Tomó tu trasero y entierro mi cabeza en el, lo pruebo como si fuese la primera vez, y en medio de todo eso lloro porque me siento perdido.
Me duele y eso me convierte en un estúpido.
Un estúpido que sigue deseando tu cuerpo como si no hubiese un mañana.
Un estúpido que te sigue tomando aún sabiendo que tú no puedes hacer nada.
Me siento un aprovechado, perdido, abandonado en medio en de esta celda oscura.
Creo que me hablas, que susurras mi nombre y sonrió al saberlo.
Porque eso indica que no estas muerto.
Persigo tu voz, persigo la imagen de tu cuerpo al desnudo, y cuando siento que te puedo tomar, para besarte y llorar en tu pecho, tu imagen se la lleva el aire, te vas lejos del roce de mis manos.
Me traes a la realidad, donde tu cuerpo sigue en mi cama con mi cara enterrada en tu cuello, donde huelo el asqueroso olor de tu cabello mientras esté sigue creciendo, donde hago que tus manos me toquen como quise que tu hicieras.
Pero no estás.
Por ratos tampoco yo estoy.
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