Midoriya tiene muchos secretos.
Por ejemplo, aquella identificación falsa que usa cada viernes en la noche.
O también el hecho de que lo conocen en cada discoteca y bar de la ciudad.
También es un secreto a donde desaparece en los recesos.
Y es un m...
La conversación de ambos jóvenes fluía, las palabras danzaban al son de sus pequeñas risas. Miradas risueñas y un vaso de alcohol, era la noche ideal para ambos, igual que todas las noches.
-¡Otro trago! - aquel grito vino acompañado de un empujón, en consecuencia, el trago del peli blanco fue derramado en su chaqueta favorita. Sus ojos ardieron en furia.
-¿Qué mierda te sucede? ¿Acaso tienes mierda en la cabeza? - gruñó. Izuku sabía que nada bueno vendría y no se perdería la diversión de media noche.
Estaba por gritarle unos cuantos insultos hasta que lo vio.
Unos cabellos rojos, en punta.
Kirishima...
Oh, no.
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Izuku estaba seguro de una cosa, jamás volvería a salir con ellos. Menos a hacer de niñera.
Tuvo que sacarlos a todos a arrastras, con ayuda de Mina y Sero. Casi no logran volver a los dormitorios.
Kirishima estuvo a punto de ser golpeado por su amigo. Tuvo suerte, pero tuvo que intervenir.
No los vetaron sólo porque es cliente frecuente.
Aún así, Izuku estaba especialmente molesto. Nadie había sido capaz de cuidar de si mismo y Kirishima.
Oh, Kirishima.
Sin duda, jamás volvería a salir con el.
En medio del alcohol, había tenido un fugaz mal recuerdo con alguien de cabello celeste pálido.
Recuerdo que todos habían vivido.
Izuku estaba consciente de aquello en el momento en que el pelirrojo comenzó a insultar y recordar a su amigo.
Lo vio en sus ojos.
Vio el odio y el temor.
Tuvo que intervenir antes de que pasara a más. No podía permitirlo.
