, no. Falta poco para que los niños nazcan, después de eso podrás fumar. Correrían mucho riesgo los tres. Definitivamente no.

Harry jugaba con sus deditos, nervioso y temblando, más bien; llorando. Llevó sus manos a su rostro y soltó un sonoro sollozo.

—¿Soy un mal padre? —preguntó, sorbiéndose la nariz.

Tenía las mejillas rosadas y húmedas. Draco quería tomarle una foto en ese justo momento, era una muy tierna imagen, pero no se mostraría grosero, Harry pensaría que lo haría para burlarse de él.

—Oh, cariño.

Draco se cambió de lugar, sentándose a un lado del menor, dándole un gran y cálido abrazo, de esos que tanto le gustaban.

—Claro que no eres mal padre, nunca pienses eso, eres uno muy bueno y aún no nacen los bebés —besó su frente.

—¿Me lo p-prometes? —se sorbió una vez más la nariz.

Draco asintió, secándole las lágrimas con la palma de sus manos, tomo su delicado rostro entre ellas y lo miró detenidamente.

Era precioso, la carita rojita, los ojos verdes esmeraldas brillantes con un destello de tristeza y culpabilidad, el pequeño puchero formando en sus delgados labios, su cabello cayéndole por la frente delicadamente, simplemente precioso.

—Eres muy bonito, bebé —dijo mirándolo con dulzura.

No espera esa reacción por parte de Harry, él se abrazó de Draco y lloró en su pecho ¿acaso había dicho algo mal?

—¿Q-qué pasa? ¿Dije algo mal?

Harry negó con la cabeza, se retiró de su pecho y lo miró, sonriéndole.

—Para nada, al contrario, es que... Me gusta cuando me dices eso, eres muy tierno, Draco. Gracias. —bajó la mirada a su vientre.

—Bueno... Entonces, eres precioso, divino, muy hermoso, me gustan tus ojitos, deberías verlos seguro te enamorarías de ellos tanto como yo. Tus labios son finos, pero no dejan de ser increíbles. Me gusta tu cabello suave y como huele, me gusta mucho cuando te ríes y tapas tu linda boquita. Tu nariz es la cosa más bonita que hay —se acercó a él, dándole un beso esquimal.

Harry no podía más con el sonrojo de sus mejillas, sentía que la cara se le quemaba con cada palabra que Draco decía.

—Basta, estás matándome —rio nerviosamente, tapando su boca por pena.

—Por lo menos morirías sabiendo que tan enamorado estoy de ti, bebé —acortó la distancia que los separaba y lo beso lenta, dulce y suavemente en los labios, sintiendo el sabor de éstos.

—Dray, cuando fui con Ronnie a ver las cosas de bebés habían unas cunas ahí, eran blancas, creo que de madera o algo parecido, cada una tenía un cambiador y apartados para guardar cositas.

—¿Te gustaron? Si quieres podemos ir el sábado.

—¿De verdad? —Draco asintió— ¡sí! Son muy lindas, a ti también te gustaran.

—Por mi está bien. Por cierto, ¿Cuándo sales de licencia*?

Harry alzó la mirada, pensativo, contando con sus deditos.