Undici

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El almuerzo con los chicos no estaba siendo para nada agradable, se sentía la tensión entre Harry y Zac, el chico de cabello platino aun no entendía por qué su novio sentía tantos celos del rubio. Él se iría en una corta semana, después de eso volverían a ser Draco y Harry, claro más él pequeño creciendo dentro de su amando novio.

Todos comían concentrados, con la vista en sus platos sin decir una palabra, el único sonido proveniente de la mesa era el de los cubiertos al chocar con los platos de porcelana.

—Y dime, Draco... ¿Cómo estuvo Londres? —preguntó Theo, para iniciar una conversación y tal vez así, eliminar la tensión casi palpable.

—Agradable —sonrió—, pero no volvería a ir, a menos que vaya Harry.

—Oh, bueno, entonces ¿Dices que Zac trabajaba en la misma área que tú? —siguió cuestionando a la vez que cortaba un pedazo de su carne marinada y se la llevaba a la boca.

Harry rodó los ojos al escuchar tal nombre, para todos estaba claro de que aquel muchacho no era para nada de su agrado.

—Sí, prácticamente yo era su jefe —se burló Zac y rio.

—¡No digas eso! Se supone que nadie debería saberlo —negó riendo el ojigris. Draco en verdad se divertía hablando con su amigo nuevo.

El pequeño azabache suspiró sonoramente llamando la atención del rizado.

—¿Pasa algo, amor? ¿Te sientes mal? —Draco se volteó a verlo con cierta preocupación, el menor negó con una pequeña sonrisa. El más alto se acercó a su cara y beso su mejilla castamente repetidas veces, causando en Harry una risilla infantil— Termina de comer, quiero ir a casa a descansar —ordenó a su novio.

—Draco... —susurró Harry cerca de su oído, el nombrado volteó levemente y alzó las cejas, dándole a entender que tenía toda su atención— El jueves tengo una cita con el doctor, quería saber si ¿quieres venir conmigo?

A Draco se le iluminó la cara, claro que quería ir, de ahora en adelante no se perdería ni una sola oportunidad de ver a su bebé.

—Claro que sí, amor —asentía y sonreía efusivamente, su alegría era notoria.

Harry pico uno de sus hoyuelos con su dedito y rio.

—Perfecto.

Se reacomodó en su asiento para seguir comiendo. Se sentía feliz, seguro y tranquilo de tener a Draco ahí a su lado, le gustaba su presencia, le hacía sentir cálido por más que estuviera lejos. Con el simple hecho de saber que su novio estaba en la misma habitación que él lo ponía alegre y de buen humor.

Harry suspiró, comiendo y pensando en su bebé, ya quería saber si sería niño o niña, quería tener su pancita abultada y que Draco lo mimara todo el tiempo sin chistar, el menor estaba muy seguro de que el más alto lo haría con gusto.

Blaise fue el primero en terminar su almuerzo, dejó el dinero necesario para pagar y dar un poco de propina y sin más, salió del establecimiento dejando a cuatro chicos confundidos y uno triste y cabizbajo. Decidieron no darle importancia, y tampoco es que lo vayan a dejar pasar, pero esperarían a que él diga cuál es su preocupación.

Preocupación la cual sólo Harry estaba enterado.

—Bien, nos vamos, adiós —se despidieron todos parándose ya pagando la cuenta, dejando una jugosa propina para el mesero.

Draco manejó nuevamente, esta vez se dirigió a la casa del azabache. En ese mismo instante recordó que no contaba con muchas cosas ahí, pronto se iba a ver obligado de pasar unas cuantas cosas hasta ahí.

—¿Cómo se conocieron? —Zac sentando en la parte trasera del auto, preguntó.

El de orbes esmeraldas recordando la loca noche que conoció a Draco, sonrió.

—En la comisaría —contestó Harry, sereno.

—Inusual, loco —rio—. ¿Cuánto llevan saliendo? Draco me ha comentado que no mucho.

—Estamos yendo por los cuatro meses, algo así —Draco asintió con la cabeza, viendo por el espejo retrovisor a Zac y sonriéndole.

—No es tan poco, cuatro meses es muy bueno —le devolvió la sonrisa a Draco— ¿Cómo vas con tu embarazo, Han?

—Harry —corrigió—. Hasta, ahora bien, no he tenido molestias.

—Asombroso... —no volvió a hablar en todo el camino, Harry pareció agradecido con eso.

No es que odiaran a Zac, pero había algo que no le hacía confiar del todo en él. Harry no era una persona prejuiciosa, claro que no, sólo que sentía que algo iba mal con el amigo de Draco. No desconfiaba ni un poco Draco, de Zacharias sí.

El menor suspiró relajado, se sentía bien llegar a casa. Draco le mostró al inquilino la habitación que ocuparía el tiempo que tardaría ahí, dijo que era agradable y mejor de lo que esperaba.

Al entrar al cuarto que -ahora- compartía con Harry, escucho el sonido de la regadera prendida. Su novio de estaba dando una ducha, y él como buen ciudadano que ahorra agua, se unió a él. Quitó su ropa completamente sin hacer mucho ruido, corrió la cortina de baño azul con franjas verdes y entró.

Puso los brazos alrededor de las caderas de Harry, quien primero se vio asustado, después de darse cuenta quien era se relajó y apoyó su cabeza con cabellera azabache en el hombro del otro.

Draco acariciaba el vientre de Harry, besando a lo largo de su cuello y hombro, no era nada sexual, sólo aprovechaba y disfrutaba ese momento acompañado de la persona que más quería.

—Ya quiero verte con tu pancita —dijo bajito Draco en el oído de Harry, haciéndolo sonreír.

—¿Seguro? Estás a tiempo de arrepentirte —bromeó el de orbes esmeraldas, volteándose para quedar cara a cara con el platinado.

—Sabes que jamás haría eso —comentó, regalándole a su novio en tierno beso esquimal. Besó sus labios pausadamente, acariciando a lo largo de su espalda hasta su trasero.

Le gustaba sentir cerca a Harry, demasiado cerca, a decir verdad. Tenerlo entre sus brazos, suspirando por los cálidos besos y abrazos que le brindaba a su pequeño.

—Es hora de salir, no queremos que te enfermes, cariño —estiró la mano, alcanzando la llave y la cerró. Buscó unas toallas blancas en los cajones debajo del lavamanos y envolvió en ellas a Harry como si de un recién nacido se tratase, él se enrolló una en la cadera y con mucho cuidado ayudó a Harry a salir para que no cayera.

—Eres muy dulce, Draco —dijo Harry una vez ya cambiado y acurrucado con su chico de ojos grises.

—Todo por mis bebés —besó los labios de Harry, suspirando por el dulce sabor a casa que tenían, cuanto lo había extrañado.

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Harry, dulce y caprichoso, me encanta.

Draco, tierno y cuidadoso, lo adoro. Aunque algo bruto.

<3

Babies for Harry's [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora