Midoriya tiene muchos secretos.
Por ejemplo, aquella identificación falsa que usa cada viernes en la noche.
O también el hecho de que lo conocen en cada discoteca y bar de la ciudad.
También es un secreto a donde desaparece en los recesos.
Y es un m...
Los impulsos de Izuku se estaban haciendo cada vez más difíciles de ocultar. Al principio solo era salir de fiesta los fines de semana y beber mucho. Luego los cigarrillos.
¿Y ahora qué?
Piercings.
Pero vamos, le quedaban de maravilla y se sentía increíble.
¿El problema? Había comenzado a perforarse en lugares visibles.
Primero sus orejas, luego su ceja, su lengua y por último su labio.
¿Ya dije qué izuku tiene mala suerte?
Porque la tiene.
-¿Qué mierda es esa estupido Deku? - Dijo acercándose rápidamente para luego tomar con fuerza la cara de Izuku. - ¿Qué me estás ocultando? - Gritó enojado.
Cabe destacar que el peli verde no estaba de humor.
-Te importa una mierda- Todo el salón quedó en silencio. Eso era algo nuevo. Algo que nunca había pasado. Fue tanta la sorpresa que Bakugou quedó sin palabras.
Cuando por fin pudo mover su boca el solo...
-¡Muestrame de una maldita vez!- Y lo unico que consiguió fue ver la lengua del pecoso y una bolita de color plata reluciendo.
-¿Satisfecho Kacchan? - Se soltó con fuerza del agarre y dejó de prestarle atención.
¿Ese era Midoriya?
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Eran de concimiento general los cambios que Midoriya estaba atravesando. Yaoyorozu había notado un patrón en las salidas del pecoso - no había tocado ese tema con nadie-, además varios estudiantes habían notado aquel aroma a cigarrillo, pero, lo más notorio fueron aquellas perforaciones y su forma de actuar ante la presión de Bakugou.
Estaban preocupados, no sabían como proceder o si debían intervenir o no.
-¡Oh vamos! Dejen de estar así. Entiendo que estén preocupados, yo lo estoy pero deberíamos salir para despejarnos un poco. ¡Vamos de fiesta juntos he invitemos a Midoriya a pasar un rato! - Mina tenía grandes ideas a veces.
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- ¡Hey! Deku-kun, las chicas y yo estamos organizando una salida esta noche, ya sabes, beber y bailar un rato. ¿Qué dices? ¿Te sumas? - La castaña se encontraba en la puerta del pecoso, mirándolo a los ojos esperando alguna respuesta.
Luego de un rato de vacilación y pensar si realmente estaba bien o no ir accedió.
-¡Bien! Les diré a los demás. ¡Nos vemos! - y se fue dando pequeños saltitos.
