C A T O R C E.

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Mis manos temblaban, sentía mi respiración acelerada y mi cuerpo vibraba, era como si miles de abejas estuvieran tocándome, mandando escalofríos por toda mi columna, era algo casi adrenalínico. Miraba los números del ascensor de forma hiperactiva, observé cómo aquellos dígitos iban cambiando a uno mayor con el pasar de los segundos.

Piso número tres... había llegado.

Todo mi ser se encontraba tembloroso a más no poder, pero no por temor, más bien temblaban debido a la ansiedad y entusiasmo que sentía en este momento. Sabía que estaba haciendo algo riesgoso y peligroso, pero en esos momentos ya poco me importaba.
Las puertas del elevador se abrieron, dejándome ver un pasillo oscuro y algo sucio, mis ojos se entre cerraron con extrañeza, podía ver el polvo volar por el aire entre los mini destellos de luz... Demasiado oscuro y sucio como para ser una habitación de alta seguridad.

---Vaya, ¿y este hotel cinco estrellas? ---susurré con ironía, olía a agua estancada, el piso pareciera tener tierra incrustada, las paredes tenían manchas de sangre seca y marcas de manos en ellas. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, recordando aquel perturbador momento por el cual había pasado hace unos momentos.
Suspiré intentando regularizar mi respiración, este era mi momento, anhelaba conocer a aquel hombre extraño y perverso, mis sentidos estaban agudizados y una pequeña sonrisa de satisfacción se asomó en mi rostro.

Hoy la pongo. Sin duda hoy me haré valer como se debe.

Me daba palmaditas mentales, alentándome a continuar con mi acción, caminando a paso lento pero firme, permitiéndome marcar territorio a gusto. De verdad me sentía de cierto modo feliz, desde pequeño siempre quise ayudar, aún recuerdo entre mis borrosas memorias cuando intentaba resolver conflictos entre los niños del orfanato, no era muy bueno para hacer amigos, se me hacía difícil, pero siempre intentaba acercarme a ellos, darme de valor para lograr dejar un pequeño rayo de luz en sus entumecidos y rotos corazones, al igual que el mío.

Sonreí con cierta melancolía al recordar aquellos momentos, pero el tintineo del elevador que sonó a mis espaldas me hizo volver al mundo actual, de un momento a otro me puse en alerta al ver la puerta abriéndose lentamente, y con una rapidez de ferrari, comencé a correr de puntillas hasta el fondo del lugar, donde la luz ya no era más que una ilusión.

No lograba ver nada más que absoluta oscuridad. Mis manos comenzaban a sudar, Dios, si me atrapan estando aquí estoy completamente perdido, pues no es como si hubiera pedido permiso para estar por estos sectores. Comencé a tocar la pared, caminando y guiándome para ver si encontraba un hueco o algo para esconderme de la persona que se apróximaba. Una sospechosa pared metálica y fría sentí en mis palmas. Tragué grueso.

---Una puerta ----susurré tembloroso, el pánico comenzaba a invadirme de a poco, pues sentía a un hombre caminar en mi dirección. Debía ocultarme lo antes posible.

---¿Hola? ----se escuchó un eco----, ¿quién está ahí? ----preguntó una desconocida voz, me preguntaba entre mis pensamientos de quién se trataba, ¿un oficial de seguridad tal vez? Comencé a tocar la metálica puerta con desesperación y casi horror, buscando algún indicio que me permitiera abrirla y así ocultarme. Si me encontraban estaría completamente perdido.

Y despedido también.

----Bingo, encontré la manija.

Gracias al de arriba la puerta no rechinaba en su totalidad,  abrí esta con una lentitud que hasta a mí me hizo entrar en un ligero ataque de ansiedad, sólo la abrí un poco, lo suficiente para entrar en ella y cerrar con la misma lentitud de antes, quedando bien oculto.

Suspiré aliviado, sintiéndome más tranquilo mientras que una sonrisa llena de satisfacción se apoderaba de mi rostro, toqué mi frente por auto reflejo.

Disorders [SKZ ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora